Extra

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Gashira.

Observo la gran vista de la ciudad que me ofrecen los ventanales, aunque Kitakyushu no es una de mis ciudades favoritas es realmente hermosa, no es algo que se pueda negar. Aún con los árboles sin hojas y el lugar volviéndose blanco por la nieve es hermosa. Y es mi cede, mi reino.

Justo ahora debe estarse desatando un caos en la recaudación de fondos en New York. Pero eso no es lo importante, lo importante es la recompensa, lo que tendré después de lograr mi objetivo.

La tendré, no importa que tenga que hacer falle una vez, no lo haré una segunda vez.

La puerta de mi oficina se abre, el aroma a incienso y perfume caro inunda mis fosas nasales, una sonrisa inmediata se dibuja en mi rostro con sus pesados pasos. El rey ha llegado. Es el único que tiene más poder que yo en este sitio y el único que sin duda entra como si todo esto le perteneciera, aunque las cosas ciertamente son así, el es el rey de Japón.

El poder, la ley, la fuerza, la oscuridad.

Me giro quedando frente a el, sus ojos rasgados y oscuros como la noche, su cabello llega a sus cejas y el hoyuelo en su mejilla derecha se marca con la sonrisa que me dedica.

Ryō Yamazaki el Oyabun de la Yakuza. Se tomó el puesto de su padre cuando murió hace un poco más de cinco años, cuando fue asesinado por la mafia de New York, la ‘Ndrangheta. Al menos ese fue el reporte oficial que se le dio a los capos, pero pocos conocen la verdad, solo uno conoce el secreto tras la muerte del antiguo Oyabun.

Todos son testigos de lo despiadado que Ryō puede ser pero la crueldad y sadismo que demuestra al mundo es poco a lo que realmente es, una mera prueba de su retorcido ser.

—Estás feliz – habla impasible - ¿Buenas noticias?

—Al fin tendremos lo que hemos deseado.

—¿Está hecho?

—Aún no, espero la confirmación de tu primo. – informo – el se encargará de que todo salga bien.

—¿Estás seguro de esto? Sabes que no me importa quien sea, mientras nos de lo que necesitamos. Puede ser cualquier otra mujer. ¿Por qué ella?

—Es especial.

Las palabras abandonan mis labios antes de que pueda detenerlas, su ceja se alza y camino hacia el con pasos decididos. Acomodando la solapa de su traje.

—Especial – la palabra sale tan fina y llena de veneno que me apresuró a intentar arreglar esto.

—Sabes que la única razón por lo que la elegí es mi madre. Si cabello me recuerda a ella.

—No es la única pelirroja en el mundo.

—Pero si es la única pelirroja que hace alusión a su cabello, su carácter fuerte, fuerza mental, la sangre sádica que corre por sus venas, la lealtad que la marca y la suavidad la hace perfecta.

—¿Te gusta?

—No digas estupideces – respondo con una sonrisa fácil y convincente – Sabes que en toda mi vida he amado a una sola persona y la amare hasta la muerte. Y esa persona no es ella.

Una sonrisa ladina ilumina su rostro, su atractivo resalta sobre la mayoría de los hombres pero su belleza exterior es todo lo contrario a su interior, han podrido y defectuoso como yo.

Sus ojos oscuros fueron mi salvación en su momento, pero aunque llegó no lo hizo a tiempo si solo hubiese llegado una semana antes esto no estaría sucediendo, todo seguiría como nuestra juventud pero… no llego a tiempo para evitar que la pelirroja se clavara en mi mente volviéndose una enfermiza obsesión.

Sus ojos se oscurecen cuando me analizan con un fino detallé y no le gusta lo que ve, el tic en su mandíbula es una clara señal.

—Nos da lo que necesitamos y se muere, tienes eso claro ¿Cierto?

—¿Para que más la necesitaríamos? – cuestiono inocente.

Sus pasos son depredadores cuando me golpea contra la pared, sus dedos se clavan en mi mandíbula de forma dolorosa pero solo me pierdo en sus ojos oscuros y salvajes.

—Espero no pienses siquiera en albergarla en la mierda que tienes en el pecho por qué sino…

—¿Celoso, Aisuru? – (Aisuru = Amor)

—No juego, tan pronto como siquiera pienses en ella con otra intención que no sea la original, cuando pienses en ella como mujer te cortaré las bolas, la degollare, triturare y desaparecer antes de que puedas parpadear.

Su voz baja una octava volviéndose más peligra e incluso aterrador, pero a mí ya no me asusta jamás lo ha hecho y lo sabe bien. Así que sonrió cuando respondo:

—Pero a ti te gustan mis bolas, Aisuru.

—No cuando piensas meterselas a otra.

—¿Quieres que te recuerde a quien pertenecen? Lo haré

Con un movimiento rápido lo giro haciendo que coloque sus manos sobre el cristal del escritorio, baja su cinturón mientras hago lo mismo con el mío, tal vez el quiera deshacerse inmediatamente de ella pero yo no la dejaré ir tan fácil, no pienso soltarla jamás, lo único suficientemente fuerte para ello es la muerte.

Así que se lo demuestro, le demuestro una vez más contra el escritorio que no importa que yo esté en las sombras y el de la cara, no importa que el sea el Oyabun y yo solo sea su mano derecha secreta por qué siempre terminará así, justo de esta forma.

Con las manos apoyadas sobre una superficie, en cuatro, o con mi polla en su boca, por qué el es mío tanto como lo será ella, le guste o no.

—Momento de recordar de quien eres, Aisuru.

Golpeó tan fuerte que un gruñido abandona su garganta y no disminuyó el ritmo recordándole quien es, quien soy y que somos.

Espero leernos pronto.

Con amor.

Lonnie H.

❤️

Nota: la tardanza al subir capítulo se debe a que hubo un problema con mi cuenta de Wattpad pero afortunadamente ya se resolvió. Espero disfruten de estos capitulos como yo al igual de los que vienen.

Espero tener el próximo capítulo antes de terminar la semana, esperarlo.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2022 ⏰

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