dog

2.7K 261 36
                                    

Toma la correa y la jala a su dirección, el arquero de rodillas gatea hacia el, quedando en su entrepierna, la correa aprieta su cuello y apenas puede respirar a la perfección, no porque se este ahogado, sino porque está nervioso y preocupado por sus trasero, si no era un buen chico hoy, su retaguardia pagaría eso.

- Así es... Buen chico -

El mexicano tiembla sobre sus pantorrillas, teme de que el modo masoquista de su novio se haya activado.

- Tranquilo, no tengo intenciones de hacerte nada moralmente cuestionable -

El arquero suspira y se siente más tranquilo, sabe que su novio no le haría nada ilegal, pero aún así su instinto independiente le dice que sí.

- Date la vuelta - dijo para tomar unos guantes de látex y empezar a ponerselos.

El moreno se da la vuelta y recuesta su cabeza en la almohada que está en el suelo, deja su trasero empinado hacia arriba con sus manos en medio de sus dos piernas.

El delantero segundos después, empieza a toquetear su entrada, derramando aceite (no de cocina) en su retaguardia.

Comienza a hacer movimientos circulares alrededor de estás, posicionando dos dedos en su entrada. Con suavidad introduce los dedos a su interior, siendo fácil por el aceite, provocandole un gemido ahogado al arquero.

- No te olvides de respirar~ El dolor ya pasará... - dijo cuando termino de introducir los dígitos. Comienza a moverlos en forma de tijerillas, introduciendolos más profundo, detuvo sus movimientos para empezar a simular embestidas en su interior.

El arquero gime fuerte cuando los dedos rozan su punto dulce, el delantero oyé y empieza a frotarlo con sus dedos, provocando que el contrario retorciera sus pies y se contraiga, le estimula demasiado, siente cosquillitas en su interior, dirige su mano a su hombría pero antes de que logré tomarla el delantero toma su mano y la aleja.

- No te he permitido hacerlo - dijo el argentino con voz baja pero demandante, el mexicano chilla cuando siente roces más potentes a su próstata, rogando para que alguien lo masturbe con balbuceos indescriptibles, siente como los roces y movimientos aumentan y empieza a lagrimear, soltando gemidos fuertes y agudos.

De un momento a otro se convirtió en una máquina de gemidos, lloriqueos y chillidos de placer, estaba en el cielo. Siente el orgasmo cerca, cuando siente el semen correr por su pierna, le duelen las piernas, tiembla y afloja todos sus sentidos, se siente suelto y no tan hinchado.

- Buen chico, te portaste muy bien hoy - dijo el argentino para darse la vuelta y tomar unas toallas de papel para comenzar limpiarlo.

Lo poco que alcanza a decir son balbuceos incoherentes.

...

Espero que les haya gustado el capítulo número 50, gracias a todos por leer y votar!

tamagochii06

sobreestimulacion (Messi x Ochoa)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt