C A P I T O L O P R I M O

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Todas las noches era lo mismo por lo que siempre la abrazaba diciendole que todo estaría bien y que no le pasaría nada. Pero Aleesha sabía que eso era imposible cuando su cabeza se empeñaba en revivir todo lo que había pasado en italia. Llegó a tener pavor de pensar en que tendría que dormir en cualquier momento después del cansancio extremo de su cuerpo por no haber dormido en días pero con las pastillas para dormir que le daban todas las noches lograba concilear el sueño tranquila hasta que se lo prohibieron por que podría tener consecuencias muy grandes en ella y más cuando esta con medicamentos fuertes de por vida gracías a las enfermedades que padece.

Salió de la habitación y fué a la suya para bañarse y cambiarse. En dos horas estaría la nueva familia que había alquilado la mansión, al entrar a la habitación fué hacía el baño, se sacó la ropa interior quedando desnuda frente al espejo grande que había en el baño. Se miró y no sentío ninguna emoción o admiración al verse al espejo a pesar de tener un cuerpo soñados por muchas chicas caderas anchas abdomen plano y una cintura super delgadita y fina, trasero redondo y voluminoso, pechos medios grandes y firmes, pero lamentablemente con cicatrices no muy notorías pero aun así las marcas gritaban el sufrimiento de su piel y de todo lo que tuvo que pasar por tenerlas, miro la cicatriz que su padrastro le había hecho en su muslo izquierdo con un arma blanca.

Esa cicatriz que siempre le recordaría a él, cerró sus ojos con fuerza al recordar su asquerosa voz y palabras cuando le hizo aquella cicatrices.

- Guarderai quella cicatrice e ricorderai tutto quello che ti ho fatto oggi, e quello che ti farò se continui a disobbedirmi Alesia, perché tutto quello che è successo è colpa tua, solo tua, puttana del cazzo.

<< Mirarás esa cicatriz y recordarás todo lo que te hice hoy y lo que te haré si me sigues desobedienciendo Aleesía, por que todo lo que nos esta sucediendo es solo tu maldita culpa ¡Zorra!. >>

Nadie sabía que ella tenía aquella cicatrice en su pierna, ni tampoco las pequeñas cicatrices de su espalda y abdomen las ocultaba con la ropa para evitar que las vieran.

Sentía rabía de tan solo recordar lo que le sucedió cuando era tan solo una niña pura e inocente. Recuerdos que nunca en su vida olvidaría y superaría, siempre estarían hay para atormentarla día a día, años tras años hasta el día de su muerte, la cual Aleesha deseaba que sea muy pronto para descansar en paz tanto su cuerpo como su mente, si seguía en pie es por que buscaba un motivo por el cual darle sentido a su mundo oscuro y problemático y también por la promesa a la Sra.Olivia.

- Sei stato un maledetto errore, Aleesía- y hay estaba el recuerdo de las palabras de su madre diciéndole sin remordimiento, por que eso fue Aleesha para su madre un error por su estupidez de creer que tendría al hombre que amaba solo para ella al tener un decendiente para él.

<< Fuiste un maldito error, Aleesía. >>

Trago saliva suspirando tratando de no hacerle caso a los recuerdos y se dirigió a la ducha bañandose con agua fría como era costumbre. Salió del baño enrollada en una toalla, fue hacía su mochila sacando la ropa que se pondría. Se puso unas bragas y brasier de encaje de color negro, un pantalón de cuero negro pegado dejando admirar su trasero por el cual todos babean y soñaban por poseerlo, una mangalarga negra pegada a su figura, unos botines negro y su chaqueta de cuero negra. Terminó de vestirse y agarró su mochila donde estaban las cosas que le faltaba llevar a la nueva mansión donde viviría en San Francisco.

Salió de la habitación, bajó al primer piso para esperar en el living a la Familia Arboleda. Se sentó en el sofá cerrando los ojos esperando a que esa familia se digne a aparecer que ya llevaba tres minutos de retraso.

《 O S C U R I   S E C R E T I 》Where stories live. Discover now