Un viaje inesperado

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Capitulo 1

Una mañana, como otra cualquiera, me desperté con los primeros rayos de sol, me aseé y desayune, para después salir a disfrutar del sol mientras recogía mis hierbas medicinales, el tabaco y las hortalizas que vendería en el mercado.

Cuando estaba terminando de recoger las hortalizas y ponerlas en el pequeño carro que tenía, una sombra cubrió el sol que, hasta ese momento, calentaba mi espalda, me giré para encontrarme con un hombre alto, vestido de gris, con un sombrero picudo, larga barba blanca y un robusto bastón.

-¿Gandalf?- pregunte-¿Eres tú? Viejo amigo.

-No esperaba que me recordases después de cerca de 40 años- respondió con una sonrisa- aunque veo que tu memoria y apariencia siguen igual de jovenes que la última vez.

-Lo mismo digo, viejo amigo- respondí abrazándolo-¿Quieres pasar y tomar una taza de té?

-Aunque me encantaría, tengo prisa, solo pasaba para comprobar que esa chispa en tus ojos no se había apagado- dijo sonriendo- te veré pronto, pequeña Bolsón y no vendré solo.

-¿Qué chispa Gandalf?-pregunté mientras lo veía alejarse- ¿A qué te refieres?¿Cuándo es pronto?

Cansada de gritar a la espalda de mi amigo, que se perdía en la lejanía, me fui al mercado como cada mañana, no podía culpar a Gandalf por su repentina aparición y sus palabras sin sentido para mí, él era así y siempre lo había sido, estaba acostumbrada.

Habían pasado tres días desde la aparición de Gandalf y algo me mantenía inquieta, comencé a preparar medicinas, plantas cicatrizantes, antisépticas, desinfectantes, revitalizantes, termo reguladoras y alguna más complicada como las depuradoras de sangre que ayudaban a eliminar el veneno. No tenía  una explicación lógica para lo que hacía,pero sentía que debía hacerlo.
Cuando en esa tercera noche, tras la vista de Gandalf, me disponía a cenar, se escuchó un golpe en la puerta. Me levanté de la silla, dispuesta a abrir la puerta, cuando la abrí, un enano, bastante alto, con la parte superior de la cabeza tatuada , larga barba negra con trenzas en ella y porte de guerrero, se presentó.

-Dwalin, a su servicio-dijo haciendo una reverencia.

-Noelia, al suyo-respondí de igual manera-¿En qué puedo ayudarle señor Dwalin?

-¿Va a ser aquí cierto?- preguntó.

-No le entiendo-respondí confusa- ¿Qué va a ser aquí?

-La reunión, la comida, él dijo que habría comida- respondió.

-Pase señor Dwalin, hablemos mientras le preparo algo de cenar y me cuenta quién le dijo que la reunión sería aquí.

-Gracias señora, Noelia- dijo mientras entraba.

-Solo Noelia, por favor- respondí- no soy señora de nadie.

Tomé su abrigo y sus armas y las coloqué en una de las habitaciones de invitados, antes de dirigirme al salón para ofrecerle mi cena, mientras preparaba algo más para mi. Me senté a la mesa con Dwalin y le ofrecí buscar en la despensa lo que gustase, conocía perfectamente lo que los enanos adoraban la comida, puesto que yo era igual. Volvió a sonar la puerta y me acerqué a abrir, en esta ocasión, me encontré frente a un enano ya entrado en edad, pelo y barba blanca, pero una sonrisa amable y llena de vida.

-Balin, a su servicio, mi señora- dijo con una inclinación

-Noelia, al suyo- dije-¿usted también vine a la reunión?

-Así es, mi señora- dijo asintiendo.

-Pase entonces, por muy bella que esté la noche, es mejor disfrutar de una cena caliente- dije con una sonrisa.

Más valiosa que el oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora