C A P I T O L O P R I M O

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Horas después la pelinegra estaba cansada de estar esperando, los esposos le habían dicho que estarían en la mansión a las nueve en punto ¡Pero no! Ya eran las once y ellos nada que llegaban.

Lo que más odia Aleesha son las personas impuntuales e irresponsables, movía su pie para calmar sus ganas de agarrar algo y tirarlo para calmarse. Estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el timbre sonó por segunda vez.

Se levantó furiosa a abrir la puerta y al hacerlo tensó su cuerpo cuando un niño saltó sobre ella abrazándola con fuerza. Sintió asco al ser abrazada por el niño por lo que puso sus manos en sus hombros alejándolo de ella con rapidez mostrando su disgusto por el contacto físico.

- Lo siento señorita, solo... ¡Me emocione mucho!- sonrió antes irse corriendo a dentro de la mansión para ver con sus propios ojos la mansión que sus padres habían alquilado.

Una mujer con una falda de tubo, una blusa metida por adentro y cabellos rubios se acercaba a pasos elegantes. A su lado un hombre con traje negro y detras de ellos un chico alto con jeans rasgados y una sudadera verde.

- Buenos días, disculpe la tardanza- se disculpo la mujer apenada por el retraso.

- Entremos de una vez y terminemos esto lo ante posible- dijo mirando a la pareja de pie a cabeza y se apartó de la puerta dejándolos entrar, una ves adentro vió como miraban la mansión con administración.

- Es muy bonita como lo supuse- dijo el hombre acariciando la mano de su esposa.

- Si la miran tanto, harán que este lugar se caiga a pedazos por su cursileria- dijo el hijo mayor de la pareja rodeando los ojos al ver a sus padres demostrandose amor.

- ¡Callate gruñon! Y disfruta de la vista de esta hermosa mansión- le dijo su hermano menor empujándolo para apartarlo de su camino.

Aleesha se encontraba apoyada en el marco de la entrada del living, miraba a cada integrante de la familia con cautela dandose cuenta que tan solo eran personas normales nada fuera de lo normal, respiro ondo y se acercó a la pareja, no quiera estar más en la mansión.

- Les dare la llave - les dijo dirigiéndose al sofá, agarró su mochila poniendosela, llevó su mano derecha al bolsillo de su pantalon sacando las llave de la mansión.

- ¡La habitación más grande es mía!- grito el niño mientra se dirigía al segundo piso corriendo seguido por su hermano mayor.

- ¡No corras Bruno, te puedes caer!- le regaño la mujer a su hijo.

- Dejalos Isabela, están emocionados por que viviremos por primera vez en una mansión tan grande como esta- le dijo el hombre para tranquilizar a la mujer.

La pelinegra se acercó a la pareja, estiro su mano entregándole las llaves al hombre.

- Son todas las llaves- explicó cuando los señores miraron las gran cantidad de llaves.

- Oh, muchas gracias- agradeció el hombre con una sonrisa amable.

- Ahora podrán quedarse nuestras familias sin incomodarnos por la cantidad de habitaciones que hay en esta mansión- le dijo la mujer a su esposo con una sonrisa.

El niño que había subido, bajaba corriendo por las escaleras.

-¡Mamá! ¡Papá! Hay tantas habitaciones que no se cual elegir- dijo el niño llegando donde sus padres mientra hacía un puchero.

- Ya habrá tiempo para escoger cual será tu habitación cariño, ahora hay que traer nuestras cosas y después elegiremos que habitación le pertenecerá a cada uno ¿Si?- dijo la mujer acariciando los cabellos de su hijo.

《 O S C U R I   S E C R E T I 》Onde histórias criam vida. Descubra agora