Nuestros autores se reúnen nuevamente en: "Érase una vez una estrella". Un conjunto de relatos perfectos para leer en cualquier época del año.
Toma asiento, busca un lugar cómodo y disfruta de historias que te cautivarán de principio a fin.
La entrevistadora llega al plató entre un mar de aplausos. Hace una reverencia exagera y espera a que el público se calme para empezar a hablar.
Entrevistadora:
Bienvenidos de nuevo a La Cumbre, el canal de entrevistas más solicitado del país. Hoy tenemos con nosotros a dos personas que han dado mucho de qué hablar últimamente. ¡Por favor, que entren Sky y Adam!
El público aplaude de nuevo mientras los dos invitados, tomados de la mano, entran en el plató. La música marchosa acompaña el momento alegre. Ella luce una sonrisa tímida mientras él muestra la suya, más canalla. Tras hacer una leve inclinación, le suelta la mano a su acompañante y la señala entre aplausos.
Entrevistadora:
Sky, Adam, muchas gracias por estar aquí hoy.
Los invitados se sientan al lado de ella, aún sonrientes.
Adam:
Gracias por invitarnos, Kimmy.
Sky:
Estamos muy contentos de estar aquí esta noche.
Entrevistadora:
¿Qué se siente que vuestra historia la hayan leído miles de chicos y chicas? Sky:
Asusta un poco. Creía que mi historia no iba a interesarle a nadie y que no se iban a sentir tan identificados conmigo. Estoy muy acostumbrada a que me vean como la mala de la película. Es agradable ver que les caigo bien.
El público grita y aplaude. Se escucha un "¡Guapa!" y un "¡Reina!" desde el fondo. Sky se tapa la cara con las manos.
Sky:
¡Qué vergüenza!
Adam:
Deja que te vean brillar con luz propia, luciérnaga.
Entrevistadora:
Adam, cuéntanos el por qué de ese apodo cariñoso.
Sky se reclina en la silla y lo mira con una ceja alzada y una sonrisita pilla.
Sky:
1
Eso, eso. Que el público quiere saberlo, risitas.
Los oyentes se ríen mientras el chico aprovecha la pausa para beber agua.
Adam:
Verás, Kimmy, soy de los que creen que cada persona tiene su propia luz especial. Sky la tiene, pero cuando la conocí era incapaz de verla. Estaba apagada, triste. Las luciérnagas tienen su propia luz, como esta chica tan bonita.
