Capítulo 14

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"LA PRIMERA VEZ"

OLIVIA

—No —me puse en pie consiguiendo que la mano de Ian se deslizara por mi pierna hasta perder el contacto —. Mi esclavo no participará.

El silencio que se creó en la mesa fue suficiente para indicarme que lo que estaba haciendo no estaba siendo visto con buenos ojos. Pero no me importaba. Marko no lucharía en ningún torneo por su libertad, porque es obvio que ganaría. Y empezaba a creer que justamente ese era el plan, que Marko fuera libre y joder mis planes.

Había sido idea de Avery, la muy hija de puta. La tenía al lado, así que me giré enfadada. Los nervios que había sentido antes desaparecieron, pues no dude en colocar mi mano sobre la mesa y agacharme un poco hacia ella.

—No puedes obligarme a darle la libertad —murmuré entre dientes. Sentí el cuerpo de Ian incorporarse a mí lado y justo después un agarré duro en mi brazo, tiró de mi con fuerza poniéndome a su lado.

—Puede obligarte a lo que sea —susurró en mi oído, luego se enfocó en ella y agachó la cabeza unos centímetros —. Lo siento.

—No lo sientes —tiré de mi brazo para liberarme —. No va a luchar, no pienso permitirlo.

—Majestad, se está alterando, creo que debería...

—¡Cállate! —grité perdiendo los estribos, golpeando la mesa por inercia y girándome como una bala en dirección al bocazas de Nathaniel, que solo intentaba ocultar una sonrisa —. Cállate, de verdad, o lo siguiente que va a ir directo a tu cabeza no va a ser el vino, sino un puto cuchillo —gruñí y de nuevo Ian tiró de mí, pero esta vez más fuerte, alejándome unos metros de la mesa.

Nadie decía nada. ¿Por qué nadie decía una jodida palabra? Ni siquiera Avery pareciera tener la intención de contestar. Era como si todo esto les diese igual, o quizá solo estaban disfrutando de mi desesperación.

—¿Quieres que te maten? — Ian habló muy bajo, pero con la voz tan ronca que estaba claro que se estaba aguantando las ganas de gritarme —. discúlpate, ahora mismo.

—Prefiero morir —dije entre dientes y levantando mi cabeza para intentar verme más segura de mi misma. Esto era demasiado. Querían demasiado de mí. Una cosa era fingir, jugar a ser ellos, aceptar sus insultos camuflados y amenazas. Pero esto, quitarme a Marko...no. No lo permitiría.

—Olivia. — Su tono fue tan suplicante que parecía dispuesto a tirarse al suelo y pedirme que cediera, que siguiera jugando, que siguiera haciendo lo que suponía que debía hacer. Pero estaba cansada, llevaba tres meses así, y aquí me iba a plantar.

—No, Ian —negué segura de mí misma — No. — Miré a todos —. Marko no luchará en un torneo por su libertad. Soy su dueña, yo decido.

—En ese caso... — Avery por fin habló —. Yo soy tu dueña, yo decido.

—Bien, lucharé contra los esclavos yo misma, seré parte del torneo. Pero él no lo hará.

—¿Tanto miedo tienes de que hieran a tu mascota? — Nathaniel habló de nuevo desde el otro lado de la mesa y su voz llena de ironía y falsa pena me hirvió la poca paciencia que me quedaba. Así que, a diferencia de hace un minuto, me giré muy lentamente sobre mí misma, en un silencio tan potente que sólo se escuchó el sonido de mis zapatos chirriar sutilmente contra el suelo por la fricción. Hasta que di con el azul blanquecino de su mirada y me aseguré de que lo que fuese a decir se escuchara alto y claro.

Mi mascota es capaz de mataros a todos vosotros con los ojos cerrados — Lo único que vi fue como April abrió los ojos de más mirando a Avery justo en aquel momento. Ian se puso delante de mí, apartándome.

El Juego De La Reinaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن