—Marinette...

—Ya lo sé. Tikki, puntos fuera.

Salió al balcón, se encaramó a la barandilla y lanzó el yoyo, sintió la inseguridad y el miedo retorciéndose en su estómago. Meterse en el traje de heroína ya no la hacía sentirse fuerte, ni segura, ni capaz, era peor que la primera vez en que se transformó en Ladybug, cuando no sabía qué hacer ni cómo hacerlo.

—Soy un fraude —susurró al aire.

No era el momento de sentirse así, tenía trabajo y Chat Noir necesitaría su ayuda, sólo esperaba no convertirse de nuevo en un lastre. Se lanzó al vacío ignorando el pánico. Se encontraría con Chat Noir, recuperarían el akuma y después... Después debería de pensar en enfrentarse a la orden de los guardianes, si ya la habían localizado qué sentido tenía seguir escondiéndose.

—Bienvenida, Bichito.

—Chat, lo siento...

—Vamos, un mal día lo tiene cualquiera —la interrumpió y se encogió de hombros—. ¿Qué te parece si seguimos después? No creo que sea buena idea dejarle campar a sus anchas.

—No, es cierto.

Ladybug observó Guitar Vilain que caminaba entre los parisinos tocando la guitarra y transformándolos fans enardecidos del rock'n'roll. Al menos no era uno de los akumatizados más peligrosos, aunque no le apetecía acabar cabeceando hasta perder el sentido.

—¿El akuma estará de nuevo en la guitarra?

—Supongo que sí —contestó la heroína, no había motivos para pensar lo contrario ya que, la guitarra, era una extensión de sí mismo—. No parece estar buscando a XY...

—No, pero es evidente que busca a alguien.

Dudaba que les dijese a quién buscaba si se lo preguntasen. Lo primero que debían hacer era trazar un plan, también tenía que mantenerse concentrada en lo que estaba haciendo, no ser imprudente ni sobreexponerse.

—Yo le entretendré mientras tú montas la estrategia perfecta para recuperar a la superestrella del rock'n'roll.

Ladybug asintió. Chat Noir no lo había dicho, pero era evidente que se daba cuenta de que estaba en baja forma. Odió aún más la situación que convertía a su principal apoyo en la nota disonante de su vida.

«Basta de lamentos. Concéntrate.»

Se concentró en la figura imponente de Guitar Vilain, en su manera de caminar y en el modo con el que trataba de derribar a Chat Noir. Aunque su compañero se las arreglaba bien para mantenerse a salvo, Ladybug, sabía que, tarde o temprano, se quedaría sin espacio para recular y esquivar. Apretó el yoyo con fuerza y lo lanzó al aire silenciando su propia inseguridad.

—¡Lucky Charm! —Esperó un bote de laca, sin embargo, recibió un juguete que bien podría ser una réplica perfecta de Fang si se ignoraba el color—. De acuerdo, esto es inesperado.

Siempre le costaba ver la utilidad del objeto mágico de primeras, pero esta vez no le veía el más mínimo sentido. Dudaba que ver un Fang rojo y negro de juguete hiciese que Jagged recuperase el dominio sobre sí mismo. Lo aseguró en su cintura enredándolo con el cordón de su yoyo y saltó al asfalto para ayudar a Chat Noir.

—¿Tenemos plan?

—No lo sé... —musitó apretando el juguete, sorprendiéndose de lo blando que era—. O quizás sí...

Volvió a apretarlo y rodó por el suelo cuando Chat Noir la apartó de las ondas sonoras procedentes de la guitarra de Guitar Vilain.

—No te ofendas, Bichito, pero no es un buen momento para tener la cabeza en las nubes.

—¡Chat! ¡Ya sé cómo hacerlo! Atrae su atención y haz que me dé la espalda.

—Dalo por hecho.

Él se levantó de un salto, ella tardó algo más. La cabeza le daba vueltas.

Apretó otra vez el muñeco y un recuerdo de su infancia se dibujó con una definición prácticamente perfecta. Había perdido su peluche preferido y su padre, para entretenerla mientras lo encontraban, cogió un globo lo llenó de harina y le añadió un poco de agua antes de anudarlo, ella se había pasado horas apretándolo entre las manos y riendo. Ese juguete que le había regalado su prodigio se comportaba de la misma manera que el globo lleno de harina y agua. Y Jagged era alérgico al harina no orgánica, a eso y a muchas otras cosas que obligaban a Penny a llevar una lista de productos prohibidos de hotel en hotel.

Cuando Chat Noir corrió en dirección contraria a ella y Guitar Vilain se decidió a seguirle supo que era el momento de actuar. No estaba en condiciones de mantener una lucha, pero si que podía acabar con aquello rápido. Lanzó el yoyo en dirección a una chimenea y se precipitó hacia los edificios esperando tener el ángulo perfecto, pasó sobre su cabeza, le tiró el cocodrilo con fuerza deseando no haberse equivocado y que se rompiera al impactar contra él. Apoyó los pies sobre la fachada y se quedó observando como le envolvía una nube de harina. Guitar Vilain estornudó.

Cataclismo.

La guitarra quedó reducida a un montón de cenizas del que el akuma huyó revoloteando. Ladybug se dejó caer a la acera, ya sólo quedaba una cosa que hacer.

—¡Te libero del mal! Adiós mariposita.

Recuperó lo que quedaba del cocodrilo rojo y lo lanzó al aire. Las mariquitas mágicas revertieron los efectos del akuma sobre los parisinos y finalmente devolvieron su aspecto habitual a Jagged Stone, que se quedó sentado en el suelo aturdido.

—Buen trabajo —declaró Chat Noir ofreciéndole el puño, ella lo chocó distraída con la mirada clavada en el músico que se rascaba la nuca en aquel gesto tan familiar.

—Deberíamos ir a ver si está bien —murmuró.

Él le tomó la delantera acercándose alegre hasta Jagged.

—Jagged, ¿estás bien? ¿qué ha pasado? —inquirió Chat Noir.

—Soy un padre horrible —farfulló moviendo las manos bruscamente sin levantarse del suelo.

—No es cierto. ¿Por qué dices eso?

—Oh, Ladybug, no he podido hacer algo tan simple como proteger a mi hijo.

Ladybug tuvo la sensación de que su corazón iba a detenerse. Le había pasado algo a Luka y, sin duda, era culpa suya por no estar con Chat Noir.

—¿Protegerle de qué? —preguntó de nuevo Chat Noir.

—¡Papi!

Máša corría un metro por delante de Penny que cargaba a Xantal con cuidado. La niña se abalanzó sobre él, enterrando la cara en su hombro.

—¿Te he asustado, cariño? Lo siento mucho. —Penny se arrodilló ante él y se unió a aquel abrazo estrecho—. Siento haberte asustado a ti también, mi amor.

—Lo arreglaremos —le susurró Penny.

Aunque tenía muchas preguntas, Ladybug, comprendió que no era el momento de pensar en saciar su propia curiosidad, que sobraba en aquella reunión familiar. El prodigio protestó enérgicamente, se acababa el tiempo, era tiempo de volver a casa, se despidió de Chat Noir de manera apresurada, su conversación con él tendría que posponerla también.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Con este capítulo iniciamos el cierre de la parte deprimente, tenía muchas ganas de llegar a este punto de la historia y empezar a meterme de pleno en los tejemanejes que he ido dejando entrever a lo largo de estos veintiún capítulos.
Si os preguntáis el por qué del título "pedazos", aclararé que es por la sensación de Luka de que su modo de mantenerse en pie se está haciendo pedazos y por el modo en que Marinette empieza a recomponerse lentamente enfrentándose a lo que le asusta.
He pasado muy de puntillas por la lucha entre Chat Noir y Guitar Vilain, porque quería enfatizar la pequeña lucha interior de Ladybug para enfrentarse a su fragilidad actual.
En unos días más.


Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now