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ᴍᴀʀᴄᴀ ᴅᴇ ᴍᴀᴛʀɪᴍᴏɴɪᴏ

Al salir de la ciudad los guardias usaron un pergamino de teletransportación para llegar al reino de Cosset, esa era la primera vez que Jeongin usaban la magia de teletransportación, él se sintió mareado y como si todo su cuerpo fuera destruido y vuelto a armar.

Cuando los guardias abrieron la puerta del carruaje diciéndole
que ya habían llegado encontraron al joven príncipe jadeando
de dolor, ellos no le preguntaron si alguna vez había viajado usando pergaminos de teletransportación, pero ellos habían dado por sentado de que lo había hecho ya que se trataba de un príncipe.

La primera vez que se viajaba con los pergaminos de teletransportación podía ser muy cansado, pero nunca escucharon que fuera doloroso, ellos pensaron que él príncipe estaba fingiendo y lo ignoraron.

—Por favor baje príncipe, no haga esperar a su majestad el rey.

Ellos lo obligaron a salir del carruaje aun cuando Jeongin apenas y podía mantenerse en pie, cansado y adolorido el caminó casi arrastrándose.

Ellos lo llevaron a un enorme templo, Jeongin camino sin detenerse, cada paso resultaba doloroso y agotador, cuando entraron al
templo el vio que estaba decorado hermosamente con flores, el lugar estaba lleno de gente y en el fondo había una enorme estatua de Juno, diosa del matrimonio, los guardias le dijeron que
caminara sin detenerse, en el altar junto a la estatua había un hombre, Jeongin tenía su vista borrosa y hasta que no estuvo lo suficientemente cerca no pudo distinguir las facciones de aquel hombre.

Él era alto, de hombros ancho y músculos apretados tenía el cabello negro y unos hermosos ojos verde esmeralda, entre más
se acercaba más grande le parecía aquel hombre a Jeongin.

Él tenía una expresión de desagradó en su rostro que no se molestó en ocultar.

Él debe ser el novio, pensó Jeongin, eso significaba que esa era su boda.

El caminó hasta quedar frente al rey de Cosset, Hwang Hyunjin.
Jeongin no se inclinó haciendo ninguna reverencia, tampoco habló con palabras dulces solo dijo.
—Hola— Sus palabras fueron cortantes, no mostraron ningún sentimiento,
ni dolor, ni rabia, ni temor, tampoco hubo odio, sus palabras sonaron vacías.

El rey frunció el ceño, molesto de que el fuera tan insolente, que lo despreciará de esa manera delante de todos como diciendo.

No me inclinaré ante ti, no mereces mis respetos.

Lo que el rey no sabía era que Jeongin no tenía la menor idea sobre la etiqueta que debía mostrar en presencia de alguien con un alto
cargo ya que él nunca había recibido tal educación.

El rey extendió su mano, molesto al tener que tocar al hijo de su enemigo jurado; Hyunjin quería acabar con esa situación lo más pronto posible, así que acortó la ceremonia y dijo.

—Frente a la diosa Juno uno mi vida a ti, a partir de hoy seremos marido y consorte.

Jeongin no dijo nada, simplemente se quedó en silencio sin saber que hacer, ni que decir.
—Bebe— le dijo el rey y le dio una copa de vino

Jeongin hizo los que él le mandó, él rey hizo lo mismo, después puso la copa en una mesa y con una daga que había en la mesa se hizo un pequeño corte derramando sangre sobre un pergamino y le dijo a Jeongin que hiciera lo mismo.

cuándo la sangre de los dos se mezcló, el pergamino brillo y una marca apareció en la mano izquierda de Jeongin y de mano izquierda de Hyunjin.

Era una marca que los unía como pareja, la marca no podía borrarse y el único momento en el que desaparecía era el momento en el que uno de los dos moría, liberando al otro de su compromiso, de su juramento delante de la diosa.

Jeongin miro la marca en su mano, era como un tatuaje de un color dorado brillante como el oro que resaltaba en su blanca piel.

—Ahora eres mi esposo, esperó que te comportes como tal— Le dijo.

El rey no lo beso, ni tomó su mano, se suponía que debía hacer esas dos cosas, pero él decidió omitirlo, el sabía lo que eso significaba," aunque seas mi esposo no te trataré como tal".

En ese momento Jeongin hizo una pequeña reverencia y le dijo.
—Estaré a su cuidado de ahora en adelante.

Hyunjin molesto camino hacia la salida, Jeongin lo siguió en
silencio mientras todas las miradas llenas de odio se
concentraban en el.

Hyunjin se subió al carruaje que los estaba esperando en la entrada, Jeongin se quedó de pie frente al carruaje, Hyunjin le dijo desde el interior del carruaje.
— ¿Acaso no piensas subir?

Jeongin subió al carruaje, el cochero se puso en marcha
inmediatamente.

Hyunjin cerró sus ojos, el solo verlo hacía que se pusiera furioso y quisiera tomar su delicado cuello entre sus manos y romperlo.

El reino de Cosset había sufrido mucho por culpa del rey de Laios, después de años de guerra un día el rey de Laios envió un mensajero pidiendo una tregua a través del lazo del matrimonio, el reino de Cosset había sufrido mucho por la guerra, al final no tuvo más opción que aceptar el matrimonio.

Cuando llegaron al palacio Hyunjin se bajó primero del
carruaje y le dijo a uno de los sirvientes que guiará al príncipe a su habitación.

No hubo banquetes, ni bailes por el matrimonio, eso fue algo que en vez de hacerlo sentir triste o enfadado hizo que Jeongin se sintiera aliviado ya que podía ir directamente a descansar, algo que deseaba profundamente ya que aún se sentía mal por el viaje.

Una sirvienta lo guío por los pasillos de aquel magnífico castillo y lo llevó a una habitación.

—Esta será su habitación, por favor no salga solo, si necesita algo tire de la cuerda que hay al lado de su cama y vendré de inmediato.

Jeongin miro la exquisita habitación que le habían dado, al parecer ahí también era un prisionero, aunque se alegró de que su prisión fuera más hermosa que la anterior, antes de que la sirvienta se fuera Jeongin le pidió que le trajera algo ligero para comer y una cesta de frutas.
La sirvienta asintió con la cabeza y se retiró.

Jeongin revisó la habitación era una habitación digna de un príncipe, después el se quitó el velo y los adornos de su cabello, los adornos eran pesados y le provocaron un fuerte dolor de cabeza, después intentó quitarse el traje, pero no podía hacerlo por su cuenta, debía esperar a que la sirvienta regresará para pedir su ayuda.
Sin nada más que hacer Jeongin se quitó los
incómodos zapatos que habían estado apretando sus pies y se tiro en la cama, era tan suave y mullida que sintió como si estuviera durmiendo sobre una nube.

El no recordaba haber tenido una cama tan blanda en toda su vida, el miro el techo de la habitación y pensó.
"Creo que tendré una buena vida en este lugar."

❝ꜰᴏʀɢᴏᴛᴛᴇɴ ʜᴜꜱʙᴀɴᴅ❞Where stories live. Discover now