XVII: Celos

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Aunque no encuentre razones
Hoy tengo canciones
Que me hacen quererte
Y aunque yo sé que hay mentiras
Prefiero la herida antes que perderte
Y aunque me duela la vida
Me duele más verte si no estas conmigo
Hoy aprendí que contigo
Entre más me duele, más te sigo

—Cuanto me duele, Morat.

Martín entra al aula antes de la hora indicada y se sienta en su lugar, dejando sus cosas para luego apoyar su cabeza sobre la mesa

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Martín entra al aula antes de la hora indicada y se sienta en su lugar, dejando sus cosas para luego apoyar su cabeza sobre la mesa.

De repente alguien en frente de el tose un poco, haciéndose notar.

—¿Mala noche?— pregunta Aleho con una sonrisa.

—Algo así, no he dormido absolutamente nada.

—Lo he deducido por el hecho de que estás prácticamente dormido sobre la mesa y porque llegas con una hora de antelación.

—No jodas— masculla Martín mirando la hora — ¡¿Las siete?! La clase no empieza hasta las ocho — Martín deja caer su cabeza sobre la mesa nuevamente, dándose un golpe— mátame por favor.

Aleho ríe y se sienta a su lado, colocando una mano sobre su espalda para animarlo.

—Bueno, creo que esto nos vendrá bien. 

Martín levanta su cabeza, mirando a su profesor mientras levanta una ceja.

—Me refiero a que no hemos estado en nuestro mejor momento estos últimos días... por mi culpa supongo— explica Aleho.

—No es tu culpa, es solo que... agh— pasa las manos por su cara con frustración— no puedo verte como nada más que un amigo, ademas, eres mi profesor, sería raro— dice Martín riendo un poco.

—Lo entiendo, el punto es que no quiero alejarme de ti, te tengo demasiado aprecio como para eso.

—Yo tampoco quiero alejarme de ti Ale.

—Bien, entonces... ¿amigos?

—Amigos— afirma Martín, dándole un abrazo al mayor, escondiendo su cara unos Segundos en la curva de su cuello, como sois hacer cuando era pequeño.

—Lo siento si te hice sentir incómodo— murmura Alejandro.

—No me has hecho sentir incómodo nunca, de hecho todo lo contrario, es solo que no quería hacerte daño— explica Martín, aun sin separarse del abrazo— pero ya está todo bien, ¿cierto?

—Todo en orden— dice Aleho, abrazando un poco más fuerte a Martín, el cual besa su mejilla y se separa.

—¿Has desayunado?— pregunta Martín.

—Hmm, la verdad es que no.

—¿quieres que vayamos a desayunar? Hay tiempo— propone Martín.

—Por supuesto— accede Aleho, caminando junto a Martín hasta salir por la puerta del aula.

Mi suerte [Isargas]Onde histórias criam vida. Descubra agora