Lucifer tiene un Nombre

27

Ashton:

—¿Ash, es enserio?

Sonrio y mis manos comienzan a temblar cuando veo el mismo periódico en la entrada de la sala.

—Si, puedes... ¿Puedes ofrecerme un vaso de agua?

—Pasa.—Me pide y cierra la puerta.—Ignora el desorden, aun sigo encontrando cosas.

Se dirige a la cocina y aprovecho que me da la espalda para tomar el periódico y arrojarlo al tacho.

Matt llena el vaso con agua y me lo entrega, me lo termino bebiendo todo de un sorbo y el se da cuenta de mi estado.

—¿Una crisis? Pensé que ya las habías superado.

—Estoy bien, Matt, yo... solo quería que supieras que me iré contigo.—Sonrio despacio.

—¿Y puedo preguntar la razón?

—Ya me creo capaz de hacerlo.

Me toma la mano, cubriéndome con su calidez.

—Estoy orgulloso de ti, de que lo superaras y ahora no vivas más con esto.. Ash, yo...

Lo beso.

Mis manos se aferran a su cuello y la boca de Matt se detiene unos segundos antes de devolverme la acción.

—Ashh...

—Por favor.—Le pido y me mira a los ojos.—Se que lo deseas tanto como yo...

El niega dudoso.—No quiero que... 

—No lo hare.—Le prometo.—Esta vez no.

Solo nos hemos acostado una vez, pero ahora me siento lista de que es lo que quiero.

Matt no pone más trabas y me levanta, llevándome a la habitación con el.

(***)

Sus manos me desvisten rápido y la habitación se llena de sus jadeos junto a los míos, la boca se desliza por mi piel desnuda y me aprieta con las manos, marcando sus dedos en ella.

—Lamento que no haya una cama.—Me dice sobre la boca cuando me separa las piernas. Ha puesto unas mantas debajo de nosotros.

—No hace falta.—Lo atraigo hacia mi y elevo mi muslo a su cadera.

Mi mente viaja hacia mi propósito y borro el rostro de Conrad, no pensare en mi deber ahora.

Matt me penetra dándome una sensación gloriosa, su boca me reclama y las caricias que me dan son algo que si puedo disfrutar y no fingir.

Gimo y araño su espalda, disfruto el sexo como debe ser, como siempre debió haber sido para mi, el sexo que no me deja llorando y no me encamina al baño a vomitar después de acabar.

El que no me hace sentir culpable.

—Ash...

—Me encanta, no te detengas.—Suplico.—Por favor, Matt...

Los ojos se me llenan de lagrimas, lagrimas de calidez, de felicidad y son las mejores que he sentido después de todo este tormento.

(***)