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Aunque la vida no le había dado las cosas más fáciles, como a muchas otras personas pensaba Severus ya que algunos nacían en cuna de oro o de plata con la gratificante soluciones en el camino.

Mucha comida, mucho amor, muchos amigos, padres buenos, dinero para gastar diario muchas cosas que el no se daba el lujo, el nació en una cuna de madera, con padres trabajadores lo cual nos ponían en el margen de trabajar hasta conseguir lo que necesitába.

Cuando su padre se enteró que eran magos el con todo el valor del mundo resistió las adversidades y acepto lo que conlleva, trabajo les dio una buena vida, él con su madre vendían postres de hogar en hogar y les iba bien.

Habia gente tacaña pero aún así bajar sus monedas por una rebaja no era algo que su madre aceptara, si discutían era mejor irse y buscar otros clientes.

Su vida comenzó a progresar poco a poco, su cuna seguía siendo de madera, pero esta vez, brillaba como si fuera oro pulido. Su padre era viejo, muy viejo pero era un hombre que tenía resistencia y entrenaba mucho, tenía músculos grandes y podía hacer que su madre y el dieran vueltas por todo la sala. Era divertidisimo jugar así.

El problema llegó cuando la fábrica donde trabajaba su padre se incendió y con ellos muchas personas dentro mujeres y hombres que trabajaban allí, su madre que corría a ver el desastre se enteró que su padre seguía adentro, ella miró a Severus apenas de diez años y la fábrica

— Todo estará bien, Severus — y lo soltó corriendo hacia el interior, ese día su madera brillante como la cuna se volvió cenizas, perdió su felicidad en la que tanto trabajaron sus padres, perdió la felicidad y más que todo perdió a sus padres.

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—Vamos niños levántense!!! — Grito la mujer

Muchos pasos se escucharon, niños y niñas corrían después de ser levantados, a cepillarse y bañarse, fueron 20 niños menores de 18 años que estuvieron huérfanos después del accidente.

—Corre severus!!— la señora reía viéndolos moverse, era una buena mujer todos aunque sufriendo vieron que ella los aceptaba a todos.

—Si señora Carmen — el pequeño iba a salir de su habitación pero una lechuza golpeaba fuerte la ventana.

Se acerco con cautela y abrió la ventana de vidrio, la lechuza era realmente hermosa completamente café, con plumas amarillas apenas mostrándose  sus ojos eran completamente amarillos y quedo fascinado con ella. Hasta que lo mordió y en sus manos calló una cartera.

—Gracias — ríe bajito — revisaré luego esto.

Bajo corriendo la escalera a recibir su desayuno, los mayores comían casi corriendo aunque las tres mujeres en el lugar les pedían calma.

— Muchachos van a llegar temprano, y agradezcan al señor Robin por darles trabajo entendido

—Si señorita Carmen— muchos dijeron, corriendo en risas luego de dejar los platos bien organizados en el lava vajillas.

Horas después, de recibir sus clases, severus sacó sus monedas que su madre ahorró para sus estudios durante 3 años. Pero el sabía que tenía que economizar asique todo de segunda definitivamente no daría más dinero.

——

La profesora Minerva Mcgonagall se presentó al orfanato un día soleado las señoras de la residencia la esperaban mientras tomaban te y veían a los niños jugar, entre ellos severus. Todos corrían jugando fútbol.

Uno de los chicos soñadores que cuidaban decía que estaba formando su equipo de jugadores, no les quedaba de otra a los chiquitos que jugar aun así se divertían.

En ese momento, la mujer llegó ya conociéndose de años al ya ido a visitar a otros chicos con magia, su visita fue corta, informando a las mujeres y a severus quien ya sabía todo esto gracias a su madre.

—Imagino tu madre te dio dinero—

—Si, iré a comprar con el señor Edward fue estudiante suyo — el joven sonriente dijo, luego de minutos corrió hacia la puerta a seguir jugando.

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Su visita en el callejón Diagon fue corta, así como entro salió, no se detuvo hablar con nadie, compraron sus útiles su uniforme nuevo gracias al señor Edward quien dijo que necesitaba un uniforme nuevo y aunque se negó le compro varias prendas más.

Al parecer todo habían dado una moneda de sus mesadas y trabajos para que comprara uniforme de calidad aun que muchos pensaban que se dirigía a un colegio de élite y lejos de casa.

—Cuando sea muy rico les comprare lo que quiera — les dijo a los demás con cara decidida, las señoras se rieron

—Eso esperamos hermanito o te las verás con nosotros — le alborotaron el cabello largo a su preferencia y le jalaron las mejillas dejándolo todo rojo.

Esa noche era su despedida ya que pensaba regresar en diciembre 

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Clasifico en Slytherin y aunque era mestizo tenía todo el derecho de estar allí. Un chico Malfoy un año mayor que el se hizo su amigo.

Años después esa amistad perdurará décadas.

Severus Skin Where stories live. Discover now