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Estaba encerrada. En la casa de Connor. Sola. Y había muchas posibilidades de que yo estropeara algo que estuviera al alcance de mi mano gracias a la mala racha que tengo.

Comencé a dar vueltas en círculos alrededor del sofá en vez de repasar los apuntes. ¿Qué había ocurrido para que Evans se encontrara en este estado? Y lo más interesante en cuestión: ¿por qué me había mencionado si se suponía que no quería verme ni en pintura? Quiero decir, me doy cuenta de cómo se pone cuando está conmigo. La primera vez cuando rompí mi lápiz y la segunda cuando desgraciadamente intenté coquetear de nuevo en Física. Gracias a eso, me gané el castigo de Henderson que comenzaría el lunes.

Mierda.

Iba por la octava vuelta cuando tropecé con la alfombra debajo del sillón y caí de bruces contra el piso. Puse las manos para amortiguar la caída y funcionó un poco.

No obstante, el sonido de unas llaves dentro de la cerradura de la puerta principal me exaltó. Connor no podría haber vuelto tan pronto, ¿o sí? Acaba de, literalmente, dejarme.

Así que hice lo que nadie haría: me puse de pie lo más rápido que me fue humanamente posible y corrí hasta algún escondite. ¿Quién podría ser si no era mi tutor? Sinceramente, no quería saber.

—¿Connor? —Preguntó una voz masculina— ¿Ya estás en casa?

Mierda.

Vamos Allie, piensa en algo.

Corrí cuanto pude hasta llegar hasta una especie de cuarto de baño. Entré en él, haciendo caso omiso a la voz de hombre que me acechaba, y cerré de un portazo.

—¿Estás con otra de tus chicas? —insistió.

—Mierda —susurré. Entonces me armé de valor y hablé, fingiendo una voz de hombre bastante mala—. Eh, no.

—No suenas como tú.

—Comí algo... —me aclaré la garganta. ¡Vamos, Allison!—, y me cayó mal.

—¿Volviste a comer mantequilla de maní? Sabes cómo te pone. Déjame entrar.

—¡No! —Grité, con un rugido mezclado de horror femenino— Digo, no. Es bastante feo.

—Para eso soy tu hermano, vamos, abre.

—He dicho que no... Eh...

—¿De quiénes son las hojas y los libros que están esparcidos en la sala? ¿Sigues haciendo tutela?

El cambio de tema tan repentino me sorprendió, pero decidí seguirle la corriente mientras pensaba en qué hacer para huir de esta.

—Eh, sí —contesté insegura, con mi voz fingida de macho pecho peludo.

—¿Y... dónde está tu alumno? ¿O alumna?

—Se... fue.

—¿Ah, sí?

—Sí.

—Vaya. Realmente quería conocerla.

—¿Conocerla? —no pasé eso por alto.

—Ya sabes, a Allison Donnovan. Me dijiste que hoy tendrían la primera sesión, ¿no?

—Uhm, sí supongo que lo hice.

—Mientes. Ahora, seas quien seas, abre la maldita puerta o la derribaré —espetó con furia.

Mierda. Mierda, mierda, mierda de las mierdas. ¡Esto no estaba pasándome a mí! Estoy segura de que estoy soñando, en medio de la clase de Jefferson. Aún no he llegado a la casa de Connor y él no me ha abandonado. Era una pesadilla, una de mal gusto, pero lo era; debía serlo, ¿cierto?

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora