Capítulo 7: una conversación reveladora.

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Drew Murphy

—Te lo digo enserio, Murphy. Chloe no es como otras chicas que he conocido, ella... ¡Es única!

Los codos de Oscar están apoyados sobre el cristal del mostrador de la tienda de música, me muestra una sonrisa ancha y me observa conforme voy de un lado a otro, ordenando las diferentes estanterías con instrumentos, púas y discos. Lleva más de dos horas hablando sobre Chloe y, aunque me alegro por él, existe un pequeño matiz en mi interior que me hace pensar que, tal vez, se está ilusionando demasiado rápido. 

Es Oscar. Jamás ha tenido una relación seria. 

He perdido la cuenta de todas las chicas con las que ha estado en todos los años que nos conocemos y cada una de ellas han acabado de la misma forma: aburridas, alteradas o furiosas porque Oscar no formalice nada. Creo que mi mejor amigo no es muy bueno a la hora de comprometerse, odia la monotonía y no es muy complicado darse cuenta de que se enamora demasiado pronto. 

—Era simpática. — Murmuro y coloco en orden alfabético los vinilos de rock antiguo. 

 —¡Simpática, guapa y listísima!— me corrige y suspira con ilusión— . Cuando te marchaste con Olivia estuvimos hablando por horas. Al parecer ambas son profesoras en el colegio Wildbirds y comparten piso cerca del río del centro. Le encanta las películas antiguas, dibujar y el anime... 

—¿Profesoras? ¿Pero cuántos años tienen? 

No me fijé mucho en Chloe, sin embargo, Olivia no parecía ser mayor que yo. Tal vez unos veintidós, veintitrés como máximo.  

—Chloe tiene veintiséis y Olivia veinte. —Responde. 

 —¿Veinte? No le ha dado tiempo a terminar la universidad. —Mi curiosidad parece llamarle la atención y me digo a mi mismo que debo dejar de preguntar sobre ella antes de que Oscar piense cosas que no son ciertas. 

Solo me parece extraño que siendo tan joven pueda ser profesora. Además, ¿Con su temperamento puede estar cerca de niños revoltosos e inquietos?

—Es profesora de música. Según Chloe, llevaba desde los cinco años en un conservatorio de Londres y la contrataron de emergencia como sustituta. 

Londres... 

¿Qué hace una chica de ciudad en un lugar tan pequeño, aburrido y remoto como este?

Levanto ambas cejas y sigo con mis tareas con la mente ocupada. Oscar prosigue contándome detalles innecesarios sobre su cita y mi mente acaba fundiéndose en si misma. 

Pienso en todas las tareas que debo hacer en casa, pagar la electricidad y recoger a Daisy de atletismo. Además, debo comenzar a buscarle a Neil un psicólogo, pues ha vuelto a recaer en el insomnio... 

—¡Drew! ¿Me estás escuchando?

La exclamación de Oscar me saca de mis pensamientos y tengo que sujetarme fuerte de la escalera de madera para no caer al suelo del susto. Tomo aire para que mis pulmones dejen de escocer. 

—Todos los Murphy igual... Os metéis en vuestro mundo y es muy complicado sacaros de vuestra mente —se queja y mete las manos en los bolsillos de su chaqueta —. Te comentaba que la próxima cita será en la discoteca Millesway, tendrás que llevarnos. Bueno... aunque me dijo Chloe que Olivia prefiere ir andando. Creo que te ha cogido miedo.

Ruedo los ojos instantáneamente al escucharlo. 

Olivia... 

¿Qué tengo que hacer para que deje de verme como un loco al volante? 

Los hermanos MurphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora