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Dentro de poco se anunciaba un nuevo campeonato y él había sido seleccionado. Estaba entrenando muy duro para estar a la altura. El hielo era su elemento, aunque sabía que sería una competencia muy reñida, estaba dispuesto a darlo todo para conseguir la victoria. Era un competidor nato, y sabía que podía llegar lejos si se esforzaba lo suficiente.  Entrenaba todos los días, mejorando cada vez más su técnica y aumentando su resistencia. Se visualizaba ganando la competición, y eso le motivaba aún más. Sabía que sería un campeonato duro, pero estaba dispuesto a luchar por el primer puesto.

—¡Ther!—gritó una de cabellos dorados desde las gradas.

El rubio se acercó suavemente hacia ella.

—¿Lumine?
—Deberías descansar un poco. Llevas entrenando desde las 6 de la mañana.
El de ojos claros se deslizó por la pista hasta encontrar su mochila intentando buscar su teléfono.
—Son las 8 de la tarde. Tómate un descanso, te lo mereces.
El joven suspiró y fue con la mochila hacia su hermana cabizbajo.
—Lumi, estoy bien. Tengo que practicar más. Solo eso—habló para otra vez hurgar en su mochila.
—Toma—le entregó la botella de agua que estaba buscando—Te tiemblan las piernas, mentiroso.
El rubio se encogió de hombros.
—¿Tan importante es para ti?
Él observa a sus luceros ámbar con una expresión de pesadumbre.
—Es todo lo que tengo—pronuncia con melancolía.
—Solo... recuerda que tu salud también es importante. Solo tenemos una vida, Ther. No intentes desperdiciarla.
Hace un sí con la cabeza para luego entrar en las gradas y quitarse los patines.
—Lo sé. Gracias.
—¿Por qué?
—Por todo.

Observaba su pantalla de ordenador con detenimiento mientras la partida seguía su curso

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Observaba su pantalla de ordenador con detenimiento mientras la partida seguía su curso. Se escuchaba como sus manos tecleaban con cierta molesta el teclado y el sonido paró cuando en la pantalla se podía ver "Defeat ".

—¿¡QUÉ?! NO ME LO PUEDO CREER, PERO SI LOS ROJOS ERAN MALÍSIMOS.

—El malo eres tú, Xiao—dijo una voz femenina.

—HU TAO, ¿TE PUEDES CALLAR?

—¡XIAO BAJA LA VOZ!—habló su padre detrás de la puerta—Vas a despertar a la pequeña.

Maldijo a la pelimorena en bajo con todo su ser.

—Parece que solo se te da bien patinar y enamorar a las chicas—pronunció con ironía.

—No enamoro a las chicas, idiota.

—Ah, es verdad. Nuestro pequeño Gremlin está completamente enamorado de un famoso modelo. Que gay sos algunas veces Xiao—terminó con una leve risa.

—¡CÁLLATE! Sabes que no me gusta.... Solo me parece bastante atractivo y me encanta su manera de mirar a la cámara, siempre sale hermoso en casi todas las fotos y...—detuvo su habla por el recientemente ruido de la puerta al abrirle.

—Y sigue gritando y desobedeciendo a su propio padre.

El joven de hebras oscuras clavó sus ojos en el pelirrojo. Sus miradas duraron 30 segundos mientras Xiao intentaba hacer una recapitulación del asunto.

—¿Qué haces aquí?—preguntó secamente.

—Ayudar a mi novio, ¿y tú?

—Intentando aguantarte y respirar.

Se observaron durante otros escasos segundos mientras Tartaglia cerraba la puerta sin hacer ruido. 

Xiao suspiró y volvió a meterse en la llamada.

—¿Sigues ahí?

—Ajá. Andaba viendo la nueva sesión de fotos de Venti.

—¿¡QUÉ SESIÓN?! ¿¡DÓNDE!?

Hu tao estalló a carcajadas.

—Vaya, sí que estás pillado. No me sorprende.

Todo su ser dolía y temblaba, solamente quería una ducha y descansar algunas horas porque él sabía que mañana sería un día más duro

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Todo su ser dolía y temblaba, solamente quería una ducha y descansar algunas horas porque él sabía que mañana sería un día más duro.

—¿Quieres pedir algo para cenar? Nuestros padres no están y sé que ninguno de los dos tiene ganas de aprender a cocinar ahora mismo.

—Pide un Paimon Eat de una pizzería cercana o algo—después de decir eso se dejó caer en el mullido sofá y cerró sus ojos.

—Te levantaré cuando llegue la pizza, ¿vale?

Aether no respondió y su hermana podía divisar un hilo de saliva cayendo por su boca. Lumine rió levemente para luego agarrar una manta y ponérsela encima al rubio.

 —Buenas noches entonces.

Mientras esperaba contempló todos los rasgos del durmiente. Sus labios rosáceos, sus mechones oro dejándose caer por el sofá, un cuerpo con apariencia frágil pero fuerte y cuando hablaba parecía que estabas oyendo a un ángel, todo era increíblemente genial en él. Era imposible que ningún ser humano en toda la faz de la Tierra pudiese hallar alguna imperfección en el joven.

—¿Qué tengo yo?—habló con una voz quebrada.

Ella pensaba que nunca sería suficiente para alguien. Proyectaba en su cabeza miles de cenas y todas en ellas su pareja se hartaba de ella. Creía que no tenía ni el mejor físico ni la mejor personalidad. Hasta se aborrecía de ella misma. 

Con todo su ser quería ser su hermano porque desde su parecer era completamente perfecto. Nunca se rendía, era amable, servicial y siempre daría todo lo que fuese por cumplir sus ideales. ¿Desde cuándo tiró la toalla para cumplir sus sueños? Ni la de pelo corto sabía, solamente se dejaba llevar por sus padres, creía que así podría albergar la felicidad, sin embargo hizo lo contrario. Se puso la máscara que sus padres confeccionaron únicamente para ella y no siguió su propio camino. Deseaba ser Aether, no, lo necesitaba.

—Siempre seré la segunda en todo. Siempre seré tu sombra, Ther. Por favor, cuida de mí y de nuestra familia, porque Dain no lo pudo hacer—habló para el chico dormido.

El sonido del timbre sonó en toda la habitación. Se limpió las lágrimas con las mangas de su sudadera y caminó hasta la puerta. Echó un último vistazo a su hermano con una leve sonrisa y giró el pomo.


Desde ese día cambió algo en Lumine. Una parte de lo que estaba muerto dentro de ella, despertó.





Hasta la cima 𖤐 𓈒࣪  ᭡ ˖Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz