Capítulo 19

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Miedo.

El corazón palpitando tan rápido que era capaz de sentir su propio pulso violento a través de todo su cuerpo, las manos temblorosas agitándose tan dolorosamente con el inexistente frío en ellas, sintiendo cada vello de su cuerpo erizarse en alerta al peligro. Todo podía pasar pero ni el mismo viento se atrevía a cambiar de dirección, y el silencio acompañado de la espera insaciable eran una tortura que solo incrementaba aquel temor palpable que la Diosa de cabellera blanca sentía en medio de todo y de nada a la vez 

Así es, este es el límite entre tu mundo y el suyo, aquella prueba innegable de que todo es posible. La vida, la muerte, el poder, el alma, la magia, tu propio miedo; todos son tan reales como tu mirada siguiendo éstas líneas

La barrera que separa lo humano de lo extraordinario, un lugar donde solo los seres divinos pueden cruzar, está tan alejado de todos pero al mismo tiempo está justo delante de ti 

No sabía cómo pero Frey había despertado en medio del desierto entre ambos mundos

Lo último que recuerda antes de despertar en este lugar es encontrarse corriendo, no sabe bien por qué o de qué, sus recuerdos parecen nublarse más cada vez que intenta explorarlos, y duele, la pérdida de memoria y el momento de inconciencia antes de su despertar agudizan un dolor intenso 

Toma su cabeza con ambas manos presionando fuertemente como último recurso para aliviar esa sensación, con su tacto nota un líquido espeso y cálido que se difumina entre su cabellera 

Baja su mano lentamente para observarla y notar el rojizo intenso de su sangre, esto la asusta tanto que por un momento olvida el dolor físico que se reemplaza por uno interno 

-- ¿Hola? -- llama débilmente a... la nada en realidad 

Volteó hacia todas las direcciones posibles pero no podía ver nada a excepción de ella misma, no había luz alguna que hiciera esto posible pero en el límite todo podía ser 

Sus pensamientos eran el único ruido que lograba percibir. Qué agonía 

Lentamente intentó pararse, solo entonces pudo darse cuenta de lo adolorido que estaba todo su cuerpo. Por primera vez pudo notar heridas y golpes en su pecho, espalda, piernas y brazos que no estaban sanando como deberían y que no sabía cómo pudo habérselos hecho 

No quiso perder el tiempo preguntándose cómo, lo más importante era buscar la manera de salir o más bien regresar

A paso lento y débil avanzó, si es que así se le puede decir, pues en el límite no existe allá o aquí

Este es un lugar del que ella había escuchado pero en el que jamás había estado por temor a las historias que se cuentan de él. Según muchos, divinidades poderosas y otras de rango bajo; en el límite suelen llevar a Dioses para ser asesinados ahí mismo, pues su deceso en este lugar no afectaría en gran magnitud a sus reinos o a la humanidad ya que lo que sucede en el límite en realidad no sucedió

En su desesperación se arrodilló y juntó sus manos lastimadas formando un capullo con ellas posándolas en su frente tratando de llamar por ayuda divina

-- Padre, soy tu hija, Amor -- murmuró con voz temblorosa -- Mi memoria es débil y mi cuerpo también, no sé cómo llegué aquí, o quién me trajo. Te suplico me ayudes con solo una grieta de luz que me guíe para poder regresar 

Sus ojos, aún cerrados no pudieron evitar que sus lágrimas se escurrieran por su tembloroso rostro 

-- Escúchame Padre, te lo suplico... 

Nada 

-- Él no podrá escucharte -- esa voz... -- Es más, nadie puede hacerlo si no se encuentra justo aquí, justo ahora 

el Amor de MorfeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora