XVI: ¿A donde voy?

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Sé que te duele
Que vayas en las noches enamorando mentiras
Porque con ese clavo sólo abrirás otra herida
Pero, mi vida, verte perdida también me duele
También me duele

—Se que te duele, Morat.

Cuando termina de guardar todo lo necesario baja por las escaleras ignorando los gritos de sus familiares y simplemente abandona la vivienda

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Cuando termina de guardar todo lo necesario baja por las escaleras ignorando los gritos de sus familiares y simplemente abandona la vivienda.

Nada más caminar unas cuadras, realmente sin saber a donde va, la lluvia empieza a caer y se maldice por no haber cogido un paraguas.

Llega a un parque y se sienta allí, bajo la lluvia, sintiéndose pronto más clamado y su mente más clara.

Ahora puede ver claramente que lo que ha hecho ha sido un poco infantil e inmaduro, pero realmente dolieron las palabras pronunciadas por ese hombre al que llamaba padre.

Cuando por fin puede pensar claramente se da cuenta de las tantas llamadas perdidas en su teléfono, pero las ignora todas y llama a Villamil.

—Villa, atiéndeme el por favor— murmura mientras llama.

—Hey Marto, ¿todo bien? Es un poco tarde.

—Villa...

—Hey, Hey, Hey, ¿que ha pasado?

—Luego te cuento, ven a por mi por favor.

—¿Donde estas? Está lloviendo, ¿está todo bien?

—Estoy en el parque que está a unas cuadras de mi casa, no me siento bien, por favor ven.

—Ya estoy saliendo, no te muevas.

La llamada finaliza y Martín se abraza a sí mismo, apretando sus propios brazos.

—¡Martín! ¡¿Estás aquí?!

—Aquí— murmura Martín lo suficientemente alto como para que Villa escuche.

—Oh dios, ven, vamos al coche, morirás de frío.

Ambos suben al coche y Villa quita la ropa mojada de Martín, luego, se quita su chaqueta y jersey y se los pone a Martín, eso junto con el aire acondicionado hacen que se sienta mejor y deje de llorar, quedando con las piernas recogidas sobre el asiento mirando por la ventana, mientras Villa tararea una canción que suena en la radio.

Al llegar a la casa Martín se da una ducha y se cambia, y al terminar baja a la cocina secando su pelo con una toalla, viendo que Villa ha preparado una sopa.

—Aquí tienes Bachi— Juan Pablo deja la sopa en frente suyo y se sienta a su lado.

—No tengo hambre, Villa...

—Come un poco por favor...

Martín asiente y toma un poco.

—Ve a dormir y mañana hablamos, ¿está bien?

Mi suerte [Isargas]Where stories live. Discover now