CAPÍTULO VII

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Dos semanas habían pasado.

Decidió dejar atrás el tema del evento, pues su esposo parecía querer ignorarlo y él se cansó de tratar de hablar de ello. Al menos, no volvió a ocurrir.

Eso, y que mañana era el cumpleaños de su esposo.

Se esforzó en hacer un pastel bonito para dos personas, y fue a comprar el reloj que él tanto había mencionado. Creyó que sería un buen detalle, pues, ¿quién no ama los pasteles y los regalos?

Así que apenas dieron las doce, irrumpió en su habitación de una patada y el pastel en mano.

No lo culpen, siempre había sido así con sus amigos, entonces su espíritu de celebración era bastante alto.

— ¡Feliz cumpleaños! —gritó— Perro apestoso, ya tienes veinticinco. —le sonrió a su marido.

— ¿Huh? —respondió el cumpleañero, con un ojo pegado. No entendiendo muy bien qué ocurría.

Sus padres no solían festejar, sólo le mandaban algún cheque y con eso que le alcanzara.

— Es tu cumpleaños, duh. Levántate, vamos a comer. Luego te vuelves a dormir. —rió.

— Sí... —asintió, tratando de abrir correctamente sus ojos.

El rubio traía dos bolsitas en sus brazos, una con dos platitos y cubiertos, y la otra con su regalo.

— Pide un deseo. Y que no sea en voz alta. —dijo al prender la velita.

Un buen cambio, por él.

En otras palabras, deseó mejorar quien era para poder ser digno de su esposo.

— Está rico... —sin querer, bostezó de vuelta— Lo siento. —rió.

— No pasa nada... —sonrió— Te traje esto también, es tu regalo. E-Espero te guste. Y perdón si no llamé a tus padres, no creo que les hubiese agradado la idea.

Tomando la bolsa, abrió rápidamente el regalo pues era un ansioso, y sus ojitos brillaron al ver que se trataba del costoso reloj que deseaba comprarse desde que salió.

No es que no le alcanzara, pero siempre priorizaba otras cosas y terminaba por no llevarlo.

— Muchas gracias. —sonrió, inclinándose para darle un beso en los labios, con dulzura.

Cosa de la que no se percató pues estaba muy ocupado colocándose aquella pieza.

En cambio, Jimin estaba sorprendido.

A pesar de llevar siete meses casados, ese era el segundo beso que se daban, pues el primero había sido en su boda.

— Muchas gracias, de vuelta, por el pastel y el reloj. Está precioso. —sonrió, dejando los platos, cubiertos, botellas de agua y demás sobre la mesa de luz.

Ya le estaba dando sueño de vuelta.

— No es nada. —sonrió— Bien, yo me voy-

— No, hoy no. —lo abrazó, dejándole recostado en su pecho— Duerme aquí, sólo quédate quietito. —sonrió.

Presionando el botón sobre su cama, la luz se apagó y él besó la cabellera del rubio.

Finalmente, ambos se durmieron abrazados.

-

Sin embargo, al mes siguiente, todo volvía a ser triste, tétrico, malo... Y Jimin ya no sabía cómo reaccionar.

Era su cumpleaños, y había planeado un día especial. Hasta incluyó a Jungkook en su día, pues pensó que querría ir.

Pero no, absolutamente nada. No es como que esperaba una reacción súper exagerada de su parte, pero al menos un oye, feliz cumpleaños, creía merecer.

FALLING IN LOVE - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora