Capítulo 2

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Me encontraba caminando por detrás de mi familia, debía de levantar la mirada y aparentar ser una noble, aunque nunca haya actuado como una a pesar de que era la hija de un conde. Al llegar al salón del baile donde se encontraba toda la nobleza, lo primero que debíamos hacer era buscar a sus majestades y saludarlos. 

Después de haberlos saludado todos nosotros cada uno debía irse hacia donde quisiera, pero mis hermanos me tenían algo preparado que yo ya sabía, por lo que mi hermana me agarró de la muñeca y me arrastró hacia donde se encontraba todas sus amigas, en ese grupo también estaban mis hermanos y sus amigos.

— Veis, os dije que la desastrosa iba venir. — Soltó Lysandra.

— Espero que sepas cuál es tu lugar niña tonta. — Dijo Alex mientras Merio reía, los amigos de mis hermanos reían y hacían comentarios mientras yo posaba mi mirada en el suelo.

Los nobles que pasaban por al lado no hacían nada para impedir aquello, simplemente se quedaban parados y opinaban, mis padres que estaban hablando con otros nobles veían la situación muy divertida.

La protagonista de esta novela se veía preocupada y quería parar aquello pero el protagonista masculino no le dejó, ella parecía molesta por no poder hacer nada para ayudarme. Sabía que esto pasaría pero solo debía aguantar un poco, solo un poco más.

— ¿Sabes? Creo que esto te quedaría mucho mejor. — De repente Lysandra me tiró una copa de vino a la cara, manchando de por medio el vestido y el suelo. Todos reían, parecían divertirse hasta que sonreí.

Empecé reírme, mis hermanos que hasta hace un momento se estaban riendo pararon de reír al verme a mi reír bastante fuerte. Todos empezaron a tomarme por loca.

— Niña tonta para ya de... — Interrumpí a Alex.

— Qué patéticos. Realmente la nobleza es tan patética que para sentirse bien con ellos mismos deben de hacer este tipo de actos. — dije mientras les sonreía de manera desdeñosa. — Realmente dais pena. — No llevaba el collar mágico por que dejé de utilizarlo hace años...

— ¡Tú te atreves a menospreciarnos! — Alex iba a pegarme pero de repente sonreí mientras chasqueaba los dedos. En ese momento Alex empezó a levitar y a quedar a tres metros del suelo. — ¡¿Qué ocurre?! — Este entró en pánico al levitar, todos los demás nobles lo veían con incredulidad al igual que la familia real.

— ¿Realmente pensabais que me quedaría quieta siempre? — Todos me vieron de repente mientras mostraba una sonrisa falsa, el vestido que llevaba puesto empezó a brillar y el vino que había sido tirado sobre mi había desaparecido, ahora solo estaba yo con un peinado diferente y con un vestido bastante más lujoso que el de cualquiera que se encontrara allí. 

— ¡¿Eres tú la que está haciendo esto?! — Merio estaba sorprendido. Lysandra estaba incrédula y no solo ella, sino nuestros padres también. Los nobles estaban todos parados, quietos... La familia real tenían la boca tan abierta por la sorpresa, pues al parecer había una maga en su salón de fiesta.

— Si, he sido yo. ¿Alguna queja? ¿O tú también quieres volar Merio? — Me crucé de brazos mientras este retrocedía. Pero... Siempre hay un pero, mi queridísima hermana Lysandra se acercó a mi sin miedo y nada, pretendía golpearme pero yo fui más rápida, la alejé con mi poder y seguido le tiré encima aceite de pescado que hice aparecer, esta se veía realmente cabreada al oler a pescado. — Lysandra, hay algo que debes de aprender... Nunca, pero nunca, molestes a una maga. — Hice algo de presión en el ambiente con un poco de mi poder, era como si un pequeño vendaval hubiera entrado al salón. En ese momento la familia real se acercó corriendo a mi por lo que dejé de utilizar mis poderes.

— ¿Cómo era su nombre señorita? — Dijo el rey algo nervioso.

— Es Ayla, majestad. — Dije mientras miraba de manera seria al rey de Altunyma.

— Señorita Ayla, ¿le gustaría unirse a nuestros caballeros? Pienso que su poder sería de bastante ayuda para nuestro reino. — Se le veía ansioso...

— ¿Por qué debería? ¿Acaso el reino ha hacho algo bueno por mi? — Al decir esto el rey y los demás miembros de la familia real junto con la nobleza se sorprendieron.

— Ayla compórtate. — Mi padre apareció por un lado junto con mi madrastra, los dos se veían igual de ansiosos que el rey.

— ¿Quién me va a mandar a callar, tú? Puede que seas mi padre biológico pero el echo de que te tengo asco... es un algo que no va a cambiar. — dije mientras me cruzaba de brazos.

— Para empezar, soy tu padre y segundo, ¿Cómo es que tienes poderes? — Su mirada se volvió seria de repente.

— Bueno, el hecho de que tenga poderes ha sido así desde que nací. ¿Y por qué? Bueno por que mi madre biológica era maga, aquella sirvienta que despreciabas y violaste, era maga... Si nunca dije esto era por que mi madre me lo pidió, pero se acabó. No volveré a ser intimidada ni utilizada nunca más. Y menos por gente como tú. — Su cara era de sorpresa, al igual que todos los que habían escuchado lo mismo, me di la vuelta y seguido me dispuse a irme pero el rey me detuvo de nuevo.

— Te daré mucho dinero si trabajas para mi señorita Ayla. — Dijo decidido.

— ¿Por qué querría su dinero cuando puedo crear montones con solo un chasquido? — Esto lo tomó por sorpresa.

— ¿Y si te casas con uno de mis hijos? — Este hombre era demasiado insistente.

— Lo siento pero no me interesan sus altezas. No son mi tipo... Veo que le entra urgencia mi poder, puedo destruir el imperio enemigo fácilmente por lo que me resultaría normal que estuviera usted así de insistente. Pero lo siento, como ya he dicho.. ¿Por qué haría algo por el reino que tan mal me ha tratado a mi y a mi madre? — Me di la vuelta y empecé a caminar a la salida más cercana la cual daba a uno de los jardines. Mientras, la nobleza que se encontraban en la sala estaban sorprendidos, tenía varios sentimientos dentro pues quien consiguiera tenerme tendrían mucho poder. Incluso mayor que el de la familia real...

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