Encuentro.

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Las carmesí salen una a una, todas sonríen y la pasan bien, esta noche es una de las más esperadas, todos los grandes empresarios de la ciudad asisten hoy para disfrutar del gran evento que hace año con año.

—Samantha, es tu turno —anuncia y la miro de reojo —Lo harás bien —asiento nerviosa.

No creo estar lo suficiente lista, practique toda la semana sin descanso, espero que al menos el cuerpo aguante toda la noche.

La canción suena y jalo todo el aire posible. Las luces se encienden apenas me detengo en el escenario; muevo lentamente mi cuerpo y tomo el tuvo y me pego a él, las carmesí siguen mis pasos y todas nos movemos de manera sensual y delicada.

Las personas nos ven sin perderse detalle, la meseras se mueven entre las mesas entregando las bebidas; muchos de los caballeros presentes vienen acompañados de sus esposas o sus amantes, algunos solo vienen para ver si alguna carmesí acepta sus más sucios instintos.

La canción termina y las luces se apagan, regresamos tras bambalinas y corremos por el siguiente vestuario. Apenas llego Dan me da mi siguiente vestuario, la miro desconcertada y ella solo levanta los hombros.

—¿Qué significa esto? No es el vestuario que debería usar —la sigo y me detengo al verla parada en las escaleras —No puedes hacerme esto —niego y ella baja elegantemente.

"Aún con la edad que tiene, sigue viéndose bien y, sobre todo, intimidante".

—Lo harás tú, porque el cliente lo pidió —miro a todas nerviosa —Sé que no me defraudaras —prosigue y me quita el vestuario de las manos

—Yo no estoy preparada para eso, ella... —me callo al ver como regresa Dan

—Mi pequeña Carmesí, no te presiones por cosas pequeñas —le quita el vestuario y me lo da —Esta noche es especial, así que espero mucho de ti. Querías una oportunidad, aquí la tienes —pasa a mi lado checando que todo esté bien.

Las Carmesí me ven nerviosas, pero sonríen a gusto.

—Solo es un baile más, no estés nerviosa —me da otro antifaz 

—Es un privado, con gente influyente ¿Qué haré si alguno se propasa?...

—Ninguno se atreverá a tocar a mis Carmesí —asegura desde mi espalda

—Ma... —me callo rendida.

No lograré nada llorando o peleando, yo pedí la oportunidad de demostrar que puedo ser una Carmesí, así que ahora que por fin tengo la oportunidad, mostraré que puedo hacerlo.

Asiento y camino al baño, me quito el antifaz y me pongo el rojo con perlas; me cambio el vestuario y noto que éste cubre más mi cuerpo de los que uso normalmente. Veo el reflejo y no puedo creer lo bien que me quedo el vestido, es un largo vestido rojo con dos aberturas en los costados de las piernas que llegan hasta mis muslos, tiene un escote cuadrado al frente, mientras toda mi espalda queda expuesta.

Suelto mi cabello y lo peino en una cola alta, pinto mis labios de rojo y me pongo un poco de loción. Bueno, esperemos sea una noche tranquila.

—Te están esperando —toca dos veces la puerta.

Suspiro y abro la puerta. Jamás me terminaré de acostumbrar a esto.

—¿En qué privado están? Espero no estén muy ebrios —me mira y niega con la cabeza

—Créeme, no están para nada ebrios —se cerciora que el antifaz este bien puesto —No te pongas nerviosa, sabes que ninguno de ellos se atreverá a tocar una Carmesí —golpea mi barbilla y ríe 

ROJO CARMESÍ © (Samantha).Место, где живут истории. Откройте их для себя