Su rostro se encuentra totalmente serio, y me puedo dar cuenta cuán importante es para él que sepa aquello.

Ahora soy yo la que toma su rostro y acaricio sus mejillas.

—Lo sé...y no sabes cuanto te agradezco tu sinceridad, tu paciencia... —la voz se me quiebra al decir lo último.

Toma mis manos entre las suyas, y deja un beso en cada una.

—Ven aquí. —Me tira del brazo hasta tenerme entre su pecho. Se sienten magníficos estos momentos junto a él, donde ambos podemos hablar con sinceridad—. Será mejor que subamos, ya es muy tarde. —Besa mi coronilla.

Asiento mientras me aparto.

—Tienes razón. Mañana ambos tenemos trabajo, además, de una niña que levantar.

Sonríe.

—Vamos. —Me toma de la mano llevándome detrás de él mientras subimos las escaleras.

No voy a mentir diciendo que no estoy nerviosa porque mi corazón late desbocado, y solo puedo agradecer que mis manos no están sudando. Sería muy vergonzoso.

Me da ternura ver como Austin pasa a darle una visita a Hilary antes de finalmente llegar a su habitación.

Dejo salir un suspiro. Todo sigue de la misma forma, y creo que nunca terminaré de sorprenderme por la pared de dibujas. Es totalmente hermosa, e insuperable.

—¿Te gusta?

Salto en mi lugar al escuchar su voz cerca de mi oído. Definitivamente este hombre me quiere matar del susto.

—Demasiado. Es muy tierno de tu parte guardar cada dibujo —digo con verdadera sinceridad. Para un niño cada detalle vale mucho—. Eres un excelente padre, Austin. —Me giro hasta quedar frente a él.

—Hago lo que puedo, cielo, porque no es nada fácil. —ríe.

Ya me lo puedo imaginar.

—Pero lo haces bien —sonrío.

Me da un pequeño beso y se mueve por la habitación hasta entrar a lo que parece su armario.

—¡¿Quieres camisa o camiseta?! —grita desde adentro.

Trago saliva. Ahora me arrepiento no tener ropa de emergencia en el hotel.

—¡Con una camisa está bien! —respondo.

No pasa ni un minuto cuando sale con una camisa blanca en su mano. Llega hasta mi lado, y me la tiende con una sonrisa tranquilizadora.

—Te puedes cambiar en el baño, cielo.

—Gracias...

Paso por su lado casi corriendo, y juro que escucho una leve risa de su parte antes de cerrar las puerta del baño.

—Eres una tonta, Stacy —me reprendo mientras me cambio.

Dejo salir un suspiro de alivio al ver cuán grande me queda la camisa, y no queda tna corta.

—Tu puedes... —me doy ánimos mientras me miro al espejo—. Vas a salir y dormirás con tu novio guapo, y candente que te quiere y respeta más que nada en el mundo —me repito algunas veces y cuento hasta diez antes de abrir la puerta del baño.

Austin ya se encuentra en la cama y ni siquiera puedo pasar desaparecida porque su mirada enseguida me recorre.

Hay Dios...

—Ven... —Da unas palmadas en la cama haciéndome reaccionar.

Camino con lentitud evitando que algo se me vea, y con manos temblorosas me meto debajo de la manta. Sé que Austin en ningún momento me quitó la vista de encima y eso me tiene más nerviosa.

Todo Lo Que Quiero (#2) Where stories live. Discover now