Capítulo 19

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Narrador omnisciente

El nombre de la ninfa que los estaba ayudando era Porttanya o como Björn le decía Port. Ella había llegado volando sobre un Grifo, había traído consigo los bolsos donde guardaría los frutos y próximamente se encontraría con los lobos para entregarselos.

Porttanya era una ninfa pero tenía algunas habilidades de bruja. A ella no la desterraron, nació exiliada. Al poco tipo que su madre se volvió marginada, quedó embarazada de ella, sin embargo la abandonó con las hermanas de su padre y Porttanya fue criada por sus tías, quienes eran dos brujas. Ya que, su padre no estaba interesando en criarla.

Ella tenía la habilidad aparte de comunicarse telepáticamente después de un contacto físico con fluidos, de ver varios escenarios y futuros que podrían pasar, como también futuros que jamás pasarán. Además tenía cierto conocimiento sobre maldiciones o venenos, de como causarlos o como romperlos.

Cuando salieron de la cueva Porttanya silbó para llamar al Grifo, trepó sobre el animal y se marchó volando en él.

Mientras que los lobos cada uno con un bolso, exepto Conner que llevaba dos, ya que eran 6 bolsos en total. En cada bolso entraba alrededor de 90 Maristas, lo que sería un total de 540 frutas, las cuales tendrían que exprimir para darle a los enfermos, ya que el jugo incrementa la cantidad.

Transformados en bestias, habían bajado por completo el risco, ya una vez en tierra volvieron a correr a gran velocidad sobrehumana, pero una vez que pasaron el Río Nock, Austria comenzó a perder la estabilidad de sus piernas.

— Espe-ren — Cayó de rodillas — Ya no pue-do más...

— Yo tam-poco — Dijo Matt y no pudo evitar caer sobre Austria. Él era muy pesado para ella, en consecuencia la estaba aplastando.

Max levantó a Matt y lo alejó del cuerpo de Austria.

Conner sacó dos frutas y le dio una cada uno.

— Max — Llamó su atención — Comela tu también.

Luego la Reina prosiguió a darle la fruta a Conner antes de que aparecieran los síntomas. Al parecer habían estado más de una hora en la cueva. Debían apurarse.

La Marista tarda de 5 a 10 minutos en hacer efecto, una vez que se habían recuperado continuaron su corrida salvaje.

Las puertas les fueron abiertas y Conner entregó las frutas para que fueran exprimidas convirtiendolas en casi el doble de lo que ya eran. Había antídoto para alrededor de más de mil personas. En Nación el número de habitantes era alrededor de 1500 personas y los infectados eran unos 789 personas. De los cuales el 10% habían enloquecido, y se encontraban encerrados y sedados en las celdas. Entre ellos estaban Tyson, Su hermana Lucefin, Daryl, Finnan, Mio, Magnus y otros más.

— Conner — Lo llamó Jason — Necesito informarte de algo. — El rostro de Jason estaba pálido y trastornado.

Pero Conner preguntó sin pelos en la lengua, esperando lo peor — ¿Cuántas muertes?

— 7 personas — La mirada de Jason se tornó aún más oscura — Tayson asesinó a Alek... Cuando traté de detenerlo, ya era demasiado tarde. También mataron a la esposa de Max, Galix... Lo peor es que cuando examinaron su cuerpo ella estaba embarazada... — Pero antes de que pudieran continuar diciendo quienes más murieron. Un desgarrador llanto perforó sus oídos.

Max había ido en busca de su esposa, pero no esperaba encontrarla sin cabeza. Ver esa escena lo destrozó generando traumas para él. Había tratado de ir a buscar el antídoto para todos, pero no esperaba perder lo que amaba. — Galix... — Sollozó su nombre.

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