XIX: día duro

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Voy a revivir los sueños
Esos que creamos juntos de la mano
Revivir todas las noches sentados juntos al piano
No te vayas, no me dejes solo, quédate conmigo
Sé que aún sientes lo que siento
Sé que entiendes lo que digo

-Mil tormentas, Morat

-Mil tormentas, Morat

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Un mes más tarde...

—Bien Martín, tus fans sospechan que te traes algo entre manos, ¿podemos saber de que se trata o al menos tener una pista?

Martín escucha a aquella mujer mientras simplemente se remueve en esa silla acolchada y piensa una respuesta coherente.

Estos días han sido agotadores para Martín, las entrevistas junto con sacar nuevo contenido, las clases y producir las canciones de su nuevo álbum es simplemente abrumador.

—Solamente puedo decir que se viene nueva música muy muy pronto.

—¡Genial! Eso debe de alegrar mucho a tus fans, que estuvieron preocupadas durante esos meses en los que estuviste desaparecido, ¿volverás a hacer conciertos pronto?

—Lo cierto es que comenzaré el tour tan pronto como termine las clases, tomaré un año sabático y me centraré completamente en la música, así que sí, pronto saldrán las fechas también.

—Bien, esto es todo por hoy Martín, ¡muchas gracias por acompañarnos esta noche!

—No hay de que.

Otra sonrisa fingida mientras se levanta con la cabeza alta y saluda a las cámaras; pero también significa una entrevista menos.

Y... el bus llega tarde otra vez.

—¿Por qué voy en bus siquiera?— se pregunta a si mismo.

Porque eres un orgulloso. Concluye. Y es la verdad, a pesar de haberle ofrecido coches privados e incluso limusinas, nada se puede comparar al sentimiento de viajar en autobús con la música alta en los auriculares o incluso alguno de sus podcast favoritos, como aquellos de misterio y asesinatos, aunque realmente escuchar ese tipo de historias mientras vagas por las frías, oscuras y sobre todo peligrosas calles de Bogotá no es la mejor idea.

Finalmente llega el autobús y en tan solo unos quince minutos está parado frente a la puerta de su casa, mirando en todas direcciones mientras abre la cerradura de la puerta.

Nada más pisar el suelo de su casa suspira profundamente, relajando sus hombros mientras cierra la puerta.

Se sorprende al ver la casa totalmente vacía, y en el intento de buscar algo para comer ve una nota en la nevera.

"Estoy en casa de Villa, hay tapers con comida en el congelador y seguro que si buscas hay algo más, duerme bien!"

Martín asiente para sí mismo quitando el papel para tirarlo a la basura, y simplemente sube a su cuarto, tumbándose en la cama mientras se quita los zapatos perezosamente y asimismo la mayoría de la ropa, porque sinceramente ni siquiera tiene ganas de cambiarse a algo decente para dormir.

Mi suerte [Isargas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora