—Tengo un último favor —Dijo Merlina a Weems.

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EL HOSPITAL LE TRAÍA MALOS RECUERDOS, Casey casi pierde a su hermano, el cual era militar y había sido herido durante una misión, por lo que los hospitales le daban cierta sensación de inquietud.

—¡Merlina! ¡Casey! —Gritó Eugene.

—Eugene. Me alegra ver que finalmente estás despierto —Dijo la morena. Casey sonríe al ver como Merlina cuida al chico

—Escuché que me visitaste todo el tiempo —Sonrió el chico.

—No vuelvas a mencionarlo nunca más —Dijo la pelinegra.

—Escucha, he querido decirte... —Trató de decir Eugene.

—No debería haber ido al baile. Debería haber estado contigo —Merlina se culpó, la castaña colocó una mano en su hombro.

—No es tu culpa. Es del monstruo.

—En realidad, se llama Hyde. Todavía está por ahí —Habló Casey por primera vez —No puedes volver a Nevermore. Ni siquiera para controlar tus abejas. Y tienes que escucharnos esta vez —La castaña le ordenó al chico.

—Pensé que se suponía que los Zumbadores debían permanecer juntos. Esa noche en el bosque, alguien prendió fuego a esa cueva —Dijo el chico.

—Sí, Dra. Kinbott. Es tan extraño que fuera ella —Dijo la castaña.

—Realmente no recuerdo nada de eso. Acabo de ver a alguien vestido de negro y con esas botas —Dijo Eugene, Casey y Merlina se miraron.

—¿Qué hay de sus botas? —Preguntó la pelinegra.

—Hubo una explosión de luz y solo por un momento, vi que no eran negros. Eran rojos —Exclamó el chico.

Casey y Merlina se miran asombradas. Pues ya saben quién está controlando al hyde.

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EL SALÓN DE HERBOLOGÍA QUE CASEY TANTO ODIABA, se encontraba oscuro a esas horas. En él se encontraba Thornhill mientras hacia algún tipo de retorcido experimento.

—Merlina, pensé que ya estarías a medio camino de Nueva Jersey —Dijo la mujer mirando a ambas jóvenes —Casey y tú ¿qué haces aquí?

—Puedes dejar de actuar, Laurel. Debería haber sabido que eras tú, siempre me dabas mala espina —Dijo Casey —Fingiendo tu muerte, consiguiendo un trabajo en Nevermore, manejando a un Hyde.

—Por lo general, tengo una gran admiración por las tramas de venganza bien ejecutadas —Completó Merlina —Pero el tuyo fue un poco extremo, incluso para mis altos estándares.

—Oh queridas. Weems tenía razón. Necesitan ayuda psiquiátrica —Dijo Thornhill de forma dramática —No se pueden lanzar acusaciones salvajes sin consecuencias.

—Pueden ser salvajes... pero son verdad. Tyler nos lo contó todo —Comentó la castaña.

—Inicialmente acusamos incorrectamente a Kinbott de usar la hipnosis para desbloquearlo. Pero usaste un químico derivado de plantas, ¿no? —Dijo la morena.

—Sabemos que tu padre vigilaba a todos los marginados de la ciudad. Así que asumo que te contó sobre el secreto de la familia Galpin cuando eras solo una niña. Por eso apuntaste a Tyler. Lo manipulaste mostrándole lo que realmente era su madre —Dijo Casey.

—Tyler no se dio cuenta de que la verdad no lo liberaría. Lo siento mucho. Lo esclavizaría a ti. —Dijo la pelinegra —Eso fue aterrador al principio, así que usaste la cueva y los grilletes. Pero finalmente se convirtió voluntariamente en tu sirviente. Y cuando Kinbott estuvo a punto de descubrir la verdad, hiciste que Tyler la matara y culpara a Xavier.

—Puaj. Eso es suficiente —Thornhill las silenció, en eso entró Tyler a la habitación —Tyler, cariño, haz feliz a mamá y cállalas permanentemente.

—Él no está de tu lado —Dijo Casey, pues quería a su amigo devuelta.

—Tyler hará cualquier cosa por mí. ¿Recuerdas lo que te dije? Te mostré quién eres realmente. Lo que le hicieron a tu madre... —Acarició la cara de Tyler lo que hizo que la bilis subiera por la garganta de Casey y tuviera que tragar fuerte para evitar vomitar —Los parias te convirtieron en un monstruo.

—Si solo odias a los marginados, ¿por qué también está matando normies? —Preguntó Merlina.

—Son solo peones en un juego más grande. Como ustedes —Dijo Laurel —Una vez más, has subestimado la situación. Nunca te subiste a ese tren. Envié a Tyler a interceptarte.

—Nunca llegamos a la estación —Confirmó Casey.

—¿Escuchaste lo suficiente? —Preguntó Merlina, lo que hizo que Weems se transformara.

—Su esclavo probablemente todavía esté en la estación. No hagas esto más difícil de lo que ya es, Marilyn —Pidió la directora Weems.

—¡Mi nombre es Laurel! —Gritó Laurel

En cuestión de segundos Laurel inyectó a Weems con un líquido, el cual la paralizo y la tiro al suelo. Allí comenzó a convulsionar lo que hizo que ambas chicas se pusieran alerta.

—¡Directora Weems! ¡Directora Weems! —Llamó Casey, tratando de despertarla, usando sus conocimientos en medicina.

—Envenenamiento por belladona —Contestó la pelinegra.

—Un final apropiado, ¿no creen? —Dijo Laurel cínicamente.

—Un final apropiado, ¿no creen? —Dijo Laurel cínicamente

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𝑰𝑵 𝑻𝑯𝑬 𝑵𝑨𝑴𝑬 𝑶𝑭 𝑳𝑶𝑽𝑬 [MERLINA ADDAMS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora