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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, Mpreg, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades...

Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊

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Noches de lluvia, días de sol

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Con un suspiro, Gaara dobló cuidadosamente la carta de Temari y la guardó en uno de los cajones de su armario.

Cinco páginas.

Su hermana le había escrito cinco páginas de las cuales dos eran reclamos por no haberse comunicado desde el principio. Otras dos fueron dedicadas a contarle lo último que había ocurrido en su vida, lo cual no era mucho, a decir verdad. Más que todo era Temari hablando de cosas que otras personas le habían contado. Y la última fue un sermón sobre cuidarse, tratar de socializar con su nuevo vecindario y una advertencia de que estuviera listo para recibirla como visita en cuanto lograra juntar algo de dinero para pagar el pasaje.

Y, bueno, el que Temari llegara de visita pronto era algo que ya había previsto de todos modos. Y eso estaba bien; echaba de menos a su hermana.

Seguro que en cuanto llegara, lo obligaría a ir de puerta en puerta por toda la calle para presentarse formalmente con todos sus vecinos. Sería un dolor de cabeza, ciertamente, pero al menos eso dejaría a su hermana tranquila por un tiempo.

Probablemente se sorprendería al darse cuenta de que Gaara sí había tenido algo de contacto humano desde que se había mudado. Ni siquiera estaba seguro del porqué, pero la presencia de Naruto no le molestaba en lo absoluto. Era inclusive un poco distractoria; conseguía hacer que su mente dejara de pensar en sus problemas y lo hacía concentrarse en otra cosa.

Era agradable tener un nuevo amigo y poder ayudarlo de vez en cuando lo hacía sentirse útil. Y vaya que el rubio necesitaba ayuda. Viviendo solo, trabajando una jornada completa, teniendo que cuidarse a sí mismo y, además, con un avanzado embarazo a cuestas. Su barriga no hacía más que aumentar de tamaño, y Gaara no podía evitar preguntarse si ese niño nacería en cualquier momento. Y, por cierto, no estaba demasiado emocionado por tener un bebé recién nacido como vecino. Los niños eran bastante ruidosos y, a decir verdad, no sabía muy bien cómo tratar con ellos.

Bueno, no pensaría demasiado en eso. Era de alguna manera egoísta pensar en los inconvenientes que podría atraer el niño de Naruto para él considerando que el omega tendría que criarlo en situaciones poco convencionales: en medio de un país en crisis, solo, y con un esposo ausente que probablemente no volvería, como ocurría en la mayoría de los casos.

No le había preguntado a Naruto directamente, pero considerando la situación actual, sus propias experiencias y observaciones, la probabilidad más alta era que el esposo de Naruto hubiera sido reclutado en el Ejército para el Servicio Militar Obligatorio.

En tiempos de guerra no era una opción, y todos los hombres, tanto alfas como betas, eran llamados tarde o temprano para servir a su país. O, como él prefería llamarlo, para ir a morir como personas inocentes en medio de disputas ajenas, siendo obligados a convertirse en asesinos para sobrevivir lo más posible hasta el inminente final.

Noches de lluvia, días de solWhere stories live. Discover now