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Conrad:

Espero junto a la mesa del que debe ser su comedor y mantengo los ojos sobre el camino que recorre hasta la insignificante cocina al lado, Ashton abre los cajones del mueble de madera arriba de la cocina y se vuelve hacia mí con una botella de vino, coge dos vasos también y se detiene a mi lado.

—Tienes vino. —Digo mientras sirve.

—A veces me los traigo de Cabaré.

—¿Hurto?

Acaba con uno y sigue con el otro.

—Solo si queda entre nosotros.

Cierra la botella y ocupa el lugar junto a mí.

—Tal vez mi hogar no sea de tu agrado. —Mira hacia las paredes. —Pero el vino sigue siendo tan bueno como los tragos qué pides mientras me vigilas cada noche.

No la contradigo y su sonrisa vuelve a aparecer.

—¿Qué haremos esta noche? —Pregunta enseguida. —¿Solo nos sentaremos a beber vino lo que quede de esta?

—Quiero escuchar. —Me llevo el vaso a los labios y aun con dudas bebo el contenido hasta la mitad.

Ella vuelve a servirme.

—Todo de ti.

—¿A cambio me dirás todo de ti?

Elijo callar.

—No me parece justo.

—Quiero saberlo. —Insisto y mi mirada agranda su sonrisa. —Cuéntame de ti.

Ella se recuesta sobre la silla.

—¿A estas alturas no lo sabes todo ya?

Una sonrisa débil aparece en mi rostro. —Es más interesarlo escucharlo.



(***)



Ashton CasaBlancas.

26 años.

Sin padres.

Con un sueño de volverse cantante.

Suele meterse en problemas, lo que la llevo a una comisaría y encontró a un amigo, según citan sus palabras.

Amigo que la ayudo a obtener una residencia.

Y después todo es tan vago.

¿Me dormí? En qué momento, pero desperté en una cama que jamás tocaría al estar consiente, la cabeza me duele por la resaca y mi mayor sorpresa es encontrarla de pie frente a la cocina, con la mano en la surten y preparando huevos a la mexicana.

Hay pan de yema y chocolate en una taza sobre la mesa, también...

¿Enchiladas?

—¡Hola! —Una sonrisa brillante cruza sus labios.

La cabeza me da vueltas y no me queda de otra que tomar asiento frente a la mesa.

—Despiertas justo a tiempo.

Hago un esfuerzo para verla, Ashton se acerca a la mesa con el sarten y esparce los huevos a la mexicana sobre un plato vacío.

—¿Dónde dorm..

—Contigo.

Arqueo una ceja.

—¿Qué? Solo tengo una cama. —Encoge los hombros. —Y el único mueble que tengo no es muy cómodo como puedes notar. —Sigo su mirada al mueble, ella vuelve a encoger los hombros.

Lucifer tiene un NombreWhere stories live. Discover now