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Se fue.

Se la llevaron unos hombres.

Me dejó con estos tíos viejos de la ciudad que ni sé quiénes son.

Ella se fue con los ojos verdes y rojos como una monstrua. Se fue con los ojos secos. Se los secó con la manga del pulóver.

Yo también debo tener los ojos como una monstrua.
Ni me los seco porque ya sé que el agua no va a dejar de salir.

Me duele la panza y más arriba de la panza. Me duele cuando trago y se me caen los mocos.
Pero no me importa. Estoy llena de agua.

Me dejó en esta pieza.

Me dio este tigrecito.

Pero antes de dármelo le dio un beso. Dijo, "tomá". Dijo, "guardamelo hasta que vuelva".

Y yo no lo podía ni agarrar porque no quería que se la llevaran.

Me dijo que me van a venir a buscar mis abuelos. Que tengo que ser fuerte. Que ella va a volver.

Le pregunté cuándo. Cuándo va a volver. Pero me dijo, "no sé". Me dijo, "tengo que hacer unos trámites con estos señores".

No sé que es trámites.

¡No sé qué es trámites!

¿Y a quién le pregunto ahora que ella no está?

La tía vieja de la ciudad me trajo comida. Pero no como porque no me pasa. La tía me dijo que mañana temprano llegan los abuelos. Que si me duermo se me va a pasar el tiempo más rápido. Pero no me puedo dormir aunque haga fuerza y me apriete los ojos con las manos.

Cuando cierro los ojos me acuerdo de que los hombres entraron en casa y Pamina gritó y se fue a la pieza.

Nosotras nos quedamos con los hombres. A ella le pegaron en la cabeza y a mí me agarraron de un brazo.

Me dolió mucho y me puse a llorar.

Ella me agarró del otro brazo y gritó que me dejaran.

Los hombres le gritaron que si quería que me dejaran, que me preparara un bolso.

Tenían armas y nos querían matar.

Ella me llevó a la pieza, agarró el bolso verde, lo llenó de ropa, la Nati, el libro con capítulos del elefante y no sé qué cosas más porque yo lloraba.

Los hombres me agarraron otra vez del brazo y me dolió y grité y lloré más fuerte y ella gritó y los hombres nos dijeron que nos calláramos.

Uno que no gritaba me dijo que como era linda me dejaba llevarme algo especial.

Yo quería a Pamina y el hombre la agarró y nos fuimos.
Vinimos acá y subimos a esta pieza y ella me dio este tigrecito y me dijo, "tomá".

Y me dijo, "guardamelo hasta que vuelva".

Hace un montón que estoy en lo de los abuelos sin ella.

Vero está todos los días en el Jardín y no puedo jugar hasta que es de tarde.

La abuela viejita me enseña cosas todos los días. Me deja cocinar y me cuenta cuentos de la montaña y de los indios del Sur. Su papá era indio. No, no se decía indio. Se decía mapu y algo más... No me acuerdo.

No lloro más. Me sequé.

Adentro tengo algo que pincha.

Ella no volvió más.

Ahora le hablo a papá todo el tiempo.

El Mar y la SerpienteWhere stories live. Discover now