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Como pudo, cargando con los vasos de ponche, atravesó un mar de gente y salió al patio trasero, donde estaba la piscina. No fue una sorpresa encontrarla vacía, el clima estaba helado como para poder usarla, lo que no entendía era qué hacían ellos ahí cuando hacía un frío fatal y nada interesante por hacer.

Ahí estaban sentados sobre los camastros, bebiendo alcohol. Tweek iba disfrazado de diablo, mientras que Craig lo hacía de pastor; Clyde era un pirata y llevaba un ridículo peluche de perico sobre su hombro derecho.

Tenso, tomó una bocanada de aire y finalmente se acercó al grupo. Trató de ignorar las miradas curiosas del resto.

—Toma tu estúpido ponche —señaló Kyle de mala gana.

— ¿Perdón? Vaya, no sabía que los judíos eran tan terribles sirvientes —rió Cartman e hizo un ademán de rechazo al vaso de ponche —. Se dice "Su ponche, mi majestuoso rey".

En este momento el pelirrojo sentía una fuerte necesidad de romper los vasos de ponche con sus propias manos. La ira podría escaparse de él fácilmente. En su mirada esmeralda se podía observar como ya lo había matado de mil maneras diferentes al castaño. Pero no debía. Tenía que contener su enfado lo mejor que pudiera. Al final, sería más humillante chuparle las bolas que comportarse como una mucama ¿No?

—"Su estúpido ponche, mi majestuoso y obeso rey".

Giró sus ojos esmeraldas evitando tener contacto directo con él mientras mantenía su brazo estirado al sostener el vaso de ponche.

Observó de reojo como Clyde contenía su risa y golpeteaba el camastro en el que se encontraba sentado.

Estaba odiando tanto a Cartman en ese momento y el imbécil no se apresuraba a tomar el estúpido ponche.

—Mhhh, pienso que hay dos palabritas que sobran —sonrió el castaño alzando una ceja con la intención de provocarlo y hacer que se rindiera.

Apretó sus dientes —"Su ponche, mi majestuoso rey" —repitió el Kyle, que con solo pronunciar esas dos últimas palabras, sin un solo insulto de por medio, sentía que vomitaría en cualquier momento.

— ¡Así me gusta!

Cartman soltó una carcajada lleno de satisfacción y por fin se dignó a tomar el vaso de ponche.

El otro castaño disfrazado de pirata no pudo contener más la risa y se tiró por completo en el camastro riendo escandalosamente.

— ¿Qué crimen cometiste para tener que ser la sirvienta del gordo esta noche? —preguntó Craig inexpresivo como siempre.

—Una estúpida apuesta...

Una muy estúpida. Increíblemente estúpida ¿Por qué no pudo simplemente mantener la boca cerrada ese día? Se odiaba tanto.

—Pienso que el mandil es muy bonito, también uso uno parecido cuando preparo magdalenas ¡Ahg!  —comentó el rubio disfrazado de diablo con sus típicos tics.

Kyle se limitó a responder. Odiaba en este momento todo lo que llevaba puesto, cualquier comentario estaba lejos de sonar a un "halago". Suspiró cansado y dispuesto a irse. No pensaba quedarse más ahí a ser el hazme de reír de esos idiotas. Sin embargo, el obeso de Eric tiró ligeramente de su falda para evitar que siguiera su paso.

— ¿A dónde vas? —le cuestionó Cartman bebiendo de su ponche.

—A cualquier lugar donde no estés tú —gruñó el pelirrojo.

—De verdad que eres una mucama tan inútil —resopló Cartman —. Eres mi sirviente esta noche, te guste o no. Los sirvientes siempre deben de estar a un lado de sus amos por si necesitan algo ¿Captas? Judío estúpido.

Luna de Fresa Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz