La carta

1.3K 205 17
                                    

Hola Quacks.

Hoy no pude asistir a clases porque me dormí.

Espero que tu día vaya bien.

9:20 a.m.

Ese fue el mensaje que le llegó a mitad de clase.

Estaba más que acostumbrado a pasar los descansos junto a Luzu, le gustaba estar esos veinte minutos a su lado y ahora eso no podía ser ya que el muy pendejo se quedó dormido. 

El día se sintió muy lento y aburrido.

Además, durante todas las clases estuvo demasiado distraído, aunque, eso no era tanto una novedad porque de por si ya lo era, sin embargo, estaba más pérdido de lo usual y eso preocupó su amigo.

Cuando las clases finalizaron Rubius corrió hasta Quackity.

—Espera Quackity —lo detuvo cuando llegó junto a él hasta la entrada principal —por poco y te me escapas.

—No quiero ser mamón, pero ya sabes lo que voy a decirte —apuntó hacia la parada de en frente para darle una idea.

—Ay ya —se quejó —yo te llevo en mi moto para que ya dejes de llorar.

—Ay perro, si me lo hubieses dicho desde hace rato hasta con gusto y me quedo —sonrió como un niño bueno haciendo que el otro rodara los ojos.

—Solo así aceptas idiota, pero si fuera Luzu no necesito avisarte para que me esperes.

—Cállate pendejo —insultó —ya no hablemos de eso, ¿Para que me necesitas? debe ser algo importante como para que te ofrezcas a llevarme.

—Ni tanto, solo porque soy un buen amigo hago lo que hago.

Quackity estaba por preguntar, pero Rubius puso su dedo entre sus labios para que guarde silencio.

Extendió su mochila hacia Quackity quién enseguida lo sostuvo en brazos. Luego de abrirlo sacó un cuaderno, lo hojeo durante varios segundos hasta que encontró algo y lo agarró.

—¿Qué es eso? —preguntó con curiosidad.

—Espera, deja guardo mis cosas —dijo mientras acomodaba de nuevo sus cosas. Cuando colgó en su hombro nuevamente su mochila le dió la carta a Quackity —es tuya. Luzu le pidió a Vegetta que me la entregara para que así esta carta llegue a ti.

¿Qué rayos significaba eso?

—Ya veo —dijo inspeccionando el sobre de color café, que estaba sellada por una pegatina de corazón. Se le hizo tierno —es muy linda.

—Eh, no comiences a decir cursilerías por favor que me dan náuseas —fingió sentirse mal.

—Ni digas cabrón que tú eres igual con Vegetta.

—Claro que no —intentó defenderse.

—Por cierto ¿Cuándo van confirmar su relación? —preguntó —ya se tardaron bastante.

—Nunca —respondió inmediatamente —solo somos amigos, además no estás en posición para decirme eso porque tú y Luzu tampoco han confirmado que son novios. Ustedes son los que se están tardando.

—A diferencia tuya, nosotros dos ya nos hemos confesado. Pero, dudo que Luzu quiera ser mi novio luego de conocer a mi papá —lo decía por el incidente de la otra vez.

—Eso se escucha a chisme, cuenta.

—En mi casa te lo cuento todo, ya se está haciendo tarde, vámonos —lo jaló del brazo para ir hasta la motocicleta de su amigo.

Tenía confianza en su mejor amigo, pero aún sentía vergüenza por lo que pasó ese día. Si se lo contaba estaba muy seguro de que Rubius iba a reírse con demasiada fuerza y luego se burlaría de él por lo pendejo que era. Aunque, después le diría un montón de consejos. Lo quería a pesar de lo mamón que podía ser.

—¿Si me lo vas a contar, cierto?

—Claro que si.

Mientras Rubius intentaba encender la moto él se dispuso a observar una vez más el sobre que aún sostenía. Tenía tanta curiosidad por saber lo que decía y por más que intentó no abrirla al final lo hizo.

Al leer el primer párrafo del texto rio, ya imaginaba el drama que había escrito en la hoja.

—Vamos Quackity.

El llamado de Rubius hizo que volviera de sus pensamientos.

Antes de subirse a la moto guardo la carta en su mochila. Quería leerla a gusto en su casa.

Luzu siempre le causaba un remolino de emociones y sentimientos.

Incluso con solo una carta ponía su mundo de cabeza.

¡Pa, ya acepta a mi novio!Where stories live. Discover now