Aliados 3 Temporada [Completado]

Capítulo 34: Atrapados

-Vayamos al hotel -dijo Inti -ahí debe haber algo para desatarnos.

Asentimos y corrimos al hotel con la esperanza de encontrar a los chicos y que nos explicaran que demonios había pasado para que termináramos atados a un árbol.

Al llegar al hotel entramos todos menos Inti y Franco que luego de desatarse las manos fueron a la casa de Azul a ver si ella seguía allí. Buscamos en prácticamente todo el hotel pero no había rastros de los chicos, ni una pista de donde podrían estar, nada.

*****

Franco POV.

Corrí lo más rápido que pude a la casa de Azul junto a Inti. La puerta estaba abierta y afuera no estaba el auto de Mario o Matilda. Entramos a la casa y en el sillón estaba Rosa atada con una venda en la boca evitando que profiriera algún sonido.

Rápidamente la desaté y me abrazó asustada mientras Inti investigaba toda la casa en busca de Azul o algo que nos dijera donde estaba.

-Rosa ¿qué pasó?

-Y-yo estaba preparándole el baño a la señorita Azul cuando alguien me desmayo, y después aparecí acá -contestó asustada.

-Franco -Inti entró a la sala con preocupación.

-¿Encontraste algo?

-Nada.

-¿Qué está pasando? -preguntó Rosa al ver nuestras caras. -¿Dónde está Azul?

-Rosa quiero que vayas al ViveRo Bar ¿lo conoces? -ella asintió.

-Ahí van a estar Mary y Taylor -continuó Inti -quedate con ellos y deciles que Azul, sus dos hijos y otras personas más desaparecieron, y que Franco, yo y otros amigos los vamos a ir a buscar, que no se preocupen.

-Pero...

-Hacelo -dije - y no te muevas de ahí.

Ella asintió confundida y salió de la casa.

-Esto es muy raro -dijo Inti una vez que se fue -¿Por qué se habrán llevado solo a ellos?

Negué con la cabeza dándole a entender que no tenía ni la menor idea de porqué a nosotros no nos habían llevado.

*****

Noah POV.

Desperté sintiendo un agudo dolor en mi espalda y brazos. No entendía nada de lo que había pasado, y tampoco recordaba como había llegado a ese lugar.

-¿Donde estoy? -murmuré a la nada misma.

Estaba en un cuarto sin ventanas, solo con una puerta de hierro que hacía la diferencia de la pared y el suelo que estaban cubiertos de algo suave y esponjoso, cómo almohadones en vez de tintura o madera. De a poco pude incorporarme a pesar de que las piernas me pesaban como si fueran ladrillos.

Escuché un sonido mientras me paraba y miré detrás mio donde Venecia estaba sentada contra la pared, con los ojos cerrados, como si estuviera dormida, pero más que eso parecía desmayada. Rápidamente fui junto a ella y la moví despacio para que reaccionara.

-Mi amor -susurré -mi amor desperta...

Lentamente Venecia fue abriendo sus ojos.

-¿Qué paso? -preguntó una vez que los había abierto por completo.

-¿Estas bien? ¿el bebe está bien? -pregunté preocupado. Ella tocó su vientre y asintió.

-¿Donde están todos? -intentó incorporarse y yo la ayudé.