𝕏𝕍𝕀𝕀𝕀 : 𝔈𝔩 𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔰𝔢 𝔮𝔲𝔢𝔡𝔞 𝔠𝔬𝔯𝔱𝔬.

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19 de septiembre de 1998 Hogwarts.

Era sábado, por lo tanto no habían clases y los alumnos purulaban, unos se iban a Hogsmade y otros simplemente salían a tomar el sol.

Ginny Weasley no cabía de felicidad, esa mañana había podido avanzar por fin la poción, solo quedaba darla y todo resuelto. No iba a mentir, fue muy difícil elaborar un amortenia casi letalmente potente, pero era la única forma de atar al desgraciado de Potter.

Ella estaba enamorada de él, si a a la obsesión se le puede llamar como tal, y no ayudaba que su familia le alentara. Su madre, le había enviado unas galletas y una jeringuilla, solo tenía que insertar el liquido en el dulce y que Harry lo comiera.

Ginny - Y luego dicen que uso la cabeza de adorno, con esto, nadie se atrevera a olvidar su lugar. Esa escoria no me llega a la suela de los zapatos, y luego se quejan de los muggles.

Con cuidado, hizo todo el procedimiento y envolvió las galletas, solo quedaba su último paso.

...

Harry sintió un escalofrío, pero decidió ignorarlo, estaba demasiado emocionado por despertar al lado de su amado. Severus seguía dormido, llevaba unos dias donde literalmente no podía descansar, las clases y sus obligaciones pesaban más de lo que parecía.

Harry - Sev...

El menor no quería despertarlo, pero quedaba poco para que se acabara el desayuno en el Gran Comedor, luego vio a un elfo dejar un par de toallas y se le ocurrió una fantástica idea.

Harry - Disculpa

El elfo lo miró con cara rara, Severus no invitó a nadie a su habitación desde que trabajaba en el castillo, y ahora había un niño que claramente había dormido ahí.

Elfo - ¿Necesita alguna cosa?

Harry - Me preguntaba si me dejariais usar la cocina de Hogwarts...

Elfo - ¡Oh! Si quiere comida se la puedo hacer en un santiamén.

Harry - Es muy amable, pero me gustaría hacerla yo, de ser posible.

Elfo - Puedo preguntar, ahora vuelvo.

El elfo se inclinó en una sencilla reverencia y desapareció en un pop, dejando al mago a la espera de respuesta.

Teddy empezaba a balbucear desde la cuna que tenía Severus al lado de la cama.

Harry - shhh, estoy aquí, shhh.

El adolescente cogió al pequeño en sus brazos y lo balanceaba de forma suave, al instante, el infante se calmo y cerró lo ojos.

Escuchó un crujido y el elfo de antes venía con una sonrisa.

Elfo - Su petición ha sido aceptada, ¿Requiere de algo más?

Harry - Necesito un enorme favor, ¿Podrías cuidar que Severus y Teddy no se despierten antes de que llegue? Bueno, me refiero a que me avises, quiero hacerles una sorpresa.

Elfo - Yo Lya, le prometo que cuidaré bien de los dos y le avisaré en caso de despertar.

Harry - Muchas gracias, ¿Puedes transportarme?

Lya - Sin problema, señor.

En un pestañeo, Harry estaba en una cocina repleta de elfos, que le miraban curiosos pero no sorprendidos. Enseguida uno de ellos dió un paso adelante.

Gerb - Buenos dias, usted debe ser quién pidió permiso a través de Lya, soy Gerb el jefe de cocina.

Harry - Un placer conocerlo, si me pudiera facilitar un fogón, huevos, harina, azucar y una pequeña variedad de frutas le estaría muy agradecido.

𝐶𝑢𝑖𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑙 𝑝𝑟𝑜𝑓𝑒𝑠𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 ( 𝑆𝑛𝑎𝑟𝑟𝑦)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon