Capítulo 19: Un viaje al pasado

Začít od začátku
                                    

—Toc. Toc —anuncié en voz alta para hacerme oír. Traía las manos ocupadas, así que fue un alivio hallar la puerta abierta —. Dios, si esto fuera una novela aquí entraría un mariachi —le susurré a Andy que negó con una sonrisa.

Mueca que se transformó ante el gesto severo de su abuela que nos miró con el entrecejo fruncido. A mí también me hacía feliz verla.

—¿Qué haces aquí? Andy no me dijo que me venías, para prepararte algo —le reprochó, dándole un vistazo. El pobrecito pasó saliva nervioso. Reprimí una sonrisa divertida.

—No lo regañe, en realidad yo me invité sola —admití la culpa—. Un pajarito me contó que alguien está de cumpleaños.

—Bah, cumpleaños —repitió restándole importancia, tal como Andy predijo—, es solo un recordatorio de que estoy más cerca de la muerte —escupió pesimista.

Miré de ella a Andy, él solo se encogió de hombros. Era un caso difícil.

—Eso no es tan malo —reconocí—, piénselo: estará Dios, ángeles cantando increíbles canciones, piso de nubes y banquetes —describí como si estuviera vendiendo un paquete de vacaciones—. No sé usted, pero a mí me parece un buen escenario —alegué para ambos.

—Esta niña está loca —concluyó, pero estaba sonriendo.

Me alegró verla un poco más feliz.

—Andy y yo le hemos traído un pastel —anuncié mostrándoselo—. Bien, Andy lo pagó —admití—, pero yo lo cargué todo el camino así que también tengo mi mérito —dicté inflando el pecho de orgullo.

La abuela de Andy reparó por primera vez en el regalo, apreté mis labios para no sonreír por su expresión sorprendida.

—Lamento no poder ofrecerte nada más, no había preparado ninguna fiesta —se justificó apenada, sin saber qué decir.

—¿Sabe una cosa? Lo más maravilloso de las fiestas es que pueden improvisarse en cualquier momento —comenté pasando la mirada de uno a otro. Él sí sonrió, adelantando mi siguiente movimiento—. Lo primero que debe hacerse es lucir como la protagonista de la historia —remarqué con solemnidad. Coloqué el postre sobre la mesa antes de ofrecerle mi mano. Tenía una idea. Esperé me dieran la oportunidad de hacerla realidad—. ¿Qué le parece si la ayudo a ponerse guapa mientras Andy nos ayuda con la fiesta? —propuse.

La mujer dudó durante un largo rato, no la presioné, y quizás por eso valoré tanto cuando aceptó.

La mujer dudó durante un largo rato, no la presioné, y quizás por eso valoré tanto cuando aceptó

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

—Vaya, este vestido es hermoso —me admiré cuando lo encontré curioseando en su guardarropa. Lo saqué de ese escondite para estudiarlo a detalle. Era negro, a la altura de la rodilla, con una mangas cortas y unas flores rosas muy bonitas estampadas.

—Demasiado elegante para un simple cumpleaños —mencionó malhumorada ella, sentada a la cama.

Negué con una sonrisa, acercándome.

Un dulce y encantador dilemaKde žijí příběhy. Začni objevovat