𝑰𝑵 𝑻𝑯𝑬 𝑵𝑨𝑴𝑬 𝑶𝑭 𝑳𝑶𝑽𝑬 [MERLINA ADDAMS]

🔮03🔮

POV Casey

LA NOCHE ANTERIOR había ayudado a algunos Lobos en sus primeras transformaciones, así que esa mañana se siente resentida cuando se levanta. Tiene que esforzarse el doble para realizar los ejercicios rutinarios, luego una ducha y más tarde un café.

Se mira al espejo; ojeras levemente marcadas, pelo más aclarado que de costumbre y labios hinchados. No ha sido su mejor noche. ¿Esa es la vida que quería para ella? ¿Una vida llena de preguntas sin respuestas? ¿De arrepentimientos? ¿De sentir que les había fallado a sus sentimientos?

Cuando Ajax la recibe en su clase de cultura y le ve la cara, ella quiere agradecerle el que nunca le haga hablar de más y de todas formas la comprenda, pero en lugar de hacerlo se queda callada mientras el sol vierte su calor y su luz, como de una jarra, sobre sus cabezas. Él advierte que, aunque ella es una persona callada, o al menos más callada que él, ese día está todavía más sumida en sus propios pensamientos que de costumbre. Y quizás es verdad.

—Merlina, ese es su nombre—comenta, para sorpresa de Ajax.

Lo ve tambalearse un poco emocionalmente. Por eso añade:

—Tranquilo, no quiero hablar del tema.

—¿Estás bien? —la mira con preocupación.

—En realidad, no lo sé.

Piensa que no puede mantener esa conversación y que más le valdría esquivarla porque lo único que quiere es irse a su cuarto y llorar. Pero él le agarra la mano como animándola a proseguir y ella lo hace.

—Vine aquí esperando cumplir una promesa que le hice, pero no sé si estoy preparada.

—Escucha—dice Ajax en voz baja, alargando los brazos para sostenerla por los hombros—No estamos hechos sólo de un material. Ni yo, ni tú, ni nadie. ¿Cuál es la realidad que importa en tu vida? ¿Lo sabes? —no entiende nada, así que niega con la cabeza—. Pues entonces, mientras encuentras la respuesta a esa pregunta, busca también una fuente que te sane.

—Hay demasiado que sanar en mí.

Ajax sonríe amablemente.

—Como en todos—asiente, disipando la tensión— Yo a veces me pregunto cómo sería mi vida si no hubiese nacido como un Gorgona.

Pero Ajax no se imagina que Casey también se ha hecho muchas veces esa pregunta, así que se limita a responder:

—No serías el que eres ahora. Serías otra persona.

—¿Y cuándo piensas en eso crees que podría ser mejor o peor? —ante el ceño fruncido, él aclara—: El convertirte en otra persona.

—No lo sé.

—Entonces ambos tenemos trabajo por delante.

—Un trabajo pesado.

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CUANDO TERMINA LA JORNADA ESCOLAR, Ajax decide que es un buen momento para disfrutar de un rato en la piscina. Ella, por supuesto, intenta negarse alegando que necesita descansar porque últimamente no duerme lo suficiente, pero él la agarra del brazo y se la lleva a rastras por los pasillos del castillo.

Llegan a la piscina escolar en cuestión de minutos. El frío se amontona en su cuerpo y tiene que envolverse con el abrigo de su uniforme. La piscina está rodeada de árboles y al fondo se puede ver la tarde. El paisaje es perfecto.

La primera vez que había salido con Merlina a otro lugar diferente a aquella cafetería, fue cuando Casey la había invitado a su casa. Allí la castaña intentó convencer a la pelinegra de entrar a la piscina.

Y aunque Merlina había intentado resistirse lo suficiente, aquello era demasiado para cualquiera, incluso para una persona fría y cruel como ella. Tuvo que decir que sí. Quizás todo aquello no era tan mala idea después de todo, había pensado.

Todo era nuevo para ella, cada paisaje, cada rincón, cada sensación. La aspiraba y la exprimía. La agarraba y la consumía. Y Merlina simplemente se quedó apoyada al borde de la piscina, observando cómo todo se volvía más hermoso en su presencia.

Fue Casey la que la había agarrado de la mano, arrastrándola hacia la orilla.

—¿Vas a quedarte ahí mirándome o vas a meterte en el agua? —había gritado Casey, porque quizás era cierto y se había quedado demasiado tiempo observándola como una especie de gárgola de iglesia.

Casey no quería parecer obvia ni ansiosa por pensar en ir más allá de las habituales charlas, pero le gustaban esos ojos cafés, sus trenzas al viento, su color de piel que parecía irresistible. Pero sobre todo le gustaba su mirada tan fría y misteriosa, le atraían sus ocurrencias salvajes e irónicas.

—¿Me vas a dejar nadando sola? —había preguntado

—Creo que te las apañas perfectamente sin mí, Casey.

—¡Pero es mucho mejor en compañía!

—Aquí estoy bien, no me hagas gritarte.

Sonrió con ternura hacia la joven Addams, avanzó unos cuantos pasos, hasta colocarse peligrosamente cerca de ella. Por supuesto estaba acostumbrada a la cercanía con la joven.

Añadió:

—Hoy no quiero que seamos dos chicas que huyen de su pasado y legado familiar—diciéndolo con una voz lo suficientemente rasgada como para conseguir que el planeta entero se arrodillara ante sus pies— Hoy quiero ser Casey y que tú seas Merlina, quiero enseñarte a nadar, que te quejes por el frío del agua, que me escuches reír. Quiero verte disfrutando, Merlina—la agarró del brazo, sabiendo que había debilitado todas sus defensas—. ¿Podemos?

En menos de dos décimas de segundo, ambas estaban en el agua, tan cerca una de la otra que podían oler sus perfumes.

Y allí, mientras se salpicaban, se empujaban, e intentaban sumergir a la otra, compartían risas y chistes malos que sólo ellas entendían, Casey supo que aquella era la primera vez que veía como la luz del sol se escondía entre los árboles, llenaban un rostro que la enamoraba de una manera difícil de describir.

El rostro de Merlina.

El mismo rostro que ve hoy entre el agua y el viento que sopla. Sólo hay una diferencia palpable y es que en esa ocasión no tiene a alguien a quien agarrar de los brazos. En esa ocasión es solo ella y se mete en el agua, porque necesita purificarse, toparse con la joven que dejó allí.

La misma joven que es ajena a que, en la carreteracercana hay una joven de vestiduras negras y blancas quien con su familia se encaminan en dirección a Nevermore.