I. Lonely Heart

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• Cinco años atrás •

Las luces de la discoteca y el envolvente sonido de las canciones de moda sumergían a la multitud en un ambiente privado de la realidad.

Frank consumía tragos y tragos de la botella mas fuerte y cara que tenían en la barra. Quería divertirse, desestresarse y olvidar todo lo que había pasado en las últimas horas. Su teléfono no paraba de sonar por los mensajes y llamadas que entraban a cada minuto. Pero él jamás respondería, no después de lo que se había enterado recién.

-¡Frank! -gritó una voz que sobresalió del ruido siendo percibida por él- ¡Frank!

<< Oh dioses -pensó. >>

Tomó el último trago y se levantó de la barra para salir del lugar sabiendo que aquella chica lo seguiría.

Y lo seguiría por siempre.

O al menos eso pensaba él.

Cuando la música se escuchaba opaca y el aire era fresco se detuvo. Afuera del lugar solo estaba un hombre de seguridad cuidando la puerta y cuatro chicos fumando mariguana. Frank deseó estar tan ido como esos chicos para poder enfrentar a la chica que venia detrás de él.

-¡Frank!

<< -Dioses, no. Por favor no >>

Él estaba de espaldas, se había alejado de las pocas personas y solo rogaba al olimpo para no comenzara a llorar cuando se girara y viera esos hermosos ojos dorados que lo habían traicionado.

-Frank -susurró su voz- Tienes que escucharme, cielo...

-No me digas "cielo" -sentenció frio- Jamás en tu puta vida vuelvas a llamarme así

Eso le dolió. Sabia que la estaba lastimando por hablarle así, jamás en todo lo que llevaban de conocerse le había hablado así, nunca. Pero el dolor que el sentía en esos momentos era peor.

Pero porque no conocía la parte de ella. Y probablemente no lo haría hasta mucho después.

-Tienes que escucharme -le rogó- Por favor, por favor, por favor Frank, escúchame -él no se inmutó- Date la vuelta, ¿Si?

Él accedió, se dio la vuelta y por desgracia los recuerdos de hace tan solo horas llegaron a él y al verla a los ojos supo que aquellos ojos de brillo dorado había llorado todo el tiempo.

-Me engañaste

-¡Yo soy incapaz de hacerte eso! ¿Por qué lo haría? No tengo motivos para hacerlo

-¡¿Y por qué estabas en su habitación?! ¡¿Eh?! -gritó fuertemente descargando su ira al igual que soltando unas lágrimas- ¡¿Por qué tu propio hermano me mintió para que no fuera a buscarte?! ¡¿Por qué?! -sus ojos llenos de lagrimas expresaban aquello que los hombres desprecian tanto en este mundo. La traición de quien mas confían. La traición de una mujer. la traición de su mujer.

Hazel se quedó muda totalmente. Quería decirle absolutamente todo al hombre que amaba, pero sabia que si le contaba en este momento reaccionaria de manera negativa.

-¡¡RESPONDE!! -le gritó- ¡Mi abuela tenia razón! -cerró los ojos y sonrió aun con lagrimas resbalando en su cara- ¡No eres mas que una interesada al igual que tu padre!

Y después de esa oración la chica no soportó mas y todo en ella se destruyó.

-¡¿Eso crees de mi?! ¡Dioses me conoces!

-Tal vez no tanto como pensé, maldita perra...

Y fue que él avanzó por la calle sumido en el dolor y la tristeza hasta perderse en su camino dejándola a ella sola, llorando, con el corazón en la mano y la verdad en la otra, sin poder decirle que lo que había pasado era culpa de su propia sangre, sin poder decirle que lo que paso era un plan para alejarlos, sin poder decirle que dentro de ella había dos corazones latiendo.

Sperâre [Hazel Levesque. Frank Zhang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora