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Me le quedo mirando parece estar absorta en sus pensamientos mientras come con una gran sonrisa en el rostro, quisiera que tocará el tema por más que se me haga difícil de responder, acerco un poco de arroz a mis labios y desvío la mirada para no parecer una acosadora, aprieto los labios contra los palillos y los mantengo ahí, no entiendo que es lo que me está pasando, me siento tan extraña, no puedo ni verla sin que mi corazón se acelere tal vez por lo que pasó, soy una tonta, es obvio que es por el beso que me encuentro en esta situación.

Su cabello corto y castaño es tan suave como me lo imaginé ya que siempre se mueve con el viento de una forma bastante adictiva de ver, algunos mechones cubren su rostro, puedo ver cómo se mueven un poco por encima de sus lentes, sacude un poco la cabeza y viene a comer como si nada, sus ojos se cierran levemente cuando mastica y vuelve a sonreír, no se por que le estoy prestando tanta atención, no es como que antes no haya sido así, pero ahora tengo la necesidad verla, no quiero que el beso sea un problema.

— te agradezco mucho que hayas hecho esto por mi —, su hoyuelo ahora es eso que no puedo borrar de mi cabeza, lo sigo viendo y me parece tan adorable que mi corazón late con fuerza, puedo escucharlo golpear como si está tratando de comunicarse,— para una universitaria como yo no es muy común comer este tipo de cosas —, asiento, la entiendo porque al principio solo comíamos ramen instantáneo, luego de que Sana se enfermó decidimos que debíamos preparar la comida aunque fuera algo sencillo, pero teníamos que hacerlo para cuidarnos. 

— el pollo frito y el ramen instantáneo te van a enfermar —, la señalo con la cuchara lo que le causa gracia, no me gustaría tener que acompaña al doctor para que le diga que está enferma,— me he dado cuenta que no tienes jugo, ni frutas —, parezco escandalizada pero es algo sumamente importante,— solo agua y algunas cervezas —, desvía la mirada y se muere levemente el labio inferior, parece estar avergonzada por lo que siento que no debería estar entrometiendome en su vida,— te comprare lo que necesitas en agradecimiento por dejarme dormir contigo en el sofá aún con el olor a alcohol que desprendo —, suelta una risita y se ahoga.

Cubre sus labios y es cuando me doy cuenta que aún cuando no los veo puedo sentirlos, sobre los míos, moviéndose con tanta lentitud que me ahoga, mi corazón se acelera nuevamente y siento que voy a perder la cabeza, no recuerdo desde cuándo comencé a verla como una de las personas más atractivas de mi entorno, tengo que dejar de pensar en eso, es algo incorrecto, no quiero romper la armonía que tiene el grupo ahora, debería dejar de pensar en el amor y todo lo que deriva de éste, porque si sigo confundire las cosas.

— fue un placer para mí tenerte entre mis fuertes brazos —, su voz cambia a la de un príncipe, ruedo los ojos y tomo un poco de agua,— cuidándote de todo mal que pudiera perturbar a usted bella princesa —, me le quedo viendo a los ojos, ese color profundo, ese marrón chocolate que me sumerge en su interior y me atrapa hace que me dé cuenta de que algo anda mal, más allá de su mala interpretación de un príncipe protector,— ¿tienes clases el lunes? —, ni siquiera recuerdo en qué día me encuentro, ya debería irme a casa, miro el reloj con cuidado, no quiero que crea que quiero escapar.

Pero es la verdad, necesito irme de aquí y pensar en lo que me está pasando, tal vez contarle a las chicas para que me ayuden porque ellas saben de esos temas,— si, creo que con la profesora Choi —, asiente, estudiamos lo mismo o bueno, diferentes ramas que van a un mismo destino, ¿soy yo o estoy tratando romantizar todo lo que tenga que ver con ella?, vuelvo a ver mi reloj y suspiro, de seguro las chicas van a creer otra cosa que no es por lo tarde que llegaré.

— te noto un poco...nerviosa —, su mano viaja por la mesa y llega a mi mano derecha, el roce de sus largos dedos en el dorso de mi temblorosa mano me lleva a un mundo desconocido, creo que me tome muy en serio lo del beso pero ella parece importale lo mismo que a mí me importa el grupo de chicos que siempre me molestan, no creo que no se de cuenta de que mis orejas están a punto de echar fuego, me siento tan avergonzada y extrañamente tímida que no se dónde meter la cabeza.

— es que creo que ya me tengo que ir porque se seguro las chicas... —, asiente y se levanta,— tú te quedas aquí, yo me iré para... —, no se como decirle que no quiero que me acompañe porque de seguro me van a molestar y prefiero ahorrarme el mal rato, se me queda mirando por unos instantes y suelta mi mano tan despacio que hasta nuevo un poco la mía para seguir sintiendo el roce.

— veo que eres muy sensible —, nos levantamos, me tomo el agua que quedaba en mi vaso mientras pienso en lo tonta que estoy siendo por irme sin haberle dicho lo que pasó, camino en silencio y me doy media vuelta.

— tomate las pastillas, trata de no exponerte al frío y... —, me detiene con su dedos en mis labios, bajo la mirada asustada y confundida, no entiendo que está haciendo.

— estamos en verano, ni siquiera sé cómo me enferme —, asiento y con cuidado quito su mano, seguimos caminando y al llegar a la puerta siento que debería quedarme, parece que hay algo que me está empujando hacia atrás pero no comprendo que es,— te agradezco mucho que hayas venido a cuidarme y todo eso, puede que yo sea muy reservada pero...el tiempo que pasé contigo en el desayuno fue...estuvo... —, su rostro denota confusión, siempre le ha costado expresarse,— muy bien y gracias nuevamente —, una parte de mi pensó que hablaría del beso.

Me siento un poco desanimada.

𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt