XI

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Primer día de clases. ¡Yei! ¡Qué divertido!

Detesto mi vida.

Ok, volvamos a donde nos quedamos.

Ah, sí. En el mismo momento en el que me iba a dar un colapso mental.

Estaba sentada comiendo en silencio entre Robin y Will, sentía miradas de personas curiosas y de una persona que me quería descuartizar: Max. Debería acostumbrarse a partir de ahora las cosas siempre iban a ser así, yo la molesto y ella se enoja. Pero una parte de mí, para no decir toda, sabía que lo único que sentía la chica eran celos... y grandes ganas de arrancarme la lengua.

Sonreí levemente al pensar eso, algo que mi dulce Zanahoria no dejó pasar.

---¿De qué te ríes? ---escupió de golpe.

Revoleé los ojos.

No sabía qué me irritaba más: si el hecho de que me recordó a la estúpida de mi difunta madre o por el hecho de que ahora no podía ni reírme sola y en paz.

---¿No me puedo reír, acaso? ---le respondí con el mismo tono con el que me había hablado.

Todo el mundo se quedó en silencio, expectante de nuestra conversación.

Odié eso.

---Te estoy preguntando de qué te ríes, no te estoy diciendo que no puedas reírte.

¿Qué le pasa ahora?

Robin me miró con los ojos más abiertos de lo normal, ella también esperaba mi respuesta, al igual que todos allí.

---¿De qué te ríes? ---preguntó de mala manera.

Ya sentía cómo me estaba empezando a hervir la sangre. La miré a los ojos y fingí una sonrisa.

---De ti.

La verdad es que ni siquiera sabía con exactitud por qué había dicho eso, tal vez para cerrarle la boca, tal vez porque estaba molesta, o tal vez para hacerla enojar aún más. Pero no había logrado lo que quería, se había escuchado estúpido, hasta incluso infantil. Parecía la típica respuesta que daban los niños en la primaria.

Sonó muy estúpido, sí, lo admito; pero logró "la magia" que yo quería que pasara: Max se quedó sin palabras. Se limitó a mirarme molesta y con ganas de clavarme un cuchillo en la lengua. Yo, en cambio, le seguía sonriendo hipócritamente mientras me llevaba un pedazo de filete a la boca.

Todos los demás se quedaron en silencio, curiosos y expectantes. Cuando terminó el show, recordaron que debían seguir comiendo y que mañana tendríamos que fingir que vivíamos allí desde toda la vida.

Ya era la hora de irnos a dormir y, lamentablemente, tendría que dormir en la habitación de Jane con Max y la primera.

Pijamada, qué divertido.

No tengo ningún problema con esto, no me malinterpreten, sino que tengo un problema con poder dormir. Me cuesta demasiado, a veces, doy vuelta en la cama por horas. Otras veces, en cambio, puedo dormir como un tronco. Pero eso suele suceder cuando estoy muy cansada y no tengo nada en qué pensar, pero ahora habrían muchas cosas. Demasiadas. Y no creo que ayude el intenso cotorreo de las dos chicas.

𝘿𝙚𝙖𝙧 𝙈𝙖𝙭... [ᴍᴀx ᴍᴀʏꜰɪᴇʟᴅ ʏ ᴛÚ]Where stories live. Discover now