Me giré despacio hacia el lugar de donde había llegado esa voz, noté a alguien parado detrás de mí, lo miré con detalle y cuidadosamente desde los pies hasta su rostro. Era él. El chico al que quería que estuviera conmigo en ese momento estaba frente a mis ojos. No pude evitar volver a llorar. Las lágrimas volvieron a rodar por mi rostro, me puse de pie y rápidamente lo abracé con fuerza. Escondí mi rostro en su cuello, su aroma inundaba mi nariz. Me apreté a él, sus brazos rodearon mi cuerpo y una de sus manos acarició mi cabello.

— ¿Por qué lloras mi pequeña luciérnaga? ¿Te hicieron daño?

— No sabes lo tanto que necesitaba sentirte. Estos días no la he pasado bien, no te lo había dicho antes, te he estuve mintiendo las veces que me preguntabas por llamada cómo estaba, lo siento.

— Tranquila, no te preocupes por eso. Ya estoy aquí, no llores.

Estuvimos abrazados durante unos minutos hasta que dejé de llorar. El chico me separó de mí y me miró. En su iluminado rostro había una cálida sonrisa.

— Extrañaba ver tu lindo rostro. — acaricié su mejilla con las yemas de mis dedos. — Mi pequeño ángel.

Él tomó mi mano, la pegó a su tierno rostro. Los dos sonreímos para luego dejar varios besos sobre mi palma.

— Cuéntame, ¿Qué es lo que te tiene tan triste? ¿Hmm?

Desvié la mirada. Volví a sentirme melancólica. Separé mi mano de su rostro y di la vuelta mirando al mar. Unos segundos después lo miré de reojo, el chico estaba a mi lado. Mis ojos se toparon con los suyos, eran tan hermosos. ¡Dios! El chico era un sueño, el sueño de muchas, mi cordura y mi perdición.

— ¿Sabes? Pensé que todo sería como la primera vez que vine a Corea, allá en Seúl, nadie me conocía, nadie me juzgaría, solo sería un ser humano más en un lugar nuevo. — mi vista volvió al mar. — Pero no fue así. Desde que salieron esas imágenes en las noticias y algunas personas me reconocen, no duermo tranquila. Ahora me acosan, me señalan y dicen cosas feas solo porque estoy contigo. Pensé que todo sería mejor aquí en Busan, que todo acabaría, qué me olvidarían, pero no, es todo lo contrario, siguen señalándome, diciéndome cosas como que no debería de estar contigo, que no debes estar conmigo, que no debería de haber existido, que no...

— Hey, hey...— me tomó de las manos, estaba poniéndome algo histérica. Jimin me miró, parecía calmado y parecía querer transmitirme esa misma energía. — Tranquila. Entiendo perfectamente por lo que estás pasando, sabes que también vivo con eso. Lamento mucho todo lo que te está pasando, es mi culpa. Lo siento. Sabes que te amo, quiero lo mejor para ti, para los dos y quiero que esto... Lo nuestro siga existiendo, no quiero que te sigas sintiendo así, no hagas caso a lo que digan, ¿si? Me lo dijiste, me dijiste que tenía que importarme más las cosas que quería que los comentarios de los demás, ¿Lo recuerdas?

— Pero es que... Siento que ya no puedo más, solo un año y medio en Corea y ya quiero escapar.

— ¿Y dejarme aquí solo? ¿Sin tu amor, sin tu apoyo, sin tus ánimos, sin tus besos y buenos deseos que me dan la fuerza que necesito para seguir trabajando en mi vida y mis sueños? — su mirada empezó a notarse triste.

— Jimin, antes de mí ya habías salido adelante, con tu vida y con tus sueños. No necesitas de mí para seguir haciéndolo.

— Mérida, hay algo que quiero contarte y que nadie sabe. — lo miré atenta. — Los artistas, los famosos o cantantes no son todo lo que ves en las redes sociales, videos y demás, son muy diferentes. Ves que en todo lo que mencioné son perfectos, pero fuera de los escenarios son otra cosa, son quienes son realmente, personas con defectos, muchos defectos, dolidos, tristes, solos. No tienen a nadie en su vida más que su trabajo y poco tiempo libre, lo que la mayoría quiere hacer en ese poco tiempo libre es poder compartirlo con alguien. Pasar tiempo de calidad al lado de alguien que los entienda, que no los desprecie y que los quiera y acepte incondicionalmente. Lo que te quiero decir con todo esto, es que el poco tiempo que tengo libre y que antes lo mataba durmiendo, lo estoy pasando contigo, tú llegaste y desde un principio intentaste comprenderme, de aceptarme y de quererme. Y lo sigues haciendo, y es lo que más aprecio de ti, lo que amo.

Melodías del corazón || PJM Where stories live. Discover now