08.

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ꜱɪɴ ᴠᴇʀɢᴜᴇɴᴢᴀ

Hyunjin había ignorado por completo al príncipe, sin
embargo, el seguía siendo un príncipe y debía ser tratado como tal, en ningún momento él había ordenado eso.

Un pequeño recuerdo llegó a la mente de Hyunjin, él lo había castigado y lo había enviado a ese lugar como un castigo, sin embargo, eso había sido sólo temporal.

Hyunjin cubrió su rostro con sus manos, él nunca dijo cuánto tiempo iba a estar el príncipe en ese lugar y como nadie había vuelto a mencionarlo se había olvidado por completo de el, él lo miró detenidamente.

El iba vestido con un sencillo pantalón blanco que le llegaba hasta las rodillas, no tenía ningún adorno, ni siquiera los sirvientes vestían de aquella manera, el príncipe llevaba sus pies descalzos, lo mismo había pasado antes, él
pensó que era por la extravagancia del príncipe, sin embargo, algo le hizo pensar que no era de esa manera.

— ¿Me estás diciendo que llevas tres años viviendo en este lugar sin la ayuda de ningún sirviente?

—Si.

— ¿Por qué nunca dijiste nada?, ¿Por qué nunca te quejaste?

— ¿Porque lo haría?, y aunque lo hiciera quién me escucharía, su majestad me dejó en claro que no quería verme, solo hago lo que su majestad quería.

—Yo no...

Jeongin le puso la ropa sobre la cama y le dijo...

—Lo siento, pero no hay más ropas que puedas usar en este lugar así que tendrá que usar sus ropas, en verdad están limpias, yo mismo las lave, aunque las manchas de sangre no desaparecieron.

En ese momento Hyunjin sintió pesar por el príncipe que tenía enfrente, aunque él no sentía simpatía por el debido a todo lo que hizo su familia, sintió pesar por vivir de una manera tan difícil durante tantos años.

Hyunjin tomó la ropa y retiró la sábana con la que estaba
tapado, hasta ese momento él no se dio cuenta que estaba completamente desnudó, su cara se tiñó de rojo y le preguntó.

— ¿Quién me quitó la ropa?

—Fui yo, ¿Hay algún problema?

— ¿Acaso no tienes vergüenza?

— ¿Por qué debería de tenerla?

—Quitaste toda mi ropa.

— ¿En verdad debería tener vergüenza por eso?

—Eres un desvergonzado, sal que voy a cambiarme.

— ¿No quiere que le ayude?

—No, ahora sal.

Jeongin salió de la casa, Hyunjin se levantó para cambiarse, en eso el volvió a entrar y asomar su cabeza por la puerta viéndolo completamente desnudo, el no se inmutó ni sintió vergüenza alguna y como si nada le pregunto.

— ¿Su majestad está seguro que no quiere que le ayude a vestirse?

Hyunjin se cubrió con sus manos y le gritó.

—No, vete y cierra la puerta.

—Como desee.

Hyunjin nunca había tenido tanta vergüenza en su vida, que educación había tenido el príncipe como para ver a un hombre completamente desnudo y no inmutarse.

Jeongin esperó pacientemente a que Hyunjin se cambiara y se preguntó qué había hecho ahora para que su majestad estuviera tan molesto.

Hyunjin salió de la casa, le costaba un poco caminar, se sentía mareado y su cabeza daba vueltas, Jeongin lo sujeto ya que estaba a punto de caer y le dijo.

—Lo ayudaré a llegar hasta el palacio.

Hyunjin no se encontraba en posición de rechazar su ayuda así que no dijo nada y se apoyó en su hombro para no caer.

Mientras caminaban, Hyunjin vio que el príncipe llevaba los pies descalzos y le preguntó.

— ¿Por qué no usas zapatos?

—Solo tengo un par de zapatos y me van pequeños, lastiman mis pies, prefiero no usarlos.

Hyunjin se sintió miserable, como esposó no le había proporcionado lo necesario a su esposo, aun cuando él lo odiaba no quería ser visto como un hombre tacaño que deja que su esposo viviera como un pordiosero.

Hyunjin se apoyó en el hombro de su pequeño esposo hasta llegar, al palacio y encontrar a unos guardias, cuando ellos vieron al rey pálido y con las ropas manchadas de sangre corrieron a auxiliarlo. Jeongin se hizo a un lado mientras veía cómo se llevaban al rey, cuando Hyunjin se giró para mirar atrás el ya no estaba,
había desaparecido como un fantasma.

Después de que el médico atendiera a Hyunjin él mandó a llamar al mayordomo y le preguntó.

— ¿Sabías que durante todo este tiempo mi esposo ha estado viviendo por su cuenta olvidado en una pequeña casa en la parte más alejada del castillo?

—Por supuesto que lo sabía su majestad, le recuerdo que ese fue el castigo que usted escogió para el príncipe cuando atacó a la señorita Chaewon.

—Yo dije que lo llevarán a ese lugar, pero no que lo dejarán ahí para siempre, solo debían dejarlo a lo mucho un mes para que meditara sobre lo que hizo.

—Su majestad no dijo nada sobre eso y tampoco volvió a preguntar por el príncipe.

—Ordena que lo traigan devuelta, también que le den ropas nuevas y zapatos cómodos.

—Como ordene su majestad.
Jeongin estaba trabajando en su huerto cuando el mayordomo se acercó a el y le dijo.

— Príncipe, ¿Qué estás haciendo?

—Trabajando en mi huerto.

—Ese no es el comportamiento digno de un príncipe.

— ¿Entonces quieres que me siente en mi habitación esperando a morir de hambre?

—Por supuesto que no, por eso se, le trae comida al príncipe cada día.

Jeongin no pudo evitar reírse ante las absurdas palabras del mayordomo y le dijo.

—Desde que estoy viviendo aquí solo una vez me dieron una cesta con comida y eso fue hace tres años, desde entonces no he vuelto a ver a ninguna de las sirvientas, tampoco me han traído comida, si no busco mi propia comida moriría de hambre, ¿Acaso
el mayordomo quiere que muera de hambre?

El mayordomo quedó estupefacto, aunque el príncipe había sido
enviado a esa parte alejada del castillo él había ordenado a las
sirvientas que se encargarán de darle comida al príncipe, era inaudito que el hubiera estado viviendo peor que uno de los sirvientes cuando era un príncipe.

El mayordomo miró a una de las sirvientas que le había
acompañado y preguntó.

—Es eso cierto?

—No lo sé señor.

—Hablaré con la jefa de sirvientas después, más les vale que no sea cierto lo que el príncipe está diciendo.

Jeongin se sintió molesto, el mayordomo no creía en sus palabras, el siguió quitando las malas hierbas de su huerto.

—Principe deje eso y acompáñeme por favor.

— ¿A dónde?

—Su majestad quiere que vuelva al palacio.

Jeongin recordó el primer año que había vivido en el palacio, encerrado en su habitación congelándose en el invierno y muriéndose del calor en verano, el siguió cortando las malas hierbas y dijo.

—No quiero, dígale a su majestad que prefiero vivir aquí.

—Pero príncipe su majestad...

—No pienso moverme de aquí, por qué no olvidan que estoy en este lugar como lo han hecho hasta ahora, déjame tranquilo

❝ꜰᴏʀɢᴏᴛᴛᴇɴ ʜᴜꜱʙᴀɴᴅ❞Where stories live. Discover now