Ella, el motivo

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Había pasado casi un año viviendo y trabajando en Suiza como maestro en una universidad, pero no tenía nada aquí que me retuviera, en cambio en Londres estaba mi madre, el padre de Ibbie y de vez en cuando Ailian iba de visita, ella seguía viviendo en Alemania, estaba a un año de graduarse de Licenciada en Derecho.

Ya había comprado el boleto de avión para regresarme, me encontraba esperando en una de las sillas. Pensaba en todo y en nada cuando una voz femenina sonó por el parlante del aeropuerto anunciando mi vuelo y la puerta a dónde debía dirigirme.

Tomé mi equipaje dirigiendome ahí.

Había personas yendo en la dirección contraría a mí, pero inevitablemente choqué con una chica de cabello cobrizo, casi rojizo, pero antes de que ella cayera al piso la tomé del brazo evitando su caída.

—Lo siento mucho. ¿Estás bien? —quise saber.

—Joder, me has tirado las pocas neuronas que me quedaban, estoy bien.

Me brindó una linda sonrisa y yo no pude evitar reírme por su comentario, la miré con diversión. Ella me regreso una mirada divertida, tenía unos ojos preciosos de color verde, eran grandes y unas pestañas tupidas.

—Entonces es una lástima.

Ella miró hacía donde la sostenía e hice lo mismo.

—Me alegra que me hayas alcanzado a agarrar, pero ya me puedes soltar, estoy libre de peligro.

Me aclaré la garganta, soltandola.

—Me llamó Lloyd ¿Cómo te llamas?

—Soy Avery, un gusto conocer a la persona que me salvó de comerme el piso.

—Que nombre tan inusual y lindo.

—Me lo suelen decir con frecuencia —tomó sus pertenencias planeando marcharse, pero se detuvo y volteó a verme con una sonrisa amigable—. ¿Quieres ir a tomar algo? Como podrás notar acabó de llegar y no conozco a nadie de por aquí.

Miré mi boleto de avión y luego a ella, ella comprendió.

—Oh, ¿Vas de salida? Es una pena porque pudimos haber sido muy buenos amigos y...

La interrumpí antes de que siguiera.

—Creo que puedo tomar el vuelo de la noche y darte el mejor tour por Suiza.

—¿De verdad? —asentí, las comisuras de sus labios se estiraron en una gran sonrisa—. En ese caso vamos a comer, muero de hambre. La comida del avión es un asco, no te la recomiendo a no ser que sea de primera clase, ahí a los ricachones les dan carne y vino, oh dios, algún día seré millonaria...

Quizá nuestro encuentro no era una casualidad, quizá ella era el motivo que necesitaba para quedarme, quizá solo era el destino o quizá Ibbie fue quien la puso en mi camino.

El cabello de Avery era muy llamativo, le llegaba a los hombros y era cobrizo casi rojizo, era bajita de estatura y de tez blanca. Físicamente muy atractiva, también tenía una facilidad para hablar y de cambiar de un tema a otro sin que te dieras cuenta, de forma inevitable te hacía sonreír y sentirte feliz solo con escucharla hablar de cada cosa o desgracia que le pasaba.

Íbamos caminado uno al lado del otro, cuando ella habló.

—¿Puedo preguntar por tu pulsera? Es muy linda.

Miré mi pulsera con la letra "I" colgando de ella.

—Fue regalo de una chica especial.

—¿De tu novia?

—No, nunca llegamos a serlo.

—¿Y que fueron, entonces?

—Humanos inestables, pero enamorados.

Por alguna extraña razón me sentía cómodo hablando de algo que incluía a Ibbie con ella, me transmitía tranquilidad y unas ganas incontrolables de abrirme sobre cualquier tema.

—¿Cuál es su nombre? Si puedo saber, claro.

—Su nombre era Ibbie, fue mi mejor amiga de la infancia.

Ella captó enseguida lo que trataba de decir, por lo que no hizo más preguntas al respecto. Me interrogó de absolutamente todo y debo admitir que yo hice lo mismo con ella, era tan transparente y sin filtro que me provocaba curiosidad, un poco despistada y decía cada cosa que se le ocurría, eso me gustó mucho de ella.

"Gracias Ibbie, gracias por todo".

It'll Be Okay, Lloyd ©| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora