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Acudí a Aizawa-san para que ayudara en la decisión de elegir con quién hacer mi pasantía y la respuesta que me dió, no me agradó para nada. Endeavor. Según él, Endeavor podría sacar todo mi potencial al ser un héroe tan ambicioso de poder, pero no pude aceptar después de lo que había pasado en el festival deportivo. Al final, Hawks se contactó conmigo y Tokoyami-kun, ambos elegimos hacer nuestra pasantia con él y aunque nuestros entrenamientos con el héroe alado fueron de distintos enfoques, ambos aprendimos lo suficiente.

Durante las pasantias no tuve tiempo de ver a mis amigos pero si hablamos por mensajes de vez en cuando, también visité a papá en el hospital un par de veces y cuando volvía a casa, el abuelo estaba ahí con la cena lista. Mamá tuvo que inscribir a Kitten en una escuela ya que no tenía tiempo para enseñarle ella misma así que ir por mi hermana después de clases pronto se convertiría en mi responsabilidad.

Estaba limpiando el campo de entrenamiento cuando vi aparecer esa cabellera rubia que ya no estaba tan alocada como siempre. Sonreí al reconocerlo.

— Hey. — Saludó Bakugo llegando junto a mí. — Es el primer día que logro encontrarte.

— ¿Qué le pasó a tu cabello? — Fue lo primero que salió de mi boca, él hizo una mueca molesta.

— No digas nada, maldita. — Gruñó como un animal y segundos después volvió a su estado neutral. — ¿Cómo estás?

— Mejor. — Confesé regalandole una pequeña sonrisa segura. — Las pasantías han ido excelente, pero en casa tengo el doble de trabajo como verás.

Bakugo examinó el lugar y frunció el labio inferior.

— ¿No se suponía que alguien se encargaba de la limpieza?

— Mamá canceló el contrato. — Murmuré dando por terminada mi labor del día. — El hospital se lleva casi todos los ingresos que tenemos, de todas formas mamá está buscando empleo y yo intento ayudar en lo que más puedo.

— Ya veo. — Contestó bajito y pensó por un buen rato en lo que diría. — ¿Puedo ayudar en algo?

Alcé una ceja, ¿En serio tenía a Bakugo Katsuki frente a mí diciendome eso?

— ¿En qué podrías ayudar? — Inquirí divertida, él se sonrojó y desvió la mirada. — No tienes que hacerlo, bestia, no te responsabilices por esto.

Volvió a pensar por un buen rato.

— Podrían dejarme entrenar aquí más seguido y limpiaría como paga. — Ofreció decidido.

Negué divertida.

— No. — Contesté. — No nos debes nada, Katsuki.

— Pero quiero hacerlo. — Masculló comenzando a molestarse.

— Está bien. — Cedí encogiendome de hombros. — Pero yo no soy la que debe aceptarlo, habla con mi madre.

— Lo haré. — Aseguró.

Volví a negar y lo guié hasta la casa, fuimos directamente a la cocina y le di un vaso de jugo, era extraño, de cierta forma sentí que ignoraba algo importante.

— ¿Y a qué viniste? — Pregunté dudosa.

— A verte. — Contestó sin más. — Vine un par de veces y no te encontré.

— He estado algo ocupada. — Admití abriendo el refrigerador para buscar algo qué comer. — Rayos, no tengo nada más para ofrecerte.

Bakugo analizó brevemente el refrigerador casi vacio y lo cerré, apenada.

— Vamos a comer afuera, yo invito.

Quise negarme pero mi estómago se adelantó. Sentí que todo mi rostro enrojeció y Bakugo soltó una risita irónica.

— Bien.

Busqué mis cosas y noté una nueva notificación en mi teléfono, era un mensaje de Kirishima recordandome lo mucho que me apreciaba. Sonreí enternecida. Salí de casa y ahí estaba Bakugo esperándome, le sonreí, pero me detuve a medio camino cuando extendió su mano hacia mí.

— ¿Qué? — Soltó confundido, aún sin bajar su mano.

Miré su mano y lo miré a él, de pronto todo mi cuerpo se tensó, no quería arruinarlo.

— ¿Qué haces? — Le pregunté, cautelosa.

— Quiero tomar tu mano, ¿Qué hay de malo en eso, idiota?

Negué.

— No tienes porqué hacerlo.

— Quiero hacerlo. — Resopló, comenzaba a molestarse.

— ¿Por qué?

Bakugo respiró hondo, se notaba que ya había perdido completamente la paciencia y no quería atacarme como lo haría con normalidad.

— Porque me agrada, maldición.

Reí nerviosa, ahí estaba lo importante que olvidaba. Bakugo, al parecer, comenzaba a generar otro tipo de sentimientos por mí y era bastante obvio.

— No lo haré. — Me negué otra vez. — No voy a alimentar sentimientos que no correspondo ¿De acuerdo?

Quizás mentí, no lo supe muy bien en ese momento, pero tenía miedo de conseguir lo que mis padres querían para mí. Bakugo metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y bajó la mirada, quizás pensando en cómo me asesinaría por lo que dije.

— Sí, tienes razón. — Murmuró volviendo a mirarme. — Ya vamonos, también tengo hambre.

Sentí mi corazón ablandarse, era increíble cómo ese chico explosivo se había adaptado a mi vida y a mí. Volví a sonreír intentando aligerar el ambiente.

— No te lo tomes mal, por favor. — Le pedí, él rodó los ojos. — Sabes lo que pienso al respecto.

— Sí y es una mierda, ya vamonos.

Asentí apenada. Caminamos en silencio hasta que encontramos una cafetería decente, según él, y entramos para tomar asiento. De repente sentí que no merecía a ese chico frente a mí.

— ¿Qué pedirás tú? — Pregunté para hacer plática.

— Mmm, quizás un sándwich o un trozo de pastel, no sé, no decido aún. — Murmuró mientras leía la carta del menú, la ojeó un buen rato y alzó la vista. — ¿Qué hay de ti?

— Si pides el sándwich, yo pediré el pastel y podemos compartir.

Sonrió de lado, de acuerdo con el plan.

— Bien.

Él pidió lo acordado y sumó un par de té helados, dejó la carta a un lado y se concentró en mí.

— ¿Qué? — Dije cuando lo noté.

— Te ves mejor. — Comentó como si nada, me gustaba el hecho de que se mostrara más abierto a decir lo que pensaba cuando estaba a solas conmigo. — ¿Lo estás?

Asentí.

— He estado entrenando bastante, el abuelo cree que pronto podré obtener un 10% más del poder de papá. — Hablé sin poder detenerme, desde la pasantía me emocionaba el que pudiera hacerme más fuerte. — Ya quiero volver a patearte el trasero.

Bakugo soltó una risita sin gracia, mostrando una vez más esa mirada sedienta de poder y sangre.

— Eso ya lo veremos, fastidiosa. Yo también he entrenado mucho para vencerte a ti y cualquiera que se atraviese en mi camino.

Reí con ganas, me sentía tan libre junto a él, tan tranquila y en paz. Debí suponer que en algún momento caería rendida a sus pies aunque no quisiese aceptarlo nunca.

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Hola
Siento que es un capítulo muy ñeh pero hace mucho que no publicaba nada por aquí.

Besos desde Xile

Les quiere

ByMimotoki

Hanako Kaze [Boku no hero academia]Where stories live. Discover now