Imagina ser la novia de uno de los amigos de Charly, y este al conocerte, quedarse fascinado.
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Era un poco más de la medianoche, y como usualmente hacía, me quedaba hasta la madrugada viendo películas, pues no tenía nada mejor que hacer. Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida por unos suaves golpes a mi puerta. Dudaba muchísimo que fuera mi novio, pues él ya se había ido en la tarde, así que no me imaginaba quién estaba atras de la puerta.
La abrí sin mucha confianza, reconociendo a Carlos, un amigo de mi pareja, con...¿un ramo de flores...?
- Hola Charly...¿se te ofrece algo?
- Venía a verte, además te traje esto. - Dijo con una inocente sonrisa mientras yo recibía en ramo.
- Gracias, aunque no es muy apropiado de tu parte...Mi novio es tu amigo cercano, ¿sabés?
- Lo sé perfectamente, no malinterpretes mi prescencia...¿Es un delito admirar la belleza de una mujer y querer regalarle flores por eso?
Un poco extrañada miré el ramo, para luego mirarlo a él. Creía entender de a poco sus intenciones.
- No, no estás cometiendo un crimen. - Dije en una risa.- Pero no sé si a mi novio le encante que me des regalos.
- Y no se tiene porque enterar, es algo entre nosotros. - Guiñando un ojo.
- Mira García, aprecio el gesto, pero no te ilusiones. Amo a mi novio y no cambiaré de opinión.- Dije en un tono firme mientras comenzaba a cerrar mi puerta.
- Eso ya lo veremos. Buenas noches, preciosa. - Dijo en un tono arrogante y coqueto para luego abandonar la entrada de mi hogar.
Cerré la puerta y me apoyé contra esta, mirando las flores que me dio. De alguna manera le atinó a mis flores favoritas...
