#SituacionesInesperadas

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Capítulo 1. 

Barbara se despertó muy temprano esa mañana, tenía todo ideado en una lista sobre algunas cosas que no había terminado y otras que quería iniciar. Se colocó ropa adecuada, peino su largo cabello en dos trenzas y relleno su botella de agua. Quedo preparada para salir a correr, no obstante, se dio cuenta que había tanta neblina que no se veía absolutamente nada, el tonto clima estaba conspirando sus planes. Suspiro, solo existía una cosa que podía hacer en esos momentos, y era volver a dormir.

Tres horas después de que las nubes se habían despejado, la pelirroja decidió volver a la cafetería que tanto le había fascinado, y la única que hasta el momento conocía. Se sintió tan confundida al no encontrar la cafetería donde se suponía que la había visto ayer, giro su cuerpo, resulto que se localizaba del otro lado de la calle. Rodo los ojos y se dio una palmada en la cabeza, aun no se memorizaba las calles. Miro a ambos lados antes de cruzar la calle y justo lo que supuso, ni una sola alma.

—Solo fue un golpe. ¡Uno chiquito! Esa máquina es la que esta defectuosa, no yo —. La chica ruda que vio antes estaba recargada en la pared del arcade, quejándose de lo injusto que era que no los dejaran volver entrar por culpa del accidente del día anterior. Por supuesto, el pelinegro le dio la razón, aunque su moretón dijera todo lo contrario, fue testigo de lo sucedido.

Mientras la joven Gordon esperaba el guisado que le había llamado la atención del menú observo su lista en la hoja de papel:

· Ordenar estudio

· Sacudir el polvo del sofá

· Descubrir como demonios arreglar la señal

· Abrir las cajas que sobran

· Buscar algún supermercado en el mapa

· Reparar el jarrón que "se cayó" accidentalmente

· Seleccionar una carrera para estudiar (nada urgente)

Entre otras más.

Dio un suspiro, uno pesado, eventualmente tomo la hoja de las esquinas y lo rompió por la mitad. Tenía motivación para hacer nada.

El mesero, es decir, Barry se percató de ello, la observo, se veía mal, y cada vez que alguien se veía así en su guardia, tenía el deber de hacerlos sentir mejor, ese era su trabajo, bueno uno de ellos, endulzaría su vida. Fue a con ella después de entregar un par de pedidos, recogió los pedazos y se los devolvió.

—Creo que esto es tuyo —. Barbara alzo la mirada e hizo a un lado la lista destruida.

—Quédatelo. No, quiero decir, sí, gracias.

—¿Estas bien? —Se sentó al frente de ella.

—Sí, ¿por qué lo dices? —Pregunto un poco confusa.

—No te ves bien. —Su respuesta le llego como un balde de agua fría, ¿se veía tan mal?

—Solo estoy cansada, pero estoy bien, créeme. —Expresó con una media sonrisa y un pulgar arriba intentando convencerlo, sinceramente lo que dijo no era falso, se había quedado desvelándose. El chico entrecerró los ojos antes de levantarse y atender a los nuevos clientes que habían llegado.

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Caminando en línea recta por la carretera estaba establecida la estación de policía, donde el jefe de policía y su compañero contaban como base. Sus actividades ya eran rutinarias; llegaban, servían café, se comunicaban los anuncios del día y casi después emprendían su patrullaje matutino. Al regresar se quedaban limpiando (Hal) o resolver alguno que otro caso (Clark); así era siempre; simple, sencillo y sin nada de drama. Era.

AGAIN! (DCsuperherogirls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora