-¿Tu padre volvió a desaparecer, Lauren?

-Sí, aún que no me quejo. Así pudimos hacer esta cena.

-Yo menos- Normani sonrío, dejó de cocinar para acercarse a su prometida y plantar un beso en sus labios.

-Aquí no, por favor. Hay una menor de edad.

-Eres la última que puede hablar.

Miré mal a Dinah.

-Pobre, Camila. Cada vez que le pregunten: "¿Y cómo conociste a Lauren Jauregui?" Ella deberá responder: "En una orgía".

Normani rió al igual que yo, pero a la desquiciada no le hizo gracia alguna. Siguió comiendo otra dona en silencio. Parecía que era muy callada.

-¿Cómo se conocieron ustedes?

Su pregunta nos tomó por sorpresa. Dinah y yo nos miramos entre ambas y sonreímos.

-Hilos del destino. Estábamos destinadas a nacer para hacernos personas inseparables.

Dinah fue la primera en comentar en sus propias palabras, luego fui yo.

-Siempre estuvo destinada a trabajar para mí.

-¡Eres un asco, Lauren!

Reí mientras cortaba el tomate, amaba hacerla enojar.

-Soy una Jane y mi legado es ser "la compañía" de por vida de un Jauregui. En este caso, Lauren. Así que, nos conocimos desde que nací. Lauren es mayor que yo por meses, aún que yo parezca mayor.

-Sigue soñando, Dinah.

Me sacó la lengua, yo reí.

-¿Y Normani?

-¿Quién con Normani?

-Ambas.

Así que la desquiciada era toda una chismosa. Bien, quería el paquete completo.

-Yo la conocí primero. Su padre trabaja para el mío y así nos conocimos, luego conoció a Dinah y se enamoraron; aún que, ninguna de las dos lo aceptaba, ni se daban cuenta una de la otra. Hasta que meses después Dinah se confesó y pues, ahora nos encontramos aquí. Están comprometidas.

-Pensé todo sería más dramático.

Enarqué una ceja. ¿Qué quería decir con eso? ¿Qué si me había acostado con Normani? Jamás. Normani siempre fue muy reservada y jamás se lanzó a mis pies. De haber sido lo contrario, se contaría otra historia.

-¿Cómo llegaste a la mansión esa noche, Camila?

Esa pregunta estaba rondando en mi cabeza desde que la vi por primera vez.  Le agradecía a Dinah que la haya hecho por mí.

-Había discutido con mi padre unos días atrás. Intenté escaparme, pero algún seguridad me vio y le informó a mi padre. Me tomaron y como castigo me entregó a ti pensando que te aprovecharías de mí a la fuerza.

-No me gusta hacerlo a la fuerza, deben quererlo.

Negué. Jamás había hecho nada que la otra persona no quisiera. Lo más cercano había sido con ella, pero yo sabía que ella lo deseaba. Sus ojos estaban dilatados y no por haber tomado porque no lo había hecho; además, su cuerpo reaccionaba a cada caricias que le hacía. Era imposible que ella no haya sentido nada en ese momento.

-Ajá, como no.

Se burló. Las otras dos lo hicieron también. Detuve mis cortes para levantar el cuchillo en su dirección. Todas dejaron de reír, asustadas.

-Puedes burlarte de mí, pero jamás cuando tenga alguna arma en mis manos.

-Lauren, baja eso.

Dinah se aproximó para tomar el cuchillo en sus manos, la aparté de mala gana.

-Deja, puedo hacerlo sola.

Dinah le dijo algo a Camila haciendo que se sentará más lejos de mí. Giré mis ojos, no pensaba matarla. Quería divertirme con ella. ¿Por qué ella podía hacerlo conmigo y yo no con ella? Eso no era gracioso.

Terminé la ensalada antes de que Normani terminará todo por lo que decidí retar a Dinah a una partida de guerra en su Play Station.

-Por favor, no quiero gritos.

Normani dijo antes de vernos salir de la cocina entre empujones. Dinah fue la única que le hizo una promesa falsa.

-No lo haremos, amor.

Reí para mis adentro. En poco la vería gritando al perder. Era muy buena en todo lo que tuviera que ver con videojuegos.

-¡Lauren, maldita tramposa! ¡Te odio!

-¿No que no gritarías, amor?

Me burlé. Gruño por lo bajo.

-Vete al diablo.

Reí y seguí jugando lo mejor que pude hasta hacerla casi llorar. Cuando estaba celebrando mi campeonato pude ver a la desquiciada mirándonos desde la puerta de la cocina. Tenía en su mano un vaso con alguna sustancia dentro. Le miré fijamente haciendo que se pusiera inquieta y volvería a entrar.

-Eres una mala perdedora, Dinah.

-Siempre le he dicho eso, pero jamás me cree.

Normani me secundo sacando todos los platillos a la terraza donde sería la cena. La desquiciada la ayudaba y decidí que no sería malo ayudar también; así que, lo hicimos entre las cuatro hasta que todo estuviera en su lugar.

-Bien a cenar, pero antes queremos dar un anuncio.

Por poco y ya tenía una cuchara en mi boca, pero me detuve al tener la mirada de ambas en mí. Sonreí y dejé la cuchara en su lugar.

-Hemos decidido el día de nuestro casamiento y queremos que seas nuestra madrina, Lauren.

Uy, míralas hijas de puta. Tenían la boda asegurada. Mal nacidas.

En cambio, sonreí y asentí.

-Por supuesto. Seré su madrina.








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Nota de la autora:

Yo amo a la Lauren que cree, debo confesarlo.

Al igual que a todos los personajes que irán conociendo poco a poco y a los personajes que ya. Creo que hay pocos por conocer en este punto.

Me considero una persona mala para recordar nombres y personajes. Por lo que, normalmente no coloco mucho personajes en mis historia, ya que puede crear confusión.

Comenten si les está gustando todo o si le cambiarían algo.

Pido disculpa por no subirlo con un horario establecido, pero es que el colegio me esta devorando y intento sobrevivir como todos los de la GenZ.

También, si hay errores ortográficos. Al terminarlo se hará una revisión general para mejor compresión y ortografía.

Sin más que decir.

Desliza...

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