4. Rescate no tan bien planeado

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Salieron momentos después de que me sentara en la banqueta pasos apresurados. Junto a ellos venían los dueños de las piernas, en diferentes grados de confusión y miedo. La primera en verme, como no, fue Dayana, que con una fuerza descomunal por la adrenalina aunada a mi debilidad me levantó y me chocó contra la reja.

―¿Dónde está Kira? ¿Qué le has hecho?

La mire un poco ido. Antes mi vida era un continuo fastidio pero era llevadera, ahora me veía envuelto en un estilo de vida mucho más enérgico, por decirlo de alguna manera. El viento comenzó a arremolinarse rápido como alas de abeja y feroz como cuchillo. No podía hablar así que sólo adelanté el papel que había zafado de la pulsera sin ser 100 % consciente. Dayana lo tomó y lo leyó en voz alta. Se formó un silencio que rompió la primera Romynah.

―Yo la vi que salía de la casa y mientras Ezra y yo estábamos en la sala, por eso fue el primero en llegar. ―Le hubiera agradecido que me defendiera si no fuera porque no tenía ánimos de eso y porque la verdad no era exactamente así.

―¿Sola?―Oía pocas veces a Richard, que tenía la bandana bajada, y lo hacía porque le preocupaba Kira, su sobrina. ―Nadie debe salir solo, todos lo sabemos.

―¿Eso importa ahora? ―Romynah de nuevo.

―¿Qué vamos a hacer? ―Cristina comía dulces de caramelo mientras hablaba y no le entendía muy bien, pero sí lo suficiente para fulminarla con la mirada por tener que preguntar algo tan obvio.

―Vamos a ir por Kira, ¿qué más quieres hacer? ―No se inmutó con mi tono furioso, sino que se exaltó. Gruño y juro que iba a abalanzarse sobre mí, si no fuera porque Richard la detuvo.

―Cristina, cálmate. Ezra tiene razón, iremos por Kira.

―¿Qué pasa con lo de las visitas no numerosas? ―Romynah tenía más cara de feliz que de afligida, como o su tono sugería. ―Propongo que vayan unos tres, no es número muy grande y...

―Yo voy. ―Salió inmediatamente de mi boca. Que no me gustara mucho la idea de ir a buscar matones en medio de una guerra de intereses de poder no iba a dejar a Kira a su suerte. Ella era la mejor persona que me había topado en la vida y la traería de vuelta a su hogar.

―Yo también.

―Y yo.

Los otros dos voluntarios, que hablaron a la vez, fueron Richard y Dayana. Ella me miró como si yo fuese una peste, pero Richard no hiso más que observarme neutro unos segundos. Todo se sintió quebrado en trozos pequeños cuando se escapó una carcajada de la boca de Romynah. Todos volteamos a verla y se disculpó vagamente achacándole la culpa de su incoherencia a los nervios.

Estábamos en la dirección. Era un edificio de almacenes, concretamente había tres. Rápidamente decidimos qué hacer, o más bien lo hicimos sin decidirnos. Cada uno corrió a un almacén diferente en cuanto habíamos llegado y se empezó a oscurecer. Para mí era más que obvio que estaría en el del centro, así que corrí hacia allí. Era más rápido que los otros dos y se fueron a los almacenes a los flancos del que yo ya había llegado.

Por dentro parecía más grande que por fuera. Estaba construido para albergar objetos grandes, sin duda. Había  columnas de hierro y todo estaba cubierto de sombras, menos por la parte del fondo. No había revuelo, ni ruido, ni nada que delatara que ya me habían detectado. Decidí no andarme con rodeos y arrojé la mochila que llevaba conmigo a un lado.

Cerré los ojos, me concentré en lo que quería y lo forcé a salir. Cuando sentí recorrer el calor por mi cuerpo sabía que había pasado. Levanté el vuelo aunque no lo había hecho antes, podía hacerlo por un instinto. Me acerqué en un parpadeo y con mis garras cogí a dos sujetos, los alcé y arrojé contra un muro. ¿Que si estaba seguro de que eran "mis enemigos"? Claro, en una columna estaba Kira de frente atada de pies y manos a la misma; y los "vigilantes" tenían poses amenazadoras hacia con ella. Solté un chirrido de dolor cuando algo me obligó a azotar contra el suelo y mirar hacia el más joven de las personas que me veían amenazantes.

Por alguna razón no podía apartar mi vista de su visión. Era apenas algo mayor que yo pero tenía un aire de superioridad que me sacaría de quicio si no estuviéramos en la situación en la que estábamos. Era moreno, muy alto y su cabello se mantenía en puntas pequeñas y castañas. Pero lo captaba mi atención eran sus ojos, verdes, imposiblemente verdes como esmeraldas, del tipo de joyas que esperarías que tuviera como orbes una estatua de dragón labrada en oro y plata y recubierta de gemas. Eso es, lo que no me permitía dejar de verlo eran sus ojos.

―Así que tú eres Ezra, el chico que se convierte en un gran pájaro. ―A pesar de como hiso su comentario lo hizo de manera tan fría que si me pudiera mover hubiera tenido un escalofrío que me recorriera la columna.

―¡Ezra, no lo mires a los ojos!―El grito de Kira era desesperado y me fui a revolver a pesar de no poder hacerlo, casi logrando soltarme de lo que me amarraba. Hasta que el muchacho de ojos felinos se acercó a paso calmo, me miraba como un coleccionista a un objeto de su colección.

―Me gusta que en el último momento de conciencia total sepan quién soy y lo que pasará. Es fascinante cómo reacciona cada quien a la noticia. Mi nombre es Áyax, y a partir de ahora seré tu dueño y harás y sentirás como yo quiera.

Quise soltarme con más ímpetu, pero entonces podría jurar que sus ojos brillaron un poco, antes de que se me embotara el cerebro. Ya recordaba muy poco de mi vida, todo eran imágenes borrosas sin importancia. Lo único que importaba era que Áyax estaba ahí y yo haría lo que él quisiera.

―Libéralo. ―Ahora ya podía moverme, y aproveché para alzarme en toda mi envergadura. ―Voltea Ezra, seguro que reconoces a los invitados, recíbelos como se debe, mátalos.

Me giré obediente y vi a Dayana y Richard. Sabía sus nombres, los recordaba vagamente, y sin embargo no sentí nada. Sólo me alcé en vuelo y me arrojé sobre ellos tratando de ensartarlos en mis patas.


N/A

Siento haber tardado tanto en subir esta historia, tenía muchos compromisos que se juntaron y no se acababan (sí universidad, hablo de ti), si se animan a leerla espero para más tarde (en hora de personas normales, aunque yo no lo sea) creo que podría subir el final.

La senda del ave perdidaWhere stories live. Discover now