Capítulo cinco: Visita real.

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—Mmm... Por cierto— me mira como cómplice —Alguien me pidió tu número.

—¿Qué?

—¿Recuerdas a Zadkiel?— frunzo el ceño, literalmente es la primera vez que oigo ese nombre —El chico pelinegro que te dió respiración boca a boca en la fiesta, me enteré de eso eh, bueno, me pidió tu número, ahora tienes un nuevo pretendiente...

Lo conozco solo de vista en algunas clases, ya que está en mi año, sé que está en el club de música, tiene amigos en el club de español, y me había dado respiración boca a boca, ¿Eso qué? Si, quizá es guapo, pero ya tengo mucho con todo lo que pasa.

—No me importa...

—¿No? Yo pensé que sería contribuyente en la operación pepino.

—¿Por qué?

—Arthur no te mira ahora, porque estoy seguro que sabe que andas detrás de él, pero luego que te vea con otro...

No no, no, no.

—No lo creo— niego, recordando lo de hace un rato.

Arthur había actuado como un completo homofóbico, no creo que le importe mucho.

—Es un puto egocéntrico, sé que si ve que tú de golpe ya ni lo volteas a ver y te interesa otro le vas a gustar.

Dios, no sé si soy estúpido o idiota, pero por un momento llego a pensar positivamente.

—Ten— me dice sacándome de mis pensamientos, me tiende su teléfono, me hace señas de que me lo lleve a la oreja, estoy desubicado pero contesto sin ver el remitente.

—¿Quién es?— pregunto. No me digas que...

—Tu salvador, ¿Aún sientes el sabor de mis labios bonito?

Definitivamente mi vida es un reality show

Desde pequeño siempre he tendido a ser una persona un poco despistada.

Realmente pienso que mi mente tiene un huracán que no deja que mis pensamientos sean tranquilos.

Un día quise ser productivo e hice el mandado de la ama de llaves yo mismo, sí, eso sonó muy de ricos, en fin, ella me mandó a comprar patas de pollo y estuve tres horas seguidas peleando con el carnicero porque según yo ella había dicho "patas de loro" quizá para cualquier persona es obvio que las patas de loro no se comen, pero bueno, jamás había cocinado en toda mi vida.

Estoy divagando de nuevo, pero que más da, equivocarme de pedido no sería tan importante que lo que hoy pasaría, ya que cuando me enviaron ese correo ayer, se me pasó un poco por alto el hecho de que; LA REINA VA A VENIR.

Así que desde hace unas ocho horas, cuando se suponía que debía dormir en vez de eso, he estado sentado en mi cama, viendo fijamente a la papelera de mi habitación como un loco maniático las fotos que Arthur rompió con sus propias manos, pensando: ¡Qué demonios está pasando!

Todo bien con el hecho de que sea un adolescente con un crush de la realeza inalcanzable, cualquiera podría obsesionarse con algún príncipe o princesa. Pero luego cuando me doy cuenta que soy de una familia de estatus alta, que estudio en un internado para varones en el mismo país de dónde reside la familia real, y que mi crush de la realeza vino a estudiar aquí, que no me vió ni un segundo, pero que luego entró en mi habitación desmantelando el altar de fotos suyas, y me dijo que soy un afeminado, eso, eso si está mal.

Un Príncipe De Cuento ©On viuen les histories. Descobreix ara