Festín de Bienvenida

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Advertencia; Este capitulo podría ser indigesto para algunos lectores en diferentes sentidos, y  si estas comiendo algo, por favor lee más tarde. 

(Ver. Censurada.)



005

"La marea de sangre instintivamente vuela con el viento de los verdes ― Instintivamente vuela hacia las praderas estériles"



Días atrás, Rhaena le había rogado a su hermana que no se fuera, la siguió durante mucho tiempo tratando de convencerla, y queriendo tranquilizarla, hasta las afueras de la ciudad, luego se asusto al ver que su dragona le esperaba mientras devoraba una cabra, no supo como logró sacarla de pozo dragón sin que levantara sospechas.

En medio de la noche, sería difícil que notaran un dragón en el cielo, no seria tan sospechoso.

Cansada Rhaena de no ser escuchada, le agarró del brazo a manera de protesta. — ¿A donde es que irás?, es peligroso, madre no querría que actuaras de esta forma, se que estas enojada y ...

— Madre esta muerta. — rechistó devolviendo una mirada mordaz a su hermana. — Este nunca ha sido nuestro hogar, y ya no queda nada en Driftmark para nosotras, quedarse aquí no es diferente a estar en un calabozo, ¿Has visto a nuestro primo?, está al borde del colapso, no quiero tener que hacerle lo mismo a quien sea que me hayan prometido y encerrarlo en estos muros de piedras. — negó y pestañeó unas veces suspirando con tristeza. — Nuestro hogar, en Pentos, esa es la casa que madre amaba a pesar de querer volver a Driftmark, ese es el lugar donde crecimos, no pertenecemos aquí. Los conflictos por la corona no son nuestros, si nos quedamos más tiempo tarde o temprano uno de nosotros morirá y no me quedaré aquí para verlo.

— No lo veas de esa forma, no hay manera de que todo lo que dices ocurra, padre nunca dejaría que una guerra se alzara sobre nuestras cabezas, solo estas cansada, debes regresar a la cama, regresa conmigo, Baela, por favor, te lo suplico. — por un momento, Baela sintió pena por su hermana, entrelazó sus manos con las de ella, y también se acercó lo suficiente para pegar su frente con la de Rhaena.

— Juntas, ven conmigo. Volvamos juntas a casa. — susurró, sin saber, que aquella decisión tan imprudente como irracional, sería aquella, la que les robaría su brillante futuro.

A las pocas horas de haber arribado a Pentos faltando pocas horas para el amanecer, fueron traicionadas y atacadas por la persona que debió haber sido su anfitrión. Ambas intentaron huir de las lanzas, el fuego y las flechas, sin éxito alguno. Una vez que emprendieron un apresurado y entorpecido vuelo, una lluvia de flechas llameantes las acechó, y se sabe que podrían haberse salvado, de no haber sido por una gruesa y veloz flecha extraña que voló desde tierra como un rayo siniestro emergido, de la nada, desde uno de los techos de uno de las edificaciones.

Baela jura haber escuchado el sonido de la ballesta al dispararles, incrustándose dolorosamente debajo del ala de MoonDancer con una precisión aterradora. La dragona cayó junto con las princesas, rodaron y se embarraron en la tierra y la piedra con un estruendo, hasta colisionar con una columna de enormes rocales.

Desorientadas por la caída, las princesas habían sido expulsadas en el impacto a un costado de la dragona, aquella que gemía atormentada cada que movía los brazos largos de sus heridas alas sin poder levantarse. Rhaena, quien había recuperado primero la movilidad, arrastrando los pasos, divisó a su hermana junto a la cola sangrante de MoonDancer, la mitad de las escamas se le habían arrancado al haber derrapado tan fuertemente, y fue gracias a que la dragona recibió la mayor parte del impacto con su cuerpo que las princesas todavía eran capaces de llevar algo de aire a sus pulmones.

Albie Bamves - (Lucemond- Jacegon)Where stories live. Discover now