17

42 15 1
                                    

Jueves 29 de Agosto del 2006;
11:36 am

Maisie Lee

—Bien, ¿te duele cuando hago presión aquí?— dijo Lori oprimiendo la parte de mi pecho.

—No— negué.

Lori me miró unos momentos.

—Te veo diferente hoy, más optimista ¿algo interesante que contar?

—¿Por que lo dices?, siempre estoy optimista— hice el intento de una sonrisa, pero presiento que me salió más una mueca que eso.

Alzó una ceja como de sospecha, así que decidí intervenir antes de que se creara ideas en su cabeza.

—La verdad es que no lo sé, solo que me siento más motivada que otros días.

—Me alegro que te sientes de esa manera querida— soltó un pequeño suspiro —Bien, parece que todo está en orden así que volveré a las seis, procura tomar tus medicinas a tiempo ¿si?

Yo solo asentí un par de veces.

—Ok, nos vemos linda— dijo saliendo de mi habitación.

—Adiós Honey.

La verdad es que si me he sentido más rara de lo normal, más ¿alegre?

No lo sé, pero sinceramente no era un sentimiento que me desagradaba, al contrario, me sentía aliviada de sentir esta sensación, sin importar que o quién lo había detonado.

Sonó mi alarma de mi teléfono y eso significaba que podía estar una hora sin la cánula, que ya de por sí me molestan usarla.

Me la saque y la coloque debajo de la cama.

También significaba que eran las once con cuarenta, lo que quiere decir que...  ¡Debo tomar mis pastillas para la taquicardia ventricular! ¡Mierda se me olvidó!

Me paré apresuradamente de mi cama para buscarlas, no puedo creer que se me haya olvidado de tomar esa medicina y eso que Honey me lo había recordado hace unos minutos. ¡Maldición!

Debo ser estricta con mi tratamiento.

Empecé a buscar como toda una loca por mi habitación, tirando todas las cosas que estaban en mi velador, cama y todo lo que estuviera a mi paso, pero simplemente no encontraba el paquete que contenía mis pastillas.

—¿Dónde están? ¿dónde están?— preguntaba entre susurros una y otra vez para mí misma.

Ya entrando en pánico, fui al baño, solo para enterarme que el paquete de mis pastillas de la taquicardia ventricular estaba vacía.

¡Pero que desastre soy!

Intenté calmarme, no quiero desmayarme por alterar mi corazón o mi respiración, ya no.

Inhalé un gran trozo de aire, como  resultado pude tomar el control, caminé a la salida de mi habitación.

Necesito pedir otro paquete de mis medicamentos.

Pero ese plan se postergaría más tiempo de lo que pensé.

Saliendo de mi habitación, di dos pasos adelanta, pero me detuve.

Ese fue mi error.

O quizás...

Lo correcto.

Tal vez sea por lo aturdida que estaba en ese preciso instante, eso, o los pocos reflejos que tengo me hicieron parar en seco, percatándome que en poca distancia de mí, un chico corría del sentido contrario, pero al percatarse que iba a chocar conmigo se sobresaltó a centímetros de mí, golpeando su pecho con mi brazo izquierdo, creando un pequeño empujé dirigido a mí.

My SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora