Imaginario

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Por: damianalanblack

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Por: damianalanblack



Norwood / New Jersey

14 de mayo de 2022

Adam Collins se sentía agradecido. Sus padres celebraban su décimo aniversario de vida, propiciando una gran fiesta en el jardín posterior de su casa, ubicada en la Avenida Glenn. Sin embargo, solo habían asistido algunos de sus compañeros de escuela, obligados por sus padres. Adam era hijo único y no tenía verdaderos amigos. Eso no parecía ser un problema grave; pero para él, era algo que empañaba su felicidad.

Luego de disfrutar de los juegos y algunos trucos de magia, llegó finalmente la hora del pastel. Estaba hecho con arándanos y mucha crema; era su favorito. Mientras todos observaban y aplaudían con algarabía, él decidió pedir un deseo... Ese deseo cambió el rumbo de su historia.

—Desearía tener un verdadero amigo... —dijo, antes de soplar las velas. Segundos después de hacerlo, el viento incrementó, el cielo se oscureció y una imponente lluvia se hizo presente. La mesa de botanas se volteó, y el pastel cayó al suelo; nadie pudo disfrutar de él.

—Adam; vamos a la casa —dijo su madre, tomándolo del brazo. Todos comenzaron a correr hacia sus autos, dejando atrás los restos de la fiesta de Adam. Esa tempestad repentina había causado muchos estragos. ...

Horas más tarde, Adam estaba en su alcoba mirando a través de la ventana. Sus ojos se humedecían, con tan solo observar el enorme desastre en su jardín, y a su padre tratando de arreglarlo todo. Su madre: Alexandra Miller entró con una taza de Cocoa en sus manos.

—Cariño; te traje Cocoa caliente.

—Gracias, Mamá; pero no me apetece.

Alex dejó la taza sobre una mesita de madera, se acercó hasta él, lo volteó levemente y se agachó.

—Adam; sé que estás molesto por lo que sucedió, pero no es culpa de nadie. Fue el clima de último minuto.

—No estoy molesto, mamá.

—¿Me lo juras?

—Te lo juro. Esperaré a que se enfríe la Cocoa.

—¡Ese es mi hijo! —exclamó, sonriendo mientras se levantaba. Su madre se retiró y cerró la puerta con sumo cuidado. Adam tomó la taza de Cocoa caliente y bebió un sorbo. Luego, la dejó sobre la mesa y decidió

acostarse. De pronto, alguien apareció al lado de su cama sin que él se diera cuenta.

—No pensarás quedarte ahí toda la tarde, ¿o sí? —dijo, con una voz algo diminuta.

Adam se asustó y se levantó de la cama rápidamente.

—¿Cómo entraste a mi alcoba? ¿Quién eres?

Antología: Érase una vez una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora