Capítulo XXV

17.1K 415 14
                                    

Me desperté sobresaltada, miré el reloj y me asusté. Salí pitando al baño y recién bajo la lluvia caliente de la ducha recapacité y me di cuenta de que hoy era sábado.

Salí a correr con Buster y desayunamos.

De regreso a casa acabé todo lo que tenía pendiente y me alegré de que me llevara tan solo hasta la hora de comer.

El teléfono sonó y era Paul. Al cabo de poco rato apareció con Megan.

Fuimos los tres a almorzar a un bar cercano y estuvimos hablando de tonterías, como no y les conté sobre el hallazgo sobre mi nuevo vecino.

-Sabéis, he conocido a mi vecino misterioso- dije dándole un bocado a mi solomillo.

-¿A sí?- dijo Paul y Megan me miraba sin saber de que estaba hablando.

-Es un chico muy majo, guapetón, un cuerpo diez, simpático…- empecé a enumerar.

-¿Te lo has tirado?- preguntó Paul indiferente.

-Noooo- dije frunciendo el ceño- no me lo he tirado, eso me ofende Paul- dije sin poder contener la risa.

-Ay mujer, solo pregunté- dijo riendo- No te creas que se tira todo lo que se mueve- dijo mirando a Megan- tan solo se tira a lo que se mueve y que esté cachas.

Megan no sabía dónde meterse, el desparpajo de Paul la cohibía.

Yo le hice mueca de que no le hiciera caso.

-Eso no es verdad, ahora que soy empresaria me tiraré a empresarios, digo yo- dije intentando desviar el tema.

-Bueno y este sujeto misterioso tiene nombre ¿No?- preguntó Megan.

-Elemental, querida Megan, elemental- dije imitando al famoso Sherlock Holmes- se llama Matt.

-Matt- repitió Paul- suena muy gay, ¿Es gay?- preguntó con los ojos como platos.

-Eh, esconde el plumero, no estoy al corriente de sus gustos sexuales, pero parece heterosexual, lo siento amigo- dije tocándole el hombro.

-Paul también parece un nombre heterosexual pero mírame- dijo pavoneándose.

-No te engañes, tú eres peor que una sambista brasileña en carnaval, no hay manera de esconder tanta pluma- dije riendo y Megan se unió a mis carcajadas.

-Pero que malas que sois- dijo achicando los ojos- víboras.

-Dónde las dan, las toman - dije ladeando la cabeza.

-¿Esta noche fiesta?- dijo Paul.

-Me gustaría conocer el ambientillo de esta ciudad- dijo Megan.

-Si os apetece podemos pasarnos por el club de Alex- dije mientras me levantaba a pagar la cuenta.

-Uy, apartaos, habla la novia del dueño del club- exclamó Paul.

-Déjate de tonterías, hazme el favor- dije poniéndome las gafas de sol y saliendo junto a Megan del bar.

-¿Qué tienes pensado hacer esta tarde Emily?- preguntó Megan.

-Buena pregunta- dije caminando tranquila hacia el ático- creo que iré a visitar a mi amiga y podríamos organizar una tarde de chicas- dije cogiendo el móvil dispuesta a marcar el número de Melissa.

-¿Yo puedo venir?- dijo Paul poniendo cara de pena.

-He dicho: “Tarde de chicas”, no: “Tarde de chicas y homosexual”- dije riendo.

-Pero que mala estás últimamente conmigo, ¿No?- me preguntó frunciéndome el ceño- ojalá te muerdas la lengua viperina y te envenenes. Bueno, que tengáis una buena “Tarde de chicas”- dijo haciendo muecas y dirigiéndose a su coche.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora