Atrapada en sus pensamientos.

18 2 0
                                    

La noche está por comenzar y todas andan apresuradas y nerviosas, miro extrañadas a las Carmesí andar de un lado sin saber muy bien lo que hacen ¿Qué sucede? Ma baja las escaleras y a la mitad se detiene a penas me ve, suspira y continúa su descenso ¿Habré hecho algo malo? Dejo mi bolso sobre mi tocador y me quito la gabardina.

—¿No has revisado tu móvil? —su voz suena tan áspera.

Nerviosa reviso mi bolso y saco el móvil, tengo demasiadas llamadas perdidas y todas son de Ma, las Carmesí me miran temerosas.

—Lo lamento, olvide quitarle el silencio —respondo nerviosa

—Prepárate, tienes exactamente cinco minutos para ir al privado —siento como si me acabaran de golpear el estómago.

"¿Por qué debo de ir de nuevo?".

—Yo cometí un error, no volverá a ocurrir, pero por favor no me castigue de esa manera —Ma sonríe burlonamente

—¿Castigo? Estás siendo premiada, niña —la miro sin entender —Al parecer ayer dejaste una buena impresión y esa persona a decidido venir de nuevo y pagar por un privado contigo —las manos empiezan a sudarme.

"¿Él a vuelto por mí? Pero... Pero..."

—¿Por qué? —mi voz apenas y es audible

—Supongo que cierta mirada inocente, logro cautivarlo —se da media vuelta y verifica el vestuario "Pensé que después de ayer él y yo jamás volveríamos a encontrarnos, no hice nada magnífico como para que él se sintiera hechizado o cautivado, ni siquiera me vio bailar"... —No sé qué busca, pero sea lo que sea solo mantenlo feliz y hazle pasar una agradable noche —pone frente a mí un corto vestido negro.

Lo tomo con manos temblorosas y camino hasta el baño bajo las miradas curiosas de las Carmesí. "¿Qué parte de desapercibida no entendí? No debí ser tan amistosa, pero no pude evitar ser amigable, él tiene algo que me hace sentir como si flotara, me hace sentir tranquila, pero al mismo tiempo nerviosa ¡Ah! Que tonta fui".

Me pongo el vestido y noto que incluso es más corto de lo que creí, no soy tan pequeña y mis piernas son largas, así que este vestido me queda arriba del muslo, estoy casi segura de que, si me agacho, se me verán los pantis, estiro el escote del vestido y no logro hacer que me cubra, "Ma está castigándome, lo sé" me peino el cabello y lo dejo suelto. Salgo y Dan me da las zapatillas, las tomo y de la otra mano me muestra el antifaz negro con plumas blancas.

—Mucha suerte —regresa con las demás y las ayuda a vestirse

—Gracias —respondo a su ausencia.

Acomodo el antifaz y Ma me hace señales para que me apure, me pongo las zapatillas y corro siguiéndola. Caminamos por el largo pasilla y sin esperarme toca la puerta dos veces.

—¿Qué tengo que hacer? —pregunto sin aliento

—Complacer al cliente —desconcertada miro la luz salir de la habitación 

—¿No quiere qué...

—No, eso fue un error que no debí pedirte, así que olvídalo y hoy solo se una Carmesí —asiento y entro a la habitación.

Literalmente se ve como una habitación, incluso hay una cama, un televisor y un carrito con comida; camino hasta la mesa perfectamente arreglada, hay rosas en el centro y dos velas encendidas "¿Qué se supone que debo hacer? No espera que tenga... Qué él y yo tengamos..."

Los nervios empiezan a volverme ansiosa y provocan que mi mente piense en tonterías... La puerta se abre y jalo aire para controlarme "Solo tengo que poner la mente en blanco, es un cliente más".

—Bienvenida —su voz hace que las piernas me tiemblen y mi intento de tranquilizarme sale por la puerta —Te ves incluso más hermosa que ayer —se detiene frente a mí y su aroma embriaga mi mente

—Gracias —logro decir sin tartamudear.

Se ve gloriosamente hermoso, lleva un traje azul marino y su camisa blanca a penas y deja ver su pecho, que se encuentra cubierto por castos bellos; trago con dificultad y dejo de acecharlo con la mirada, podría darse cuenta.

Miro su rostro esperando poder concentrarme en él y no en su cuerpo, pero todo fracasa al ver esa sonrisa ladeada llena de diversión y así sin más todo él me cohibide a tal punto de hacerme sentir vulnerable "No logro dejar de caer ante sus encantos".

—Espero que le guste lo que ve, porque me sentiría muy decepcionado si no logro hacerla sentir como usted me hace sentir —desvió la mirada avergonzada, puedo sentir el calor inundar mi rostro "¡Eh de parecer una completa adolescente inexperta!".

Avergonzada por sus palabras sinceras intento responderle, pero mi boca no logra moverse, ni siquiera mi mente sabe que responder.

—No quise incomodarla...

—No lo haces —me precipito a responder "Pero que necesitada me acabo de ver" —Quiero decir, que no me incomoda tu honestidad, solo me sorprende un poco —muerdo mi labio inferior nerviosa y sin poder sostener su potente mirada la desvío hasta la mesa

—No quiero intimidarte, sé que mi reputación puede hacerte dudar, pero créeme, no busco hacerte daño —sujeta mi barbilla y lentamente gira mi rostro hasta que nuestros ojos conectan —¿De acuerdo? Me gustas no lo voy a negar —mis piernas tiemblan de nuevo y el corazón agitado hace que los oídos me zumben.

"¿Le gusto?" intento moverme, pero su agarre firme me hace detenerme, sus ojos siguen fijos en los míos y esa profundidad me hace sentir expuesta, como si él pudiera ver más de mí.

—No hay nada magnifico en mí, le aseguro que, si presta atención, verá que hay muchas Carmesí hermosas, incluso mucho más que yo —le aseguro.

"De todas las Carmesí, soy la más sencilla, él no puede verlas, pero yo sé cuán hermosas y lindas son todas".

—Seguramente tienes razón, sin embargo, tú posees una hermosa mirada; es tan cautivadora que no pude dejar de pensar en ella —sus dedos suben hasta la máscara y la toca 

—Es mejor que no intentes quitarla —ladea la cabeza curioso

—Y una seguridad que no se quiebra a pesar de sentirte cohibida por mí —rosa la máscara y nerviosa agarro su mano

—Me alegra que este disfrutando el momento, pero le repito, no intente quitarla —bajo su mano sin esfuerzo y él suspira resignado

—He de confesar que pensé que entrarían a sacarme de aquí, la reputación de Ma la precede con orgullo —retrocedo un paso y con la mano le muestro la habitación

—No hay cámaras ni micrófonos, Ma sabe con certeza que nadie se atreverá a ir contra sus órdenes, y las Carmesí nos aseguramos de que así sea —tras una mueca divertida desabrocha los dos botones de su saco

—Entonces disfrutemos de la noche, le aseguro que puedo ser más interesante de lo que cree y... —jala la silla a su lado y me invita a sentarme, me siento y sus dedos rozan mis hombros descubiertos —Qué le daré la noche más excitante que pueda experimentar... Se lo prometo —susurra en mi oído y el escalofrío arrasa con la escasa cordura que siento.

Si no fuera porque estoy sentada, habría caído de rodillas ante él.

"Definitivamente este hombre, me hace querer devorar la noche".








ROJO CARMESÍ © (Samantha).Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt